lunes, 29 de octubre de 2012

XIII-102 Dios al Encuentro del Hombre



DIOS AL ENCUENTRO DEL HOMBRE.

Como lo habíamos ofrecido, todos los lunes los estamos dedicando al repaso del Catecismo de la Iglesia Católica, para cumplir de una manera activa con las recomendaciones del Papa en este Año de la Fe. En esta segunda semana les habíamos pedido leer los párrafos del 50 al 100 que se encuentran al principio del Capítulo Segundo denominado “Dios al encuentro del Hombre”, para comentarlos hoy.

Existen dos maneras por medio de las cuales el hombre puede conocer a Dios, una es por la razón natural, es decir esa inteligencia que Dios ha puesto en la cabeza del hombre y que le permite, al contemplar las obras de Dios, reconocer que existe un Creador de todo aquello que no pudo haber surgido de manera espontanea, y la otra es que sea el mismo Dios el que decida ir al encuentro del hombre, es decir revelarse a si mismo.

No ha sido fácil para el hombre llegar al conocimiento de su Creador y reconocerlo como tal, incluso hoy en día en pleno siglo XXI vemos que existen ateos, gnósticos y otros que no creen en Dios, es decir que sus propios razonamientos no los han llevado al encuentro con Dios, es por eso que quizás Dios decidió en su bondad y sabiduría revelarse a si mismo e ir al encuentro del hombre.

Dios se revela a si mismo mediante acciones y palabras que es lo que se denomina la “pedagogía divina” lo que va haciendo de manera gradual a través del tiempo de manera de ir preparando al hombre para un designio tan importante y sobrenatural. Para ello Dios fue escogiendo a algunos hombres como Noé y Abraham para que iniciaran la formación del pueblo de Dios que fue llamado Israel y a ellos les envió otros profetas para ir educándolos en la esperanza de la salvación. Finalmente Dios se ha revelado plenamente enviando a su propio Hijo, en quien ha establecido su alianza para siempre. El Hijo es la palabra definitiva del Padre, de manera que no habrá otra revelación después de El..

Luego esa revelación se va a transmitir a las siguientes generaciones mediante la predicación apostólica, bien sea de forma oral o por escrito, al comienzo contando lo que habían vivido personalmente al lado de Jesús y luego ellos mismos escribieron todas estas experiencias en lo que conocemos como El Nuevo Testamento de la Biblia. De manera que nosotros podemos acceder a esta revelación bien sea por la Tradición de la Iglesia, es decir la transmisión oral que viene de los apóstoles y se ha trasmitido a sus sucesores los obispos de la Iglesia y las Sagradas escrituras, ambas íntimamente unidas y compenetradas.

Para la semana que viene puedes leer la parte final de este capítulo que va desde el párrafo No. 100 hasta el 141 y el próximo lunes lo comentaremos, que tengas un feliz día y procura glorificar a Dios con tu vida.
  
Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca por siempre.

viernes, 26 de octubre de 2012

XIII-101 La Oración de la Solidaridad Humana



LA ORACIÓN DE LA SOLIDARIDAD HUMANA.

Estamos por concluir el presente mes de octubre, mes que tradicionalmente la Iglesia dedica al Santo Rosario. El Beato Juan Pablo II llamó a esta oración “La oración de la solidaridad humana”. La razón de ello es que cuando rezamos el rosario lo hacemos en forma colectiva, no en forma individual, pedimos por “Nosotros” no por “mí”, tal como nos enseñó Jesucristo cuando nos explicó la forma en que debemos orar al Padre, recuerden que dijo a los apóstoles: “Cuando recen digan: Padre Nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu Reino. Danos hoy nuestro pan de cada día y perdónanos nuestros pecados, así como nosotros perdonamosa quien nos ofende, no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.” (Lc 11, 2-4) Observen que hablamos en plural, pedimos por nosotros, es decir por mí y por nuestros hermanos, nos solidarizamos con toda la humanidad y hablamos en nombre de todos, no individualmente.

Igual cosa ocurre con las Ave Marías, decimos: “Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte” estamos rogando por todos, no estamos pidiendo una gracia particular sino una gracia para la humanidad. En el Ave María hay que destacar que las palabras iniciales son las mismas que dijo el ángel a la humilde doncella de Nazareth durante la Anunciación: “Dios te salve María, llena eres de gracia”, palabras estas que turbaron a la dulce María como nos dice el evangelio y no era para menos, ya que eran palabras que venían del propio Dios, era el mensaje que el Todopoderoso le enviaba desde el cielo por medio de su ángel. Esa turbación de la que sería la Madre de Dios, implica una meditación del significado profundo de aquellas palabras, por lo tanto cuando nosotros repetimos en el rosario el Ave María, no estamos haciendo otra cosa que unirnos a la Madre de Cristo, en esa meditación de la palabra de Dios: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo” María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría aquel saludo”.(Lc 1, 28-29)

El significado de estas palabras está ligado al misterio de la redención, en María Dios escoge a la mujer aquella que anunció en el Génesis cuando dijo al tentador de Adán y de Eva que pondría hostilidad entre la serpiente y la mujer, son esos grandes misterios que han formado la vida del hombre sobre la tierra y que la Santísima Trinidad nos va revelando poco a poco a través de los siglos.

De manera que el Rosario que rezamos no es una simple repetición de Ave Marías y Padre Nuestros, como lo señalan algunos críticos, es en realidad una meditación sobre los distintos momentos en la vida de Jesús que vamos recorriendo en los misterios del rosario, los Gozosos, los Luminosos, los Dolorosos y los Gloriosos, al mismo tiempo que nos une a María, la madre de Jesús, en el momento de descubrir las maravillas que el Señor hace en ella y nos ayuda a orar por toda la humanidad, nos invita a la caridad del “nosotros” y nos aleja del “yo” egoísta, el Rosario es en fin la Oración de la Solidaridad Humana, como lo dijo nuestro querido y recordado Papa.

Los invito a rezar el Santo Rosario dándole su verdadero sentido, meditándolo y adentrándonos en los grandes misterios de Dios, adorando al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo y uniéndonos y venerando a nuestra Santísima Madre. Glorifiquen a Dios con sus vidas.

Gustavo Carías.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón, te deseo un feliz fin de semana, no olvides el rezo del rosario en familia el día sábado y la asistencia a la misa dominical, que Dios te bendiga.

miércoles, 24 de octubre de 2012

XIII-100 Ofrezcamos todo lo bueno a Dios



OFREZCAMOS TODO LO BUENO A DIOS.

Estamos llegando a nuestra Meditación No. 100 del presente año, agradecemos a Dios que nos haya permitido realizar esta tarea y seguimos implorando la luz del Espíritu Santo para que la palabra del Señor llegue a todos aquellos que quizás no tengan otra orientación que la nuestra y que cause en ellos el efecto que Dios haya previsto para su bien.
Ofrezcamos todo lo bueno que podamos hacer a Dios, para él todo honor y toda gloria, como dice el Salmo 8: “!Oh Señor, nuestro Dios, que grande es tu nombre en toda la tierra! Y tu gloria por encima de los cielos. Hasta bocas de niños y lactantes recuerdan tu poder a tus contrarios y confunden a enemigos y rebeldes. Al ver tu cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has fijado, ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él?¿Qué es el hijo de Adán para que te acuerdes de él?”

Es preciso en primer lugar reconocer nuestra pequeñez frente a la magnificencia de la creación entera, de la cual apenas conocemos una parte muy pequeña, para deslumbrarnos con la majestad de Dios y sentirnos realmente agradecidos. El hombre lo ha hecho así desde los primeros tiempos de la historia, recordemos que en el Génesis dice que Adán y Eva tuvieron primero un hijo llamado Caín y luego otro llamado Abel, el primero era labrador y el segundo pastor de ovejas, “Pasado algún tiempo, Caín presentó a Yavé una ofrenda de los frutos de la tierra. También Abel le hizo una ofrenda, sacrificando los primeros nacidos de sus rebaños y quemando su grasa. A Yavé le agradó Abel y su ofrenda, mientras que le desagradó Caín y la suya. Ante esto Caín se enojó mucho y su rostro se descompuso. Yavé le dijo ¿Por qué andas enojado y con la cabeza baja? Si obras bien, podrás levantar tu vista. Pero tú no obras bien y el pecado está agazapado a las puertas de tu casa. El te acecha como fiera, pero tú debes dominarlo.” (Gen 4, 3-5)

Tenemos mucho que aprender de estas palabras, primero que todo que debemos ser agradecidos a Dios y ofrecerle todo lo bueno que hagamos y no solamente lo bueno sino lo mejor como lo hizo Abel, nos preguntamos ¿por qué agradó a Dios la ofrenda de Abel y no la de Caín? La respuesta la encontramos en a Carta a los Hebreos: “Por la fe de Abel, su sacrificio fue mejor que el de su hermano Caín. Por eso fue considerado justo, como Dios lo dio a entender aprobando sus ofrendas.” (Heb 11, 4)

Hagamos bien nuestro trabajo, nuestro estudio, nuestro servicio y ofrezcámoslo al Señor con fe para que nuestra ofrenda le sea agradable. Obremos el bien y nuestra vista podrá levantarse con alegría hacia Dios.


Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y tu familia y permanezca siempre.

lunes, 22 de octubre de 2012

XIII-099 Primer Dia del Catecismo



PRIMER DÍA DEL CATECISMO.

Hoy celebra la Iglesia la memoria del Beato Juan Pablo II, me hubiera gustado dedicarle la meditación de hoy, pero ya teníamos el compromiso de comenzar el repaso del Catecismo y de dedicar todos los lunes a esta tarea, así que vamos a cumplir con la palabra empeñada.
En efecto, como recordarán ustedes, vamos a ayudarles a vivir el Año de la Fe con alguna de las tareas que su Santidad Benedicto XVI ha recomendado para este año, una de ellas la de hacer el repaso de nuestro Catecismo. Para lograr este propósito en el término de un año decíamos que es necesario cubrir cada semana en promedio unos 55 párrafos, por ello nos propusimos una primera tarea de 49 y luego iremos buscando la forma de mantener el promedio procurando siempre leer capítulos completos.

El Catecismo de la Iglesia Católica comienza con un Prólogo en el cual se dice que: “Dios, infinitamente Perfecto y Bienaventurado en sí mismo, en un designio de pura bondad ha creado libremente al hombre para que tenga parte en su vida bienaventurada. Por eso, en todo tiempo y en todo lugar, está cerca del hombre. Le llama y le ayuda a buscarlo, a conocerle y a amarle con todas sus fuerzas. Convoca a todos los hombres, que el pecado dispersó, a la unidad de su familia, la Iglesia.” Es mucho lo que podemos aprender y meditar sobre este Prólogo, sin entrar a una definición de Dios que por cierto sería siempre incompleta, puesto que el solo hecho de definir algo representa una limitación y a Dios no lo podemos limitar. Se asoman solo dos de las características de Dios, su perfección y su bienaventuranza que son infinitas y se hace depender de ellas la Creación del hombre, lo que implica no solo su cuerpo y su espíritu sino también el entorno que Dios le puso al crear la Tierra, los animales, las plantas y los minerales que le servirían para su sustento, véase el capítulo del Génesis en la Biblia.

Asimismo, la Creación del hombre abarca también todas aquellas cosas que están inscritas en su mente y en su corazón, como es el deseo de conocer a Dios, de escuchar su llamado y de amarle con todas sus fuerzas. El hombre trata de conseguir la dicha y la felicidad y para ello ensaya diferentes vías, pero solo en Dios encontrará la verdad y la dicha. Yo lo compararía con las piezas de un rompecabezas en las que solo hay una forma correcta de unirlas, solo en la comunión con Dios podrá el hombre encontrar su plena felicidad.

Para la próxima semana vamos a estudiar los párrafos que van desde el No. 50 hasta el No. 100, lo cual abarca parte del Capitulo II “Dios al Encuentro del Hombre” y los comentaremos el próximo lunes. Glorifiquen a Dios con sus vidas.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca por siempre.

jueves, 18 de octubre de 2012

XIII-098 Demos siempre buenos consejos.



DEMOS SIEMPRE BUENOS CONSEJOS.

Los niños y los jóvenes necesitan de buenos consejos, al igual que cuando están aprendiendo a hablar se requiere que alguien les diga a los pequeños cual es la palabra correcta y como se pronuncia, también los jóvenes y adolescentes para actuar en la vida requieren de los consejos de sus padres y de sus mayores para saber como actuar en cada ocasión que se les presente, es por ello que es importante la unión entre la familia de manera que los criterios sean ratificados y el joven no se sienta desorientado por consejos diferentes. Por su parte los Padres no pueden confiarse en que la educación en la escuela va a cubrir estos aspectos ya que los maestros tienen un objetivo que cumplir que es el pensum de estudios y en la mayoría de los casos no les sobra el tiempo que se requeriría para esa labor complementaria, por el contrario lo que encuentran en los colegios son los consejos de los compañeros que en la mayoría de los casos no son los más recomendables.

El Espíritu Santo concede a quienes se lo piden el don del consejo que es uno de sus siete dones, este don permite a la persona ser siempre acertada en su recomendación, pero esto es aplicable a casos más difíciles que se dan ya en la vida adulta, en el caso de los jóvenes nos podemos guiar por nuestra propia experiencia y por lo que nos dicen las Sagradas Escrituras, por ejemplo San Pablo en su carta a los Gálatas dice: “Son manifiestas las obras que proceden del desorden egoísta del hombre: la lujuria, la impureza, el libertinaje, la idolatría, la brujería, las enemistades, los pleitos, las rivalidades, la ira, las rencillas, las divisiones, las discordias, las envidias, las borracheras, las orgias y otras cosas semejantes. Respecto a ellas les advierto, como ya lo hice antes, que quienes hacen estas cosas no conseguirán el Reino de Dios. En cambio, los frutos del Espíritu Santo son: el amor, la alegría, la paz, la generosidad, la benignidad, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre y el dominio de si mismo. Ninguna ley existe que vaya en contra de estas cosas. Y los que son de Jesucristo ya han crucificado su egoísmo junto con sus pasiones y malos deseos. Si tenemos la vida del Espíritu, actuemos conforme a ese mismo Espíritu.” (Gal 5, 18-25)

En todo esto hay que ser muy perseverante, es natural que a veces nos parezca que el consejo no ha sido bien acogido, pero eso no debe desanimarnos ya que es como una semilla que hemos plantado y que poco a poco va a ir germinando hasta que termine por ser aceptada.

Demos siempre buenos consejos y ayudemos con ello a la formación de jóvenes para el bien, para la paz y para el logro de un mundo mejor, que Dios nos ayude en esta tarea.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca siempre

lunes, 15 de octubre de 2012

XIII-097 Repasemos el Catecismo


REPASEMOS EL CATECISMO.

En la Meditación No.XIII-096 del pasado viernes les informamos acerca de la inauguración del Año de la Fe y les dimos una visión panorámica de lo que se trata, por lo que seguramente ustedes se estarán preguntando ¿qué debo hacer? ¿Cuál es mi papel en este acontecimiento de la Iglesia? Vamos pues hoy a la parte práctica del asunto y a disponernos a trabajar, porque es mucho lo que tenemos que hacer.

El Papa nos dice que: “Los contenidos esenciales que desde siglos constituyen el patrimonio de todos los creyentes tienen necesidad de ser confirmados, comprendidos y profundizados de manera siempre nueva con el fin de dar un testimonio coherente en condiciones distintas a las del pasado” Cuando nos habla de contenidos se refiere a contenidos de la fe, ya que se trata de renovar nuestra fe, así como cuando al Papa Juan XXIII le preguntaron que de qué se trataba eso del Concilio Vaticano II , él abrió una ventana y dijo “Que entre aire fresco”, exactamente eso es lo que tenemos que hacer con nuestra fe, renovarla, refrescarla, airearla para estar seguros que nuestro testimonio es el correcto. ¿Y cómo podemos lograr esto?
Para lograrlo, el Catecismo de la Iglesia Católica “es un subsidio precioso e indispensable” dice Benedicto XVI, y añade: “Este año de la Fe deberá expresar un compromiso, unánime para redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados sistemática y orgánicamente en el Catecismo”.

De manera que nuestra tarea fundamental, la tarea que nos pide la Iglesia en este Año de la Fe,  será repasar el Catecismo y en esa tarea hemos de ayudarles a todos nuestros amigos, para ello hemos pensado dedicar desde ahora en adelante la Meditación del día lunes a esta tarea, repasar el Catecismo. Trataremos de ver si es posible lograrlo en un año ya que el Catecismo consta de 2865 párrafos numerados, lo que equivale a 55 párrafos por semana o lo que es lo mismo 8 diarios, si queremos recorrerlo en un año.

Les voy a recomendar tener a la mano como texto básico el Catecismo de la Iglesia Católica en su edición más reciente ya que periódicamente se le están haciendo correcciones que emite la Santa Sede. Esta primera semana vamos a leer el Prólogo y la Primera Parte hasta el Art. 49. El procedimiento a seguir será el siguiente: 1) Ustedes leen los párrafos indicados, estudian el contenido. 2) Si tienen alguna duda me la preguntan y 3) Yo les hago el comentario el lunes siguiente y les asigno la tarea para la próxima semana. No habrá exámenes, ni calificaciones, ustedes son los interesados, así que ojo pelao. Que Dios me los bendiga a todos.

Que la paz de Cristo esté con ustedes y la bendición de Dios descienda sobre toda su familia y permanezca por siempre.

viernes, 12 de octubre de 2012

XIII-096 Inaugurado Año de la Fe.



INAUGURADO AÑO DE LA FE.

Coincidiendo con los aniversarios de los cincuenta años de la Inauguración del Concilio Vaticano II por el Beato Papa Juan XXIII y de los veinte años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica por el Papa Juan Pablo II, ayer en la Basílica de San Pedro en Roma, el Papa Benedicto XVI dio por inaugurado el anunciado Año de la Fe, con una solemne Eucaristía a la cual asistió una gran multitud de fieles. ¿Qué significa para nosotros este Año de la Fe? ¿Qué se espera de nosotros, de nuestra actitud, de nuestra acción? Vamos a tratar de explicarlo en pocas palabras para aquellos que no tienen tiempo de lecturas muy largas.

El Papa Benedicto XVI ha publicado una Carta Apostólica en forma de Motu Propio Porta Fidei, a la cual ustedes pueden acceder por Internet o pueden leer en las publicaciones mensuales de Ediciones San Pablo tituladas Pan Diario de la Palabra, correspondientes a los meses de Julio y Agosto del presente año. En ella el Sumo Pontífice nos dice que “La puerta de la fe (Hch 14, 27) que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. Este empieza con el Bautismo (Rm 6, 4) por el que podemos llamar a Dios con el nombre de Padre y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna, fruto de la resurrección del Señor Jesús que con el don del Espíritu Santo, ha querido unir en su misma gloria a cuantos creen en él (Jn 17, 22). Profesar la fe en la Trinidad-Padre, Hijo y Espíritu Santo-equivale a creer en un solo Dios que es Amor (Jn 4, 8): El Padre, que en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra salvación; Jesucristo que en el misterio de su muerte y resurrección redimió al mundo; el Espíritu Santo que guía a la Iglesia  a través de los siglos en la espera del retorno glorioso del Señor.”

Para comenzar debemos meditar en estas palabras del Santo Padre, analizando cada una de sus frases introductorias para comprender el significado de la Fe como virtud teologal primaria de nuestra religión y luego de este repaso de esos fundamentos podremos ver mas claramente lo que se busca con este Año de la Fe, es un redescubrir ese camino que nos lleva a la unión con Cristo, la Iglesia toda se pone en camino para rescatar a aquellos que se han extraviado y traerlos a la vida que es la amistad con Dios. Repasar el significado de la Fe, volver al Catecismo de la Iglesia y  volver a estudiarlo a la luz de los acontecimientos actuales de nuestra sociedad, poner al día nuestro conocimiento de nuestra propia religión para así poder trasmitirla y evitar que la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta (Mt 5, 13). Esa es nuestra función dentro de este Año de la Fe y a ello procuraremos ayudarles con nuestro pequeño granito de arena.

Gustavo Carías.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón, te deseo un feliz fin de semana, no olvides el rezo del Rosario en familia y la asistencia a la Misa Dominical, que Dios te bendiga.

miércoles, 10 de octubre de 2012

XIII-095 A los que creen haber perdido la Esperanza.



A LOS QUE CREEN HABER PERDIDO LA ESPERANZA.

Existen diversas maneras de reaccionar ante los momentos de frustración, de desanimo, de tristeza, de dolor por ejemplo ante la pérdida de un ser querido después de haber luchado largamente por su salud, cuando vemos que todo aquel esfuerzo que hicimos se derrumba de una sola vez, sentimos que nos falta el valor para recomenzar, es cuando creemos haber perdido la esperanza, unos reaccionan con violencia, con odio hacia todo, con deseos de destrozar todo a su paso, otros por el contrario se decaen, lloran inconsolables y buscan inútilmente una explicación. Y nosotros, los seguidores de Cristo, cómo debemos reaccionar?
Nuestra fe en Dios es nuestra fortaleza, de ella deriva la esperanza, por ella esperamos en Dios, por eso nosotros no podemos reaccionar con odio ni con recelo ni con pesimismo, porque sabemos y estamos convencidos que Dios todo lo puede, ”Hermanos, deseo que estén bien enterados acerca de los que ya descansan. No deben afligirse como hacen los demás que no tienen esperanza. ¿No creemos que Jesús murió y resucitó? De la misma manera, pues, Dios hará que Jesús se lleve con él a los que ahora descansan” ( 1 Tes 4, 13-14 )

Esperanza viene de esperar, nosotros esperamos en las promesas del Señor, cada día vemos salir el sol al amanecer, esa luz que nos alumbra viene cargada de esperanzas, cuando nos despertamos en medio de la oscuridad de la noche sabemos que Dios tiene preparado para nosotros una nueva aurora que pronto llegará la luz que va a disipar esas tinieblas que nos rodean, que nuestra enfermedad, nuestro dolor o nuestra desgracia la está viendo Dios desde allá arriba y que él enviará la luz de un nuevo amanecer.

Eso si, debemos saber distinguir entre las esperanzas terrenales y la esperanza eterna del gozo sin fin que Dios nos ofrece. Toda esperanza terrena tiene metas temporales, objetivos que caducan, porque todo en la tierra tiene su fecha de caducidad, las alegrías y las tristezas de este mundo son pasajeras, por eso toda esperanza terrena es fugaz. De allí que debemos alimentar nuestra fe para que no decaiga la esperanza que tenemos en el Señor, la fe se alimenta de la oración, la meditación, la penitencia y la eucaristía, Dios no nos ha creado para erigir aquí en la tierra una casa definitiva pero tampoco podemos olvidarnos de nuestras obligaciones terrenas, por eso debemos trabajar por ellas, santificándolas para que vivamos la paz y la llevemos a nuestros semejantes, para que nuestra esperanza sea luz para el mundo entero, iluminando a aquellos que la necesitan, nuestra esperanza debe servir para acercarnos más a los demás y abrir sus ojos y levantar sus párpados para que puedan contemplar el sol que está despuntando por el horizonte.

Gustavo Carías.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y tu familia y permanezca siempre.

lunes, 8 de octubre de 2012

XIII-094 El Supremo don de la Humildad.


EL SUPREMO DON DE LA HUMILDAD.

Supongo que hoy amanecieron, la mayor parte de ustedes en Venezuela, medio enratonados, después de la jornada electoral del día de ayer, de las expectativas por los resultados y la tensión que actos de esta naturaleza suscitan en toda la población y hoy después de esa gran fiesta cívica, vuelve la calma y la serenidad del día a día de cada quien. Una de esas cosas de cada día es nuestra atención a las cosas de Dios, a aquellos famosos cuatro pilares, de los cuales la meditación es uno de ellos, vamos a poner el pie en el freno y despacio, poco a poco dedicar nuestro tiempo diario a la meditación.

La Semana pasada estuvimos hablando de San Francisco, con motivo de celebrarse su día el 4 de octubre, el Hermano Francisco gustaba mucho meditar cada día sobre las cosas que le habían ocurrido y siempre encontraba en estas meditaciones la orientación de Dios para seguir adelante, se cuenta que entre sus primeros hermanos hubo uno de nombre Egidio, con quien el Santo de Asís salió a predicar, le había tomado mucho cariño al joven y temía por su fortaleza al encontrarse con los primeros escollos de la predicación. En aquella primera salida iban ambos por el camino saludando a la gente con la frase: “El Señor les de la Paz”, un saludo poco usual que algunos recibían sin saber que responder, otros se reían y decían “Este está loco” y los más extremos les  replicaban con palabras groseras y ofensivas. El Hermano Egidio sintió vergüenza y fue como si su entusiasmo fuera decayendo, por lo que le consultó a Francisco si no era mejor cambiar el saludo y saludar como lo hacía todo el mundo, Francisco no supo que responderle en el momento, pero por la noche se puso a meditar y pensó como el hombre es capaz de despojarse de muchas cosas, de sufrir castigos corporales y hasta ofrecer su vida, pero que difícil es para el hombre aceptar la burla, el deshonor y el ridículo, el eterno problema de la imagen social. La única forma de vencer este escollo es pedir a Dios el Supremo don de la Humildad.

Aquella humildad que tuvo Jesús cuando fue calumniado y burlado durante su pasión, permaneció callado ante las acusaciones falsas, ante el rey Herodes que le hizo un montón de preguntas “Pero Jesús no contestó nada, mientras los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley permanecían frente a él y reiteraban sus acusaciones” (Lc 23, 10)

San Francisco le habló de Jesús a Egidio y por la noche dio su bendición al hermano y oró a Dios pidiendo para aquel joven el Supremo don de la humildad. Oremos nosotros también a Dios para que nos lo conceda y nos haga perder el miedo al ridículo cuando demos ejemplo de nuestra vida cristiana.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre tu familia y permanezca siempre.

jueves, 4 de octubre de 2012

XIII-093 El Cristo de San Damián.



EL CRISTO DE SAN DAMIAN.

Hoy celebramos en la Iglesia el día de San Francisco de Asís, “El Hermano de Asís” tal como titula su libro el Padre Ignacio Larrañaga, pues para San Francisco todas las criaturas eran sus hermanos, tanto los animales como las cosas de la Creación, en especial los seres humanos. A pesar de la sencillez de todos sus actos y de su vida, este santo es uno de los que más ha influido en la cristiandad, sus seguidores los franciscanos que se cuentan por millares en todo el mundo, conservan esa disciplina  y esa uniformidad en su actuar que han sido merecedores de la admiración de los católicos y de importantes encargos por parte de los Papas, como es el cuido de los Santos Lugares de Tierra Santa y muchos otros de singular importancia.

¿Quién que vaya a Italia no desea visitar la bella ciudad de Asís? Todo en ella parece renovar aquella época medieval en la que vivió Francisco, los episodios de su vida, incluso hasta los pajarillos parecieran ser los mismos que tantas veces lo rodearon y se alegraron con su presencia. Un incontable rio de turistas visita continuamente durante todo el año estos lugares que son un gran santuario para la veneración y el recuerdo del Hermano de Asís. San Francisco parece estar presente en cada una de las esquinas de aquel poblado y son muchos los íconos que lo representan y que los visitantes compran como recuerdo de su visita, uno de ellos es el famoso Cristo de San Damián.

Se trata de un Cristo de origen Bizantino, en la que aparece Jesús clavado en la cruz al momento de entregar su vida por sus amigos, paseaba Francisco por aquellos lugares cuando se encontró con una destartalada ermita, dedicada a San Damián y decidió entrar en ella, allí se arrodilló delante de un Cristo que llamó su atención y oró por un rato. Este Cristo jugó un papel importantísimo en la conversión de Francisco, de su vida mundana que vivió en su mas tierna juventud a la vida entregada al servicio de Dios y de sus prójimos, esto es tan cierto que todavía en las postrimerías de su vida el Santo de Asís lo recordaría con lágrimas en los ojos. Porque fue la primera vez que Dios le habló directamente, fue como una locución interior, cuando él sintió en su corazón aquellas palabras : “!Francisco! ¿no ves que mi casa amenaza ruina? Corre y trata de repararla.”

La frase tiene un gran contenido, uno inmediato que se refería a la pequeña ermita donde se encontraba el crucifijo y que Francisco procuró de reconstruirla lo más pronto que pudo y otra de mayor alcance que se refería a toda su Iglesia, la cual Francisco logró con los años y cuyo objetivo lo llevaría a Roma y a los Santos Lugares, la obra grande de San Francisco. “Con mucho gusto lo haré” respondió Francisco al mandato y puso manos a la obra, la obra grandiosa que lo llevaría a los altares adonde se le venera hoy en todo el mundo.
Que sepamos nosotros también escuchar la voz del Señor que nos está hablando constantemente a nuestros corazones y podamos responderle con la misma firmeza y decisión, aquí estoy Señor, con mucho gusto lo haré.

Oración Comunitaria:
Solicita la Sra. Ella Reyes Reimers por su esposo J. Refugio Correa Chavira que va a ser operado del corazón. Recemos un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria para que el Señor le haga salir con bien de este trance y le conceda larga vida.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón, te deseo un feliz fin de semana, no olvides el rezo del Rosario en Familia y la Misa Dominical.

martes, 2 de octubre de 2012

XIII-092 Mantengamos la unidad de la Familia.



MANTENGAMOS LA UNIDAD DE LA FAMILIA.

En la sociedad actual observamos una disgregación de las familias, padres que se separan y luego pelean por la custodia de los hijos, hijos que huyen de sus casas y hasta llegan a odiar a sus padres, ancianos que se consumen en las casas de beneficencia teniendo hijos y nietos que podrían ocuparse de ellos y ni siquiera los visitan de vez en cuando, y por otro lado se producen matrimonios homosexuales y se promocionan por los medios de comunicación, estos a su vez difunden novelas y películas en las que todas estas desviaciones humanas se presentan como cuestiones normales dentro de la vida moderna, aplaudiéndolos cuando ocurren entre miembros de la farándula o del cine, una sociedad así es caldo de cultivo para la anarquía, la delincuencia, el crimen y los vicios, es una sociedad que corre a su destrucción definitiva. ¿Por qué sucede esto? ¿Cómo podría evitarse?

“La Familia es la esperanza de la humanidad”, decía la Sierva de Dios Maria Esperanza, es por eso que debemos orar para que cada día haya más familias unidas, más familias santas en nuestra sociedad, una sociedad de familias unidas avanza hacia un futuro mejor.

Aún hoy existen familias que son modelos de unidad y amor entre  padres e hijos, nietos y otros familiares o parientes, de ellos debemos tomar ejemplos y consejos, haciendo de nuestro objetivo una meta real, concreta. La familia es y debe ser producto del matrimonio entre un hombre y una mujer, de allí que debemos fundarla sobre bases firmes, el matrimonio no es cosa de juego, no es una conveniencia temporal, el matrimonio católico es para toda la vida, es indisoluble. La Iglesia Católica ha sido firme en esto, ha preferido perder a todo un país de fieles antes de consentir en la disolución de un matrimonio católico, como ocurrió en la época de Enrique VIII en Inglaterra.

Como modelo de lo que debe ser una familia santa, la iglesia nos presenta a la Sagrada Familia de Nazaret, Jesús, María y José, una familia sencilla, humilde, admirable. Una familia formada por un matrimonio y un hijo, a la que Dios asigna nada más y nada menos que la misión de albergar en su seno al Hijo de Dios hecho hombre, verlo crecer en secreto y cuidarlo hasta que inició su vida pública, y todo lo pudo hacer dentro de la mayor sencillez, en medio de sus actividades normales y ordinarias, al punto de que los judíos de su pueblo que les conocían se admiraban al ver hablar a Jesús en la sinagoga y se preguntaban entre si: “¿De dónde le viene esa sabiduría? ¿Y de dónde esos milagros? ¿No es este el hijo del carpintero? ¡Pero si su Madre es María!” (Mt 13, 53-55).

Dios es nuestro Creador, cada uno de nosotros forma parte del plan de Dios, a cada quien nos ha asignado una tarea y nos inspira y nos ayuda para que la cumplamos, para algunos la misión está en la vida consagrada y Dios infunde en ellos la vocación para el sacerdocio o la vida religiosa, para otros el llamado es a formar una familia y multiplicar la especie humana, es una tarea también muy difícil pero llevadera si la aceptamos como venida del Padre que nos ama y que confía en nosotros. La tarea de mantener unida a la familia no es solo del padre o de la madre, es tarea de todos los miembros de la familia y cada uno debe poner de su parte para lograrla y mantenerla. Alabado sea Dios.
  
Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca siempre.