miércoles, 18 de diciembre de 2013

XIV-097 !Feliz Navidad !



¡FELIZ NAVIDAD!

Estimados lectores y amigos, con la presente meditación vamos a cerrar nuestro ciclo correspondiente al presente año, deseándoles a todos que tengan una ¡Feliz Navidad! Y que la lectura de estas meditaciones haya sido de provecho espiritual para todos ustedes. En este año no pudimos superar el total de cien meditaciones que ha sido siempre una meta informal, solo pudimos llegar a 97, aunque no hubo interrupciones importantes pero debido quizás a que también he dedicado tiempo a diversificar las comunicaciones enviando mensajes por otras vías como son los mensajes telefónicos de Blackberry, Whatsapp y Twitter que en forma de pequeñas dosis de espiritualidad van llegando a diferentes grupos de amigos, todos ustedes están cordialmente invitados a participar si así lo desean, al final encontraran las referencias necesarias.

Asimismo, durante esta época navideña hemos enfocado nuestros escritos en la expectativa de la llegada de Jesús, haciendo énfasis en el propósito fundamental de la Navidad, desde el punto de vista Católico, como es el recordar la venida al mundo de nuestro Salvador Jesucristo y del personaje central de esa expectativa que fue María la Madre del Señor.

Hoy precisamente se celebra el día de Nuestra Señora de la Esperanza que es la advocación de María Santísima que hace referencia a ese estado expectante de la Virgen María ante la pronta llegada del Niño Jesús, cuando ya su físico adquirió esa redondez preciosa de las madres que adquieren en el noveno mes de su embarazo, es la “María de la O” como también se le llama en algunas partes de España, haciendo alusión a su figura y apariencia. Es la Virgen de Guadalupe con su cinta negra alrededor de su cintura que simboliza su estado de espera y que nos invita a todos nosotros a esperar también a que se cumplan las promesas del Señor, a estar alertas y expectantes, preparados y atentos.

Cuando meditemos en estos misterios no podemos quedarnos exclusivamente en el aspecto exterior de la Virgen, también debemos pensar tanto en su interior en sus pensamientos, como en lo externo a ella, todo aquello que la rodeó en aquellos momentos, por una parte el desprecio de los hombres, la falta de delicadeza y de humanidad para con aquellos peregrinos que buscaban albergue en las distintas posadas sin poder lograrlo y también en el mundo espiritual que rodeaba a José y María, acompañados de aquel cortejo de ángeles que iluminaban sus pasos y que los protegían siguiendo las instrucciones del Altísimo.

Y finalmente aquella noche bendita y el momento de Gloria en que nace el Dios Humanado, el Hijo del Hombre, el Salvador del Mundo, el Mesías prometido, el momento en que se cumplen todas las profecías y la luz se hace presente para disipar las tinieblas. Los ángeles del cielo nos traen la buena nueva y cantan armoniosos : “!Gloria a Dios en el Cielo y en la Tierra paz a los hombres que ama el Señor! (Lc 2, 14)

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Hasta el próximo año, si Dios quiere. Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y todos los tuyos y permanezca siempre.
Las referencias para recibir los mensajes vía telefónica son: 
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viernes, 13 de diciembre de 2013

XIV-096 El Camino del Adviento



EL CAMINO DEL ADVIENTO.

Antes de entrar en materia quiero agradecer a todas las personas que me enviaron ayer su felicitación por mi cumpleaños No.80 que la Virgen de Guadalupe los colme de gracias y bendiciones, por cierto la misa que ofrecimos en la Iglesia de La Tahona con este motivo estuvo muy alegre y concurrida, contando con la participación de un mariachi mexicano que ofreció un bello concierto a la Virgen en su día.

El Camino del Adviento lo constituyen estos días de la espera del Señor, este recordar de los hechos históricos y las anécdotas que han permanecido vivas en la memoria de los hombres por más de veinte siglos y que parecen renovarse cada año cuando se acerca la navidad. Es una gran oportunidad que nos brinda el Señor de realizar una renovación en nuestras vidas, cada año nos recuerda su venida y todo lo acontecido en aquel momento para que transformemos la tristeza de nuestros corazones en alegría permanente.

Hemos venido meditando muchos detalles acerca de la venida del Niño Jesús con el propósito de avivar en nuestro espíritu ese mensaje de esperanza que El vino a traernos y esa llamada que constantemente nos hace para seguirle y para asumir nuestro propio papel en la historia de la salvación de la humanidad. Seamos también nosotros protagonistas de esta bella historia que comenzó en Belén con el anuncio de los ángeles a los pastorcitos del campo, participemos de ese grupo de hombres que aman y que son amados por el Señor y glorifiquemos a Dios con nuestras vidas, para disfrutar de la paz que vino a traernos el enviado del cielo.

Jesús vino a traernos la luz que despeja las tinieblas, a veces no nos damos cuenta que la oscuridad nos va envolviendo poco a poco, como la noche cuando va cayendo la tarde, el sol va desapareciendo en el horizonte y los cielos cambian su azul en gris y las sombras nos van envolviendo casi sin darnos cuenta y llega un momento en que decimos ¡Que de pronto se hizo de noche! No nos dio tiempo de darnos cuenta cuando advertimos que todo se oscureció; así son las sombras del pecado, van penetrando lentamente, anulando todos los reflejos de luz que nos alumbran hasta hacernos presa de sus tentáculos y cuando nos percatamos ya todo es oscuridad a nuestro alrededor, pero Dios es misericordioso y nos envía su luz, nos ama tanto que es capaz de bajar a la tierra y encender la lámpara maravillosa de la Navidad para alumbrar nuestros corazones.

Dice un viejo refrán “No hay peor ciego que el que no quiere ver”, no nos dejemos envolver voluntariamente por la noche del pecado, caminemos hacia la luz, vamos por el Camino del Adviento hacia la luz que nos trae el Niño Jesús desde su humilde pesebre, alabado sea el Señor que nos envía a su Hijo para salvarnos del pecado y de la muerte.

Glorifiquemos al Señor con nuestras vidas.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón, te deseo un feliz fin de semana, no olvides el rezo del Rosario en Familia y la asistencia a la misa dominical.

martes, 10 de diciembre de 2013

XIV-095 El viaje a la Casa del Pan



EL VIAJE A LA CASA DEL PAN.

En hebreo Belén significa “Casa del Pan”, la cual en aquel tiempo era una pequeña población, hoy en día es una gran ciudad a pesar de las inclemencias de la guerra. Ya Dios había previsto siglos antes, que fuera la cuna del Salvador, cuando el profeta Miqueas dijo “Pero tú, Belén Efrata, aunque eres la más pequeña entre todos los pueblo de Judá, tú me darás a aquel que debe gobernar a Israel; su origen se pierde en el pasado, en épocas antiguas.” (Mi 5, 1) Las raíces de la casa de David están en Belén, por eso Miqueas habla de un origen en épocas antiguas y por tanto, siendo José descendiente de la Casa de David, debía empadronarse en el Censo concurriendo a esa ciudad, como hemos dicho en Meditaciones anteriores, pudiera haber ido él solo, como cabeza de familia, pero prefirió llevar consigo a María para no dejarla sola cuando ya estaba cerca el tiempo de su alumbramiento.

Así fue como el glorioso José y la purísima María emprendieron aquel viaje de Nazaret a Belén, a la Casa del Pan, el pan que habría de bajar del cielo para alimento de nuestras almas, el pan que Dios quiere que comamos para tener la vida eterna. A los ojos de todos eran dos pobres y humildes peregrinos que viajaban solos, pero en realidad iban acompañados por un cortejo de ángeles que había enviado el Altísimo para su protección, visibles solo a los ojos de la Virgen Santísima, refulgentes como soles que iluminaban el día y la noche de aquella jornada maravillosa.

Los ángeles entonaban cánticos de gloria y alabanzas al Rey y a su divina Madre, mientras subían y bajaban del cielo, llevando y trayendo mensajes del Padre Eterno a su Hijo humanado y la virgen cantaba con ellos y con San José y a la vez sostenía con ellos dulcísimos coloquios interiores.
Sin embargo, el mundo seguía viéndolos como pobres y desarrapados, haciéndoles objeto muchas veces de desprecios, prefiriendo en muchas posadas a peregrinos que aparentaban tener más posibilidades económicas por lo que tenían que reposar en los lugares más humildes y menos decentes que hallaban en el camino.

A los ojos de María, las almas de los que se cruzaban en el camino estaban expuestas y ella sabía quiénes estaban en gracia o en pecado y quienes estaban predestinadas y quienes no, y a todos les enviaba sus auxilios para que se levantasen del pecado a la gracia, llorando y clamando al Señor por aquellos seres que los despreciaban, así de esta manera pagaba la Virgen sus desprecios, con favores y con penas que la fatigaban aún más que las inclemencias del camino.

Acompañemos en estos días previos a la Navidad, a San José y a la Virgen María en este viaje a la Casa del Pan y cantemos junto a los ángeles un himno de glorias y alabanzas al Señor, mientras esperamos su venida.

Glorifiquemos al Señor con nuestras vidas.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y te acompañe siempre.

viernes, 6 de diciembre de 2013

XIV-094 El secreto interior y la obediencia y rendimiento de María




EL SECRETO INTERIOR Y LA OBEDIENCIA Y RENDIMIENTO DE MARÍA.

Seguimos nuestro camino en la espera de la llegada del Señor, hoy vamos a meditar un poco sobre estas virtudes de María Santísima, el secreto interior y la obediencia y rendimiento, ambas cosas difíciles de lograr en nuestra vida ordinaria, pero que pueden alcanzarse con la ayuda de Dios y con la intercesión de la propia Virgen María.

Nuestra tendencia es a comunicar todo lo que sabemos o de lo que nos hemos enterado recientemente, a veces sin siquiera averiguar la veracidad de los hechos, lo que en palabras llanas se convierte en un chisme y en otras haciendo juicios propios que pueden conducir al grave pecado de la calumnia, es como un deseo de demostrar a los demás que estamos enterados de cosas que ellos ignoran y vanagloriarnos por ello. De otro lado está la obediencia y rendimiento que significan rendirse ante la voluntad de alguien superior y ejecutar sus órdenes sin oponer nuestro propio criterio, esta virtud que es parte de la humildad, se opone a la soberbia de querer hacer por nuestra cuenta lo que nos parezca.

Como nos narra San Lucas: “Por aquellos días salió un decreto del emperador Augusto, por el que se debía proceder a un censo en todo el imperio… Todos pues, empezaron a moverse para ser registrados cada uno en su ciudad natal” (Lc 2, 1-3) José, esposo de María, siendo como era descendiente de la casa de David, debía en consecuencia trasladarse desde la ciudad de Nazaret en Galilea a la ciudad de Belén en Judea, una larga jornada de cinco días, pudiera haberlo hecho él solo, como cabeza de familia, pero dado que María su esposa ya estaba en los días para dar a luz, optó por llevarla a ella consigo para no estar lejos de ella cuando se presentara el momento del parto.

Por su parte María estaba enterada de las profecías acerca de su Hijo y sabía muy bien que éste debía nacer en Belén como peregrino y pobre, pero no quiso declararlo a José porque sin orden del Señor no declaraba su secreto y lo que no se le mandaba a decir lo callaba, esto es lo que llamamos la virtud del secreto interior. Por su parte José, queriendo consultar si hacía bien con la opción que había pensado de llevarla a Belén, le habló a la Virgen y le dijo “Reina del cielo y tierra y Señora mía, si no tenéis orden del Altísimo para otra cosa, paréceme forzoso que yo vaya a cumplir con este edicto del Emperador…pero no me atreveré a dejaros sola, ni yo tampoco viviré sin vuestra presencia…os suplico que presentéis delante del Altísimo mis deseos de no apartarme de vuestra compañía.”

A pesar de conocer la voluntad divina, María obedeció a la petición de su esposo y procedió a hacer la consulta y el Señor le respondió “Obedece a mi siervo José en lo que te ha propuesto, acompáñale en la jornada y yo te asistiré con mi paternal amor y protección” Y el Señor envió diez mil ángeles para que protegieran a la Sagrada Familia de Nazaret en su viaje a Belén.

Sigamos el ejemplo de María y practiquemos estas virtudes, rindámonos ante la voluntad del Señor nuestro Dios y gustaremos dichosos de la abundancia de sus bienes. (Fuente: María de Jesús de Agreda, “Mística Ciudad de Dios, vida de la Virgen María)
Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón, te deseo un feliz fin de semana y no olvides el rezo del Rosario en familia y la asistencia a la Misa Dominical, que Dios te bendiga.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

XIV-093 La Navidad de un Católico




LA NAVIDAD DE UN CATÓLICO.

Existen varias maneras de vivir la Navidad ya que de una u otra manera todos la vivimos, por ejemplo los comerciantes la ven como un negocio, un buen período de ventas, los aficionados a los conjuntos de aguinaldos como una oportunidad para cantar y divertirse, las amas de casa como un período de arduo trabajo preparando hallacas y platos navideños, los niños como la época de recibir regalos, los vacacionistas como la oportunidad para viajar y conocer lugares y costumbres, la familia montando el nacimiento y el arbolito y así sucesivamente, el que más y el que menos ve cambiar su vida en esta temporada navideña, pero nosotros, en nuestra condición de católicos, ¿sabemos cómo vivir la navidad?

Cada quien estará ubicado en alguno de los grupos que mencionamos anteriormente y simultáneamente ser católico, no estamos diciendo que el hecho de ser católico le obligue a dejar aquella actividad y dedicarse exclusivamente a sus deberes religiosos, eso sería en los casos de sacerdotes o religiosas, pero el resto de las personas debe vivir su vida normal de acuerdo con su profesión y sus aficiones, pero teniendo presente que es un católico y que cualquiera que lo observe del resto de las personas va a saber distinguir por su comportamiento que esa persona es católica. ¿Cómo se puede lograr esto?.

En primer lugar teniendo claro el concepto de lo que significa la Navidad, que es revivir el momento más grande que ha tenido la especie humana, el momento en que su Creador vino a la tierra y se hizo uno de nosotros, igual en todo a los hombres menos en el pecado. Si esto lo tienes bien claro, todo lo demás va a recibir de ti el reflejo de esta verdad. Porque de hecho vamos a rechazar todo aquello que sea ajeno a lo que estamos celebrando, las borracheras, el gasto desbocado e irreflexivo, los adornos y decorados que no hacen alusión al nacimiento de Jesús, las músicas con letras que nada tienen que ver todo lo bello que quiso Dios alegrara la venida de su Hijo al mundo, todas estas son cosas que desvían la atención de la gente y lo inducen a pensar en fiesta y solamente en fiesta. Es bueno festejar, pero no festejar por el solo hecho de festejar, sino festejar sanamente a conciencia de la razón del festejo y de nuestra alegría, vamos a adornar nuestra casa con el nacimiento y con figuras que nos recuerden aquel gran momento, vamos a cantar aguinaldos, vamos a la patinata, vamos a la misa.

En este tiempo previo a la nochebuena de navidad, Dios nos llama a la esperanza en la llegada de su Hijo, de ese Mesías que viene para salvar al mundo de sus pecados y esa espera tiene que significar un cambio en nuestras vidas, cambiar para recibir al Señor. Ser mejores cada día, abrir nuestro corazón para que brote la caridad con aquellos menos favorecidos, avivar en nosotros el deseo de conversión, de oración y de formación, que en conjunto será el mejor presente que podamos ofrecer al pie de la cuna del Niño Jesús. Vivamos la Navidad como verdaderos católicos.
Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca siempre.