lunes, 30 de junio de 2008

IX-069 Sin pena ni gloria.


Un decir muy popular califica a las actuaciones mediocres con esas palabras "Sin pena ni gloria". Quisiera poder convencerles, como lo estoy yo, de que la vida es una gran prueba, Dios quiere ver de qué somos capaces con nuestra existencia, si somos capaces de trabajar duramente en la Misión que nos ha encomendado o si permanecemos indiferentes ante ella. Hay católicos y muchos, a quienes las cosas les entran por un oído y le salen por el otro, las cosas se las repiten de distintos modos, una y mil veces, y sin embargo no son capaces de inclinar la balanza a su favor. Cuando suena la última campanada de sus vidas se dan cuenta de que han vivido "Sin pena ni gloria".

Que triste es llegar a esta conclusión y precisamente cuando ya el reloj se ha parado y no se puede hacer más nada.

Jesús es muy claro en sus palabras, se da cuenta de que ni siquiera somos capaces de ponerle atención, ni tan siquiera estamos en disposición de escucharle. Por eso cuando alguien le pregunta ¿Cuál es el mandamiento más grande?, responde: "Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es un único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas. Y después viene este otro: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento más importante que estos." (Mc 12, 29-31).

Tenemos que "Escuchar" a Jesús, pero escuchar no significa simplemente oír o leer algo, significa poner atención y retener en nuestra mente lo leído para ponerlo en práctica en nuestra vida. Grabarlo en nuestro corazón como una impronta divina, para que del centro mismo de nuestro ser salga como una fuente para regar todo a su alrededor. Comenzando con el primer mandamiento que es el más importante de todos porque no nos está prohibiendo hacer algo o permitiendo hacer lo otro, sino que nos está dando una regla que involucra toda nuestra existencia ya que todo lo demás solamente tiene significado si cumplimos con ese amor a Dios, tal como nos lo pide el Señor.

Si amamos y tememos a Dios guardaremos todos sus mandamientos, todos los días de nuestra vida, los enseñaremos a nuestros hijos, hablaremos de ellos en nuestra casa, en el trabajo, en el colegio, en nuestros viajes, y cuando el Señor nos llame sentiremos la inmensa felicidad de haber cumplido con su palabra y de sentir que nuestra vida ha valido la pena vivirla.

Pidamos a la Santísima Virgen que interceda por nosotros, que abra nuestros oídos a la escucha de la palabra de Dios y que nos conduzca por los caminos que Jesús trazó en su evangelio de amor y de paz.

Diccionario Religioso:
Impronta Divina: Estampación de un sello perteneciente a Dios.

Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.

viernes, 27 de junio de 2008

IX-068 Meditaciones en Betania.


Betania es un lugar que llama a la meditación, por su tranquilidad, su paz, ese ambiente natural que se respira en sus diferentes áreas, nos habla de Dios, de la Creación, su obra maravillosa que se refleja en cada hoja de árbol, en cada flor, en cada pajarillo que canta alegre y revolotea libremente. ¿Cuántos miles de lugares como ese habrá en el mundo? Dios es creador de multitudes, así como creó las estrellas del cielo que son incontables, hizo también multitud de animales, de plantas y de seres humanos para habitar este planeta y quien sabe cuantos otros que no conocemos. Es posible que si, que haya muchos otros lugares similares, pero este de Betania tiene una singularidad y es que ha sido escogido por Dios para eventos muy especiales y de extraordinaria trascendencia, eso lo hace imponente en su simplicidad y grandioso en su pequeñez.

Nos viene a la mente la Aparición de la Santísima Virgen María en Betania, bajo la advocación de María Virgen y Madre Reconciliadora de todos los Pueblos y Naciones, ocurrida en Betania el 25 de Marzo de 1.976, día de la Anunciación. Dios escoge un lugar, lo bendice, lo santifica y escoge una fecha: el lugar es Betania, y la fecha es un día ya de por si grandioso, el día en que el Angel Gabriel anunció a María que sería la Madre del Redentor del Mundo. Para María es también su fecha más importante ya que como ella misma lo dice en su Magnificat: “Mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador, porque se fijó en su humilde esclava, y desde ahora todas las generaciones me llamarán feliz. El poderoso ha hecho grandes cosas por mi: ¡Santo es su Nombre!” (Lc 1, 47-49).

La alegría de María está reflejada en cada imagen de ella que vemos en Betania, con una sonrisa que refleja a la vez que su espíritu de humildad, esa voluntad fuerte de llevar adelante su misión, la de ayudar a todas esas generaciones que la llaman feliz y que confían en su maternidad universal, su maternidad de multitudes que emula multiplicidad de la creación.

La misericordia de Dios excede a todas las maldades de los hombres, por ello decidió en buena hora enviarnos a un Mesías, a quien anunció por medio de los profetas y entre millares de criaturas escogió a aquella que habría de llevarlo en su vientre y que le daría su sangre y lo revestiría de un cuerpo para que el Verbo de Dios pudiera habitar entre nosotros.

Gracias María por haber dicho que si al ángel, por haber tomado la decisión que salvaría a todo el género humano, bendita seas entre todas las mujeres. ¡Gloria a Dios!

Diccionario Religioso:
Salvación: (Del latín salvatio, acción y efecto de salvar o salvarse). Nombre dado en la doctrina católica a la consecución de la bienaventuranza eterna por la gracia y la misericordia de Dios, que mediante el sacrificio único y definitivo de Cristo ha llevado a cabo la redención del género humano.

Que la paz y la bendición de Dios lleguen a todos sus hogares, feliz fin de semana y no olviden la misa dominical y el rezo del Rosario en familia.

miércoles, 25 de junio de 2008

IX-067 Los sentimientos de culpa.


Cuando nos sentimos tristes, deprimidos, por algo que hemos hecho o dejado de hacer, cuando nos sentimos culpables y nuestra propia conciencia nos está señalando con un dedo invisible, pudiera ser que Dios nos está hablando a través de la conciencia y nos está llamando a reconstruir nuestra vida por medio del sacramento de la penitencia. Sin embargo, esos sentimientos pueden tener diferentes magnitudes y pueden ir más allá de una dimensión razonable, al punto de no dejarnos en paz y no dejarnos dormir por las noches, ni fijar la atención debida en nuestras ocupaciones. ¿Qué se puede hacer?


En el primer caso, si se tratara de que simplemente nos hemos dado cuenta que hicimos mal, que hemos actuado de espaldas a Dios, es claro que se trata de un sentimiento normal y que nuestra propia conciencia nos está llamando al botón y nos pide regresar al camino de Dios, debemos acudir a la confesión en busca de su perdón por su gran misericordia, ese perdón de Dios siempre va mucho más allá de cualquier pecado que hayamos cometido por lo que no podemos poner en duda que realmente se haya producido en nuestro caso y que la absolución nos debe conducir a la paz interior y al sosiego de nuestra alma.


Si los sentimientos de culpa aún persisten después de haber recibido la absolución, no se trata ya del aviso de Dios, sino de una culpa que hemos elaborado nosotros mismos, convirtiéndonos en nuestros propios jueces y distorsionando la realidad.


Hemos sido hechos a imagen y semejanza de Dios, es decir que tenemos memoria e imaginación, igual que el Padre, intelecto como el Hijo y voluntad como la del Espíritu Santo, somos por tanto capaces de sentir compasión y tener misericordia, de tener fe y humildad y somos capaces de amar. Todas estas cosas deben guardar un equilibrio entre si para que funcionemos adecuadamente. Si hemos cometido una falta, nuestra memoria nos lo recuerda y nos da el sentimiento de culpa que nos debe llevar de vuelta a Dios y tener su perdón para aquietar nuestro espíritu, esa es la forma como funciona correctamente, pero si se pierde el equilibrio y nuestro intelecto magnifica la culpa, desconfiamos del perdón de Dios y eso hace que nos sigamos sintiendo culpables.


Sentirnos culpables no nos conduce en modo alguno a la santidad, por el contrario nos aleja de ella porque significa una desconfianza en el amor y la misericordia del Señor que es infinita. Cuando nos sentimos exageradamente culpables es porque estamos actuando por nuestro propio criterio y no estamos escuchando la voz de Dios.


Debemos ser equilibrados, darnos cuenta de lo bueno y de lo malo, de lo correcto y de los errores, de los medios que Dios nos ha dado para superar las dificultades y enrumbar nuestra vida y poner toda nuestra confianza en El, que todo lo puede, no dejemos que nuestros errores nos aplasten, tenemos a Jesús que nos da la mano y que nos ayuda a levantarnos y a seguir sus pasos, no desconfiemos nunca de El.

Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.

miércoles, 18 de junio de 2008

IX-064 La Belleza y la Fuerza de la Oración.


Jesús nos enseña a orar, con su ejemplo, oraba todos los días al Padre, tanto en los momentos felices como en los momentos aciagos, para pedir y para dar, para rogar y para agradecer. Jesús nos dice como debemos orar, en nuestro cuarto, a puertas cerradas, a solas con Nuestro Padre del cielo, pero también en grupo cuando nos ponemos de acuerdo para hacer idénticas peticiones, también nos indica como no debemos hacerlo, no debemos hacerlo para que nos vean, ni para que crean que somos santos, no se trata de cubrir las apariencias. Y Jesús nos dice qué cosa debemos orar, nos enseña el Padre Nuestro, en el que primero alabamos al Padre, le adoramos y le deseamos, luego pedimos, lo esencial, el alimento, su perdón y su protección.

Dios nos pide oración, quiere que nosotros nos comuniquemos con El, que le expresemos nuestros sentimientos, que le mostremos nuestro agradecimiento por habernos creado, por insuflarnos la vida, por todo lo que ha creado para que nosotros seamos felices en la tierra y por todo lo que nos promete para la vida eterna, quiere también saber de nuestras angustias, de nuestras peticiones, de nuestra alegría y de nuestro dolor, porque El está atento, pendiente de nosotros, sólo tenemos que abrir nuestro corazón y acercarnos a El como niños que corren a los brazos del padre para llenarse de confianza y de fortaleza.

La oración es belleza porque es una flor que nuestro espíritu pone en el altar de la divinidad, cuando rezamos el Rosario a la Virgen Santísima estamos haciendo un ramillete de avemarías, adornadas con Padrenuestros y perfumadas con el aliento de nuestro corazón.

Cuando tenemos un dolor o una preocupación y la ponemos en nuestra oración estamos haciendo un bouquet de lágrimas y sollozos que llega con todos nuestros sentimientos hasta las puertas del cielo.

La oración frecuente es característica común a todos los santos, a la santidad se llega por el camino de la oración y la pureza espiritual se logra con el escudo protector de la oración. Por ello la oración es también fuerza, tanto para el espíritu como para nuestro cuerpo, porque Dios nos escucha y su respuesta es vida que se vierte sobre nuestra alma y sobre nuestro cuerpo.

Hagamos pues espacio suficiente en nuestro quehacer diario para dar cabida a la oración, para abrir nuestro corazón a Dios, mostrarle la belleza de nuestro amor y pedirle su fuerza para seguir adelante cobijados bajo su protección amorosa.

Diccionario Religioso:
Oración: (Del latín orationis, razonamiento público) Ejercicio de la inteligencia y de la voluntad del hombre para dirigirse a Dios con el fin de alabarle, darle gracias, implorar el perdón de los pecados o pedirle cosas que le son necesarias y convenientes. Se ha denominado también oración el acto de invocar la piadosa intercesión de María, de los ángeles y los santos.

Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.

viernes, 6 de junio de 2008

IX-059 ¿Qué pasa después de la muerte?

Hay a quien no le gusta hablar de estas cosas, pero hay que hacerlo, porque muchos se hacen esa misma pregunta ¿Qué pasa después de la muerte? Y es un tema de meditación muy interesante, porque de lo que nosotros creamos que pasa después de la muerte pueden depender muchas cosas que hagamos o dejemos de hacer en esta vida.

Existen, como en todo tema escabroso, diferentes posiciones, desde los que creen que todo termina con la muerte, hasta los que hablan de fantasías y de reencarnación, yo no les voy a hablar de nada de eso, yo les voy a hablar de lo que dice la Biblia, de lo que dice Jesús para ser más específico. Ya en anteriores oportunidades les he dicho que al morir la persona, el alma se separa del cuerpo, esta alma es invisible a los ojos humanos y tiene una serie de propiedades que no son factibles para los cuerpos, tales como su movilidad, su ingravidez, y la capacidad de traspasar objetos sólidos, es decir que se mueven en una dimensión diferente a la de los seres vivos, pero siguen teniendo la capacidad de usar sus sentidos, la vista, el tacto, el oído, el gusto, y el olfato. Estas cosas no las estoy inventando yo, simplemente las deduzco de lo que les voy a decir más adelante.

Inmediatamente después de la muerte se realiza un juicio de esa alma, que no es el juicio final, de cuya sentencia puede resultar que el alma vaya para el Cielo, para el Purgatorio, o para el Infierno.


Ahora vamos a la Biblia, recordemos el pasaje de “El Rico y Lázaro” en Lucas Cap.16, allí nos dice Jesús que cuando murió el pobre “fue llevado por los ángeles al cielo junto a Abraham”, allí tenemos el ejemplo de un alma que pasa directamente al cielo, y por otro lado nos dice que el rico estaba “en el infierno, en medio de los tormentos”, ese es el ejemplo de un alma que va directamente al infierno. Luego nos dice “el rico levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham” y le gritó “manda a Lázaro que moje en agua la punta de su dedo y me refresque la lengua porque me atormentan estas llamas” Es decir que el alma tiene vista, tiene gusto y tiene tacto.


Más adelante en el capítulo 20 Lucas nos habla de lo que dijo Jesús sobre la resurrección de los muertos: “los que sean juzgados dignos de entrar en el otro mundo y de resucitar de entre los muertos, ya no toman marido ni esposa. Además ya no pueden morir, sino que son como ángeles”. Aquí se nos habla de ese juicio inmediato que mencionamos, de la posibilidad de resucitar que sería en el juicio final y de la similitud de las características de las almas con las características de los ángeles. Como ven yo no estaba hablando tonterías, todo eso está en la Biblia. Con respecto al Purgatorio hablaremos en una próxima meditación.

Que la paz y la bendición de Dios lleguen a todos sus hogares, feliz fin de semana y no olviden la misa dominical y el rezo del Rosario en familia.