lunes, 24 de febrero de 2014

XV-008 A cada quien su santo



A CADA QUIEN SU SANTO.

El título de nuestra meditación de hoy es tomado de una micro-novela de la televisión, hecha en México y que presenta diferentes casos de personas que tienen una devoción particular hacia algún santo y a él confían sus oraciones, para que les ayude a solucionar algún problema grave y que finalmente se arregla de forma milagrosa. En efecto, sabemos que muchas personas tienen predilección por algún santo a quien confían todas su peticiones, pero también existen santos a quienes la gente reconoce como “especialistas” en determinado tipo de problemas y así vemos por ejemplo que cuando a alguien se le pierde algo, le pide a San Antonio para que lo ayude a encontrarlo y en este caso podríamos decir que “A cada problema su santo”, lo cierto es que la devoción a los santos está siempre presente en los fieles católicos y es lo que llamamos “la comunión de los santos”, porque qué es la Iglesia sino la asamblea de todos los santos? Todos juntos en la Iglesia formamos un solo cuerpo, de manera que el bien de unos se comunica a todos los demás, teniendo siempre a Cristo por cabeza. “No lloréis, os seré más útil después de mi muerte y os ayudaré más eficazmente que durante mi vida” dijo moribundo a sus hermanos Santo Domingo de Guzmán.

En nuestra meditación anterior recomendábamos orar en los momentos difíciles que vive Venezuela y cerrábamos nuestra reflexión presentando a la Virgen María como modelo en la vida de oración, pero recordemos que ella es también una santa, la santa entre las santas, y que ella misma se nos ha presentado bajo diversas advocaciones para que sepamos que puede ayudarnos en los más diversos problemas que se nos puedan presentar en la vida. La Virgen es una sola, la doncella de Nazaret que dijo “si” al ángel del Señor y aceptó los designios de Dios para ser la Madre del Verbo Encarnado, la misma que lo alimentó con sus pechos y lo enseñó a dar sus primeros pasos, la misma que lo vio crecer en gracia y en sabiduría y que lo acompañó durante toda su vida en la tierra, hasta el pie de la cruz en el Monte Calvario, cuando entregó su vida por todos nosotros, por nuestra salvación. Ahora ella es Reina del Cielo y de la Tierra pero se acerca a nosotros, sus súbditos, con el deseo de enseñarnos como Madre buena que es y ayudarnos a salir adelante en medio de las vicisitudes.

En su sabiduría la Virgen se adelanta a los problemas y nos presenta la solución en el momento adecuado, fue así como en Marzo de 1976 la Virgen María se hizo presente en Finca Betania, situada en los Valles del Tuy a pocos kilómetros de Caracas, bajo la advocación de “María Virgen y Madre Reconciliadora de todos los Pueblos y Naciones” para mostrarnos la vía de la Reconciliación como el camino a transitar de su mano en los tiempos presentes, porque todos nuestros problemas vienen de la confrontación, del rencor y el odio, del egoísmo y del pecado, de las ansias de poder y dominación y de la toma de caminos extraviados que nos alejan de Dios, todo esto trae la división entre los hermanos, la violencia y la enemistad que es todo lo contrario de lo que Cristo vino a predicarnos que es la doctrina del amor y la caridad, la Virgen quiere que nos reconciliemos, primero con Dios y luego con nuestros hermanos.

Acudamos pues a María Reconciliadora, recemos el rosario, meditándolo con fe y deseo de conversión, para que nos ayude a conseguir el necesario clima de reconciliación entre los venezolanos, que nos alumbre el camino de la paz y de la armonía y podamos ser la tierra de gracia a la que el Señor nos ha destinado.

“Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.”

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.
 
Gustavo Carías.
 
Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca siempre.
 

miércoles, 19 de febrero de 2014

XV-007 Orar en momentos dificiles




ORAR EN MOMENTOS DIFÍCILES.

Para nadie son un secreto los momentos difíciles por los que atraviesa Venezuela, todos quisiéramos que se encontrara una solución que nos enrumbara por caminos de paz y no por los de la confrontación entre hermanos, para nosotros los católicos lo primero debe ser la oración, porque Dios está deseoso de que le pidamos, ya que como nos dice San Agustín: “La oración, sepámoslo o no,  es el encuentro entre la sed de Dios y la sed del hombre. Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de El.” Si Dios es nuestra fuerza, aquel que está con nosotros y en quien confiamos, nada más sensato que contarle nuestras preocupaciones y pedirle su ayuda, debemos por tanto orar en estos momentos difíciles.

Muchas veces escuchamos, tanto en la vida real como en la vida ficticia del cine y las novelas, la consabida frase: “Ya solo nos queda orar, hemos hecho todo lo humanamente posible.” Se considera a la oración como la última opción, cuando en realidad ha debido ser la primera, ya que si confiamos en la oración cuando ya no hay más nada que hacer, lo lógico es pensar que esa confianza tendría aún más apoyo si la hubiésemos practicado cuando si había cosas por hacer todavía y en ese caso no estaríamos pidiendo un milagro sino una ayuda por parte de Dios a la ciencia y a las personas que trataban de hacer algo.
Nos dice el catecismo que “La oración cristiana es una relación de Alianza entre Dios y el hombre en Cristo. Es acción de Dios y del hombre; brota del Espíritu Santo y de nosotros, dirigida por completo al Padre, en unión con la voluntad humana del Hijo de Dios hecho hombre.” (Cat 2564) Jesús vino al mundo para ganarse nuestra confianza y nuestro amor, para que perdiéramos ese miedo al Dios castigador que habíamos imaginado y para mostrarnos que su Padre es también Padre Nuestro y que nos ama y solo quiere nuestro bien y nuestra felicidad. Jesús pasó por el mundo haciendo el bien a todos, curando a los enfermos, resucitando a los muertos, haciendo ver a los ciegos, caminar a los paralíticos, oír a los sordos y aconsejando a todos el camino que debemos seguir para alcanzar las bienaventuranzas. Por tanto Jesús es nuestro amigo, nuestro hermano mayor, nuestro intercesor ante el Padre, en él debemos depositar nuestra confianza para sentirnos seguros a su lado y bajo su protección.

Jesús nos enseñó a orar, primero con su ejemplo, Jesús oraba antes de cada decisión importante, antes de cada milagro y en los momentos difíciles y cuando los apóstoles le pidieron que los enseñara a orar, les enseñó el Padre Nuestro que es una oración de alabanza y a la vez de petición por las necesidades básicas del hombre que son el alimento y el perdón de sus pecados

En María, la Madre de Jesús, encontramos el modelo perfecto de la vida de oración, ella nos acompaña en nuestras oraciones y nos ayuda a obtener de Jesús las gracias que necesitamos, decía Mons. Alvaro del Portillo, quien próximamente será beatificado, que: “María es la Madre Buena que tenemos en el cielo que nos obtiene tantas gracias de Dios”. A ella podemos acudir en el rezo del Santo Rosario y pedirle que nos alcance la ayuda de Jesús en los momentos difíciles, tal como lo hizo en las Bodas de Caná de Galilea con aquellos novios a quienes se les había terminado el vino, para que Dios se digne convertir los corazones de todos los venezolanos en corazones limpios como el cristal y dulces como la miel, en corazones que sean como el Corazón de Jesús.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Gustavo Carías.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y les acompañe siempre.

viernes, 14 de febrero de 2014

XV-006 La Tibieza, el enemigo silencioso.



LA TIBIEZA, EL ENEMIGO SILENCIOSO.

Así como al cáncer se le ha llamado “el enemigo silencioso”, porque es una enfermedad del cuerpo que avanza sin presentar síntomas visibles y solo cuando ya no hay vuelta atrás comienza a manifestarse, yo diría que en el terreno espiritual, la Tibieza es su equivalente para el alma, al principio parece inofensiva pero poco a poco va haciendo su trabajo y es capaz de llevarnos adonde nunca hubiésemos querido, la Tibieza es realmente el enemigo silencioso de nuestra alma, debemos detectarla y combatirla.

Pero qué es la Tibieza? Cómo podemos reconocerla? Y qué podemos hacer para combatirla? Sabemos que cuando algo está tibio es porque no está ni muy frío ni muy caliente, como decimos en criollo, no es ni fú ni fa, son esas posiciones de algunos católicos que demuestran indiferencia en las cosas que hacen, que se conforman con muy poco en la práctica de su religión que les basta con decir que creen en Dios y que van a misa los domingos, cuando hace buen tiempo, y que se jactan de decir que no cometen pecados mortales sino simples pecadillos veniales que para ellos no ameritan confesión ni arrepentimiento.

Tibieza es hacer con pereza las cosas de Dios y de ser posible buscar como evadirlas para estar más cómodo, por ejemplo si alguien propone rezar el rosario en familia, ponerse a hacer otra cosa y decir que se está ocupado, preferir las conversaciones banales a aquellas en las que se habla de las cosas de Dios, preferir un paseo al campo o a la playa antes que ir a misa, pasar por delante de una iglesia sin santiguarse o quitarse el sombrero o entrar en la iglesia y pasar por delante del sagrario sin hacer una reverencia al Santísimo Sacramento, la falta de oración diaria, el desinterés por los eventos religiosos.

Los primeros síntomas de la Tibieza son la flojera en la vida espiritual y la conformidad con el estado en que se encuentra nuestra alma, pensar que no es necesario mejorar, que no se requiere una renovación ni un impulso hacia adelante en búsqueda de la perfección y permitir que las pequeñas faltas en las que incurrimos a diario pasen sin molestarnos en lo más mínimo por corregirlas. Si evitas los pecados mortales quiere decir que quieres salvarte, pero dejas pasar con tranquilidad los pecados veniales que son como esas maripositas que van minando los jardines y acabando con las flores que los embellecen. Los pecados veniales hacen mucho daño al alma y debemos sentir dolor por ellos, dolor de corazón, porque con ellos estamos también ofendiendo a Dios y descuidando nuestra vida interior.

Examina tu vida actual, tus costumbres, tus actitudes ante las propuestas de la vida espiritual y detecta la tibieza que puede estar oculta sin que te hayas dado cuenta y comienza desde ya a combatirla, para ello cuentas con dos grandes aliados que te ayudarán, el Espíritu Santo y la Santísima Virgen, ruega al Espíritu Santo que riegue esa tierra seca que está rodeando tu alma y que la haga fértil y productiva y ama mucho a la Santísima Virgen que como Madre está dispuesta a darte la mano y llevarte por el camino que conduce a Jesús.

Ven Espíritu Santo, llena de gracia los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu divino amor. Amén.

Glorifiquen a Dios con sus vidas.
 
Gustavo Carías.
 
Que la paz de Cristo reine en tu corazón, te deseo un feliz fin de semana, no olvides el rezo del Rosario en Familia y la asistencia a la misa dominical.

miércoles, 12 de febrero de 2014

XV-005 Intercambios Betánicos




INTERCAMBIOS BETANICOS.

Las comunidades betánicas de diferentes países del mundo, creadas según los lineamientos señalados por la Sierva de Dios Maria Esperanza, han comenzado a tener intercambios personales en los días presentes, hace un par de semanas nos visitaron representantes de varias comunidades, de Perú, Estados Unidos, Alemania e Islas Cayman y actualmente una representación de Venezuela visita a la comunidad de Islas Cayman. ¿Qué son las Comunidades Betánicas? ¿Cómo fueron creadas? ¿Cuáles son sus objetivos?.

A comienzos de la década de los cincuenta, Maria Esperanza conoció a Mons. Juan José Bernal, Obispo de Ciudad Bolívar, quien llegó a ser uno de sus directores espirituales, él estaba asombrado por la capacidad que tenía ella de captar a las almas y expresó en una oportunidad que “Esta jovencita en solo ocho días ha reconquistado más almas en mi diócesis que lo que yo pude haber logrado en toda mi vida.” Después de las primeras apariciones de la Virgen María en Finca Betania, a finales de la década de los setenta, y observando la fidelidad del grupo de personas que acompañaban a Maria Esperanza en los rezos del Rosario y en las visitas a Finca Betania, Mons. Bernal le sugiere la creación de una fundación laica que trabajando al lado de la Iglesia se ocupara de llevar el mensaje de reconciliación que la Virgen vino a traer a Betania, es así como en abril de 1979 se funda la Asociación Civil Fundación Betania.

La Fundación que se inició con 130 miembros fue creciendo poco a poco y tenía sus reuniones frecuentemente en Finca Betania, haciendo retiros espirituales que duraban varios días o semanas, durante estos retiros y dado que en la finca no existían facilidades para albergar a tantas personas, los miembros de la Fundación llevaban sus carpas familiares y los utensilios más indispensables para preparar sus comidas campestres y compartir con todos sus hermanos, es así como va surgiendo la primera de las comunidades betánicas, alentados por las enseñanzas de María Esperanza, que no se limitaban a las cuestiones religiosas y espirituales sino también a las normas de convivencia para que el grupo viviera en armonía como si se tratara de una gran familia. La vidente de Betania decía que esta sería la primera de una serie de comunidades similares que se fundarían alrededor del mundo, en búsqueda de la convivencia entre los hombres, acercándose a los hermanos sin distingo de razas o de condición social para buscar el camino a Dios siguiendo el mandamiento nuevo que nos dejó Jesús del “amaos los unos a los otros”.

Estando aún en vida Maria Esperanza se inició la primera de estas comunidades en el exterior de Venezuela, mediante la colaboración y dedicación de la Hermana Margaret Sims, en la localidad de Medway, Massachusets, Estados Unidos, a la que se dio el nombre de Betania Dos, eso fue en el año 1997. Después del fallecimiento de Maria Esperanza ocurrido en el año 2004 y por la iniciativa del Padre Tim Bayerley, actual Vice-postulador de la causa de Beatificación de la Sierva de Dios, en 2008 se creó en la ciudad donde ella vivió sus últimos días, Long Beach Island, Nj., USA la tercera de las Betanias y ese mismo año aparecen las Betanias IV en Los Angeles, V en Miami, Vi en Buenos Aires y VII en Perú, hoy en día llegan a diecisiete las comunidades betánicas en todo el mundo, formando jóvenes en los valores y virtudes de la moral cristiana, sembrando la importancia de la unidad de la familia y la convivencia con los hermanos, enseñando las obras de misericordia y la práctica de los sacramentos, la lectura y la reflexión de las Sagradas Escrituras y la Vida de los Santos y el cumplimiento de todas las devociones que nos enseña nuestra Santa Madre Iglesia.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.
 
Gustavo Carías.
 
Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca por siempre.

lunes, 10 de febrero de 2014

XV-004 Escuchar a los demás es caridad y humildad



ESCUCHAR A LOS DEMÁS ES CARIDAD Y HUMILDAD.

Nuestro Ego nos lleva a pensar muchas veces que somos los dueños de la verdad, que nuestras palabras y opiniones son las únicas valederas y que por tanto es innecesario escuchar a los demás, pero no es así, Dios es el único que posee toda la verdad, nosotros somos seres incompletos que tendremos siempre algo que aprender de los otros pero que nos negamos a admitirlo por vanidad o por egoísmo, escuchar a los demás es a la vez una obra de caridad y un gesto de humildad.

Jesucristo conocía perfectamente las mentes y los pensamientos de los que le rodeaban, conocía su pasado, su presente y su futuro y sin embargo, con frecuencia los invitaba a hablar, a emitir opiniones y a contarle lo que les había sucedido. Por ejemplo, aquella vez que envió a los apóstoles a predicar la buena nueva del evangelio, cuando regresaron, a pesar de que sabía cómo les había ido en su misión, escuchó con paciencia todo lo que le contaron sobre lo sucedido y “lo que habían hecho y enseñado” (Mc 6, 30-34) durante su recorrido por los pueblos vecinos; en otra oportunidad les pregunta ¿Quién dice la gente que soy yo? Y ¿Ustedes quien dicen que soy yo?, a pesar de que él lo sabía muy bien, quería escucharlo de ellos, por eso debemos seguir el ejemplo de Nuestro Señor y más aún porque en nuestro caso nosotros no conocemos lo que están pensando los demás y nos damos a veces grandes sorpresas cuando los escuchamos.

Las personas necesitan ser escuchadas, así como lo necesitamos nosotros mismos, hacemos una obra de misericordia cuando callamos y escuchamos lo que los demás tienen que decirnos. Por ejemplo, nuestros padres y nuestros abuelos tienen muchos cuentos y anécdotas sobre su vida, algunas de ellas ya las hemos escuchado quizás más de una vez, pero sabemos cuánto disfrutan ellos contándolo y ¿qué nos cuesta darles ese momento de felicidad? Decirles: ¿Cómo es aquella historia de lo que te pasó cuando fuiste a aquel lugar? ¿Cómo fue que se conocieron tú y mi mamá? Cuéntamela otra vez que no la recuerdo bien. A lo mejor hay algún detalle en el que no habíamos reparado, o alguna enseñanza que podemos derivar de esa experiencia y a la vez que practicamos la caridad, aprendemos algo más de la vida. Y nosotros, como padres, debemos escuchar lo que nuestros hijos tienen que decirnos e invitarlos a hablar y a contarnos lo que les sucede a diario, solo así podemos prevenirlos y evitarles momentos difíciles en sus vidas.

Hay que saber callar, saber oír, siempre se aprende algo de los demás, cuando no estamos acostumbrados y comenzamos a practicar estas virtudes quizás nos cueste hacer un pequeño sacrificio al principio, sobreponernos a nuestra tendencia natural y someter nuestro ego con la fuerza de la caridad y la humildad, pero los frutos no se harán esperar, pronto sentiremos esa felicidad interior que nos da el haber hecho felices a los demás.

Dice San Josemaría: “La relativa y pobre felicidad del egoísta que se encierra en su torre de marfil, en su caparazón…, no es difícil conseguirla en este mundo. Pero la felicidad del egoísta no es duradera. ¿Vas a perder, por esa caricatura del cielo, la Felicidad de la Gloria que no tendrá fin?” Además, piensa en el futuro, llegará un momento en que “querrás que vivan contigo la caridad  que ahora no quieres vivir”.

Señor Dios Padre Todopoderoso! Enséñame y ayúdame a vivir la caridad y la humildad de saber escuchar a los demás, que sienta la fraternidad de Cristo y vea en todos a mis hermanos, te lo pido por el mismo Jesucristo Nuestro Señor que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos, Amén.
Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.
 
Gustavo Carías.
 
Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca siempre.