viernes, 30 de agosto de 2013

XIV-067 Debemos oir y comprar música católica


DEBEMOS OÍR Y COMPRAR MÚSICA CATÓLICA.

El título de esta meditación pareciera como una perogrullada, lo más lógico sería pensar así, si somos católicos, y también suena como aquel lema de “Compre Venezolano”, ya un tanto olvidado, pero la realidad es que hay muchos católicos que escuchan y compran música protestante y alegan que la música es bonita, que hablan bien de Dios y que las voces y los músicos son mejores que los grupos católicos, pero no es así, todas estas afirmaciones son falacias que precisamente queremos desmentir con esta meditación.

Nuestra explicación está basada en una charla del Teólogo Dr. Fernando Casanova, antiguo Pastor Protestante convertido al catolicismo, y él comienza por citar a San Pablo en la primera carta a los Corintios, donde dice “Todo me es permitido, pero no todo me es provechoso”(1 Cor, 6, 12) con lo cual responde a la pregunta de si es pecado oír música protestante, pues no lo es, lo malo es que eso no te aprovecha para tu vida de católico y lo que es peor puede llevarte por un camino equivocado deformando tu modo de pensar.

Los compositores de música protestante hacen las letras de las canciones exponiendo los elementos de su creencia religiosa porque desean que estos puntos de vista sean conocidos y sirvan como forma de evangelizar a los que la escuchen o la canten y por nuestra parte, nosotros, los que oímos la música buscamos muchas veces las cosas que nos hacen sentir bien, una música que sea bonita y agradable a nuestros oídos, sin pensar que junto con la música nos puede estar llegando un mensaje que es capaz de trastocar nuestro pensamiento y deformar los conocimientos que tenemos sobre nuestra propia religión, por ejemplo: hay una que repite muchas veces “Soy salvo, soy salvo, no hace falta más que Cristo para ser salvo” Eso está bien, pero de tanto repetirlo se puede llegar a creer que no hacen falta obras, ni oraciones, ni sacramentos ni Iglesia para salvarse que son elementos indispensables en nuestra religión católica.
En cuanto a las falacias de que hablábamos al principio, ninguna de ellas resiste un mínimo de análisis, en la Iglesia Católica encontramos muy bella música e intérpretes de gran valía, muchos de ellos que hubieran podido dedicarse al canto como profesión con muy buen rendimiento económico para sus vidas y que sin embargo tomaron la decisión de dedicar sus voces al canto religioso, como es el caso de la Coral Betania que cuenta con excelentes voces de personas que han estudiado música y canto, que han ganado premios por sus actuaciones, pero que han preferido vivir en el anonimato para dar glorias y alabanzas a Dios dentro de un grupo coral.

Hay que pensar también que la caridad entra por casa, primero tenemos que ayudar a los nuestros, a nuestra familia y después a los demás, por ejemplo aquel señor que sabiendo que su hijo no tiene zapatos va y le regala a un niño pobre un par de zapatos, para que todos vean que es un hombre caritativo que hace el bien a los pobres, esa persona está pecando en realidad porque primero está la responsabilidad que tiene con su familia, aunque esta no sea vista por el público. Así también ocurre cuando compramos un disco o un CD de música, debemos preferir ante todo a la música de nuestra religión, la que nos identifica y de la cual debemos estar orgullosos, porque en la medida que nos alejemos de lo nuestro vamos perdiendo nuestra identidad católica, es por eso que debemos tener siempre presente que debemos oír y comprar música católica.
Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón, te deseo un feliz fin de semana, no olvides el rezo del Rosario en familia y la asistencia a la Misa Dominical.

miércoles, 28 de agosto de 2013

XIV-066 Ayudándote en tu dolor y sufrimiento


AYUDÁNDOTE EN TU DOLOR Y SUFRIMIENTO.

Hoy quiero que meditemos un poco sobre ese dolor y ese sufrimiento que te aquejan, qué sentido tiene? Por qué si Dios nos quiere tanto permite que esto suceda? Sé que muchas de estas preguntas o parecidas han cruzado por tu mente en estos días y tal vez no has encontrado respuestas, quiero ayudarte a encontrarlas.

Lo primero es dejar a un lado nuestra soberbia, si porque soberbia es ese orgullo desmedido que nos hace pensar que nuestro razonamiento es el único y verdadero que nos hace comparar nuestra sapiencia con la sabiduría de Dios, cuando en la realidad son incomparables, la de Dios es infinitamente superior y debemos pensar que si Dios permite nuestro sufrimiento es porque tiene un propósito, algo que no está a la vista, que tal vez tardemos años en darnos cuenta, pero que venido de Dios que nos ama como criaturas suyas que somos, siempre será algo bueno para nosotros. Para nuestra escasa inteligencia esto es difícil de comprender, pero existe una forma de abrir paso a ese entendimiento, confiar en Dios.

Confiar en Dios significa poner toda nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad en El y pensar que nos ama que quiere nuestro bien, a pesar de las apariencias, a pesar de este dolor y este sufrimiento por el que estamos atravesando. Ese es el mejor camino, lo contrario sería tomar el camino equivocado de echarle la culpa a Dios y de renegar por todo lo que nos ocurre. Sé que no es fácil, porque a pesar de que siempre decimos que confiamos en Dios y acudimos a El en los momentos difíciles de nuestra vida, cuando los resultados de nuestras oraciones no son inmediatos huye nuestra fe y se desvanece nuestra esperanza, por eso lo primero que tenemos que hacer es pedir a Dios, no que nos quite el dolor y el sufrimiento, sino que refuerce nuestra fe y nuestra esperanza para creer en El, a pesar de todo y con estos refuerzos seremos capaces de enfrentar la situación y aceptar lo que nos está sucediendo como un don de Dios que tiene un propósito que desconocemos pero que es para que obtengamos un bien mayor, de esta manera hallaremos paz en nuestras inquietudes.

Dios ordena todo en este mundo, no se mueve la hoja de un árbol sin su voluntad, y ordenar significa que todo aquello que está desarreglado, todo aquello que anda mal, va a convertirse en algún momento en algo bueno y ordenado. Por otra parte, el amor de Dios hacia nosotros es mayor que el que nosotros nos tenemos a nosotros mismos, Dios nos quiere más, recordemos que ese amor comenzó cuando El nos amó primero y buscó la forma en que podría sacarnos de las tinieblas y de la ignorancia para que alcanzáramos la salvación eterna, mediante el sacrificio de su Hijo. Todo esto nos debe llevar a pensar que Dios está consciente de lo que nos está sucediendo y de que El sabe por qué y para qué nos está ocurriendo todo aquello, solo tenemos que confiar en su voluntad y dejarnos llevar por este pensamiento en nuestras oraciones y nuestras peticiones: ¡Señor! Tú conoces mis penas y mis dolores, ayúdame a aceptarlas y a tener fe en ti y esperanza en tus propósitos. Yo también te amo Señor, cúmplase en mi tu voluntad. Alabado sea Dios!
Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca por siempre.

lunes, 26 de agosto de 2013

XIV-065 La Encarnación y la Naturaleza de Jesús.



LA ENCARNACIÓN Y LA NATURALEZA DE JESÚS.

Vamos a repasar hoy los párrafos del Catecismo de la Iglesia Católica que van del 461 en adelante, en los que se trata acerca de la Encarnación del Hijo de Dios y de su condición o naturaleza. Con la palabra “Encarnación” se quiere significar el hecho de que el Hijo de Dios haya asumido la naturaleza humana para llevar a cabo nuestra salvación. Ya decíamos en nuestra meditación catequística anterior que el Verbo de Dios se hizo carne para habitar entre nosotros, se despojó de sí mismo y tomó la condición de siervo, para hacerse semejante a nosotros los hombres y obedecer así los designios del Padre. Nosotros creemos en esta Encarnación y ese es uno de los signos distintivos de la fe cristiana.

Ahora vamos a la parte más difícil de nuestra meditación de hoy y es la que se refiere a la naturaleza de Jesús y que se ha prestado para muchas discusiones a lo largo de la historia, algunas de ellas con pronunciamientos que fueron considerados herejías, como los monofisitas o los arrianos y hubo que reunir a Concilios enteros para discutir la cuestión y establecer principios en los cuales debemos creer.

Los problemas surgen cuando tratamos de entender esta Encarnación y pensamos si Jesucristo era Dios o era hombre, si era ambas cosas o si en él había una mezcla confusa de ambas naturalezas, la verdad sobre este asunto fue establecida en forma definitiva por el Concilio de Calcedonia, aproximadamente en el año 451, este nos enseña que “hay que confesar a un solo y mismo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo: perfecto en la divinidad y perfecto en la humanidad; verdaderamente Dios y verdaderamente hombre, compuesto de alma racional y de cuerpo; consubstancial con el Padre según la divinidad y consubstancial con nosotros según la humanidad, “en todo semejante a nosotros, menos en el pecado”(Hb 4,15).

Jesucristo, siendo Dios, había nacido del Padre antes de todos los siglos, por eso era que él le decía a los fariseos que había conocido a Moisés y a Abraham, que él ya existía cuando ellos vivieron y por supuesto los fariseos no le creían y le decían “pero si tú eres más joven que nosotros, como vas a haber conocido a Moisés y Abraham?” y es que ellos solo veían su naturaleza humana, la de un joven de treinta y pico de años, o sea el tiempo que hacía desde la Encarnación ocurrida en el vientre de la Santísima Virgen María. De manera que en Jesús existen las dos naturalezas, la humana y la divina, no confundidas sino unidas en la Persona del Verbo.

Es importante que tengamos esto muy claro, para no dejarnos confundir por opiniones equivocadas, “Cristo, siendo verdadero Dios y verdadero hombre, tiene una inteligencia y una voluntad humanas, perfectamente de acuerdo y sometidas a su inteligencia y voluntad divinas que tiene en común con el Padre y el Espíritu Santo”, con los cuales forma la Santísima Trinidad. Por lo tanto la Encarnación es el misterio de la admirable unión de la naturaleza divina y de la naturaleza humana en la única persona del Verbo.

Recemos esta breve oración de la Liturgia Bizantina: “!Oh Hijo unigénito y Verbo de Dios! Tú que eres inmortal, te dignaste, para salvarnos, tomar carne de la Santa Madre de Dios y siempre Virgen María. Tú, Cristo Dios, sin sufrir cambio te hiciste hombre y, en la cruz, con tu muerte venciste la muerte. Tú, uno de la Santísima Trinidad, glorificado con el Padre y el Espíritu Santo, ¡sálvanos!.”
Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca siempre.

miércoles, 21 de agosto de 2013

XIV-064 Espíritu de entendimiento y sabiduría.



ESPÍRITU DE ENTENDIMIENTO Y SABIDURÍA.

Los misterios de Dios son insondables, sin su ayuda no seriamos capaces de entenderlos, es por ello que debemos pedir en todo momento esa ayuda que nos viene dada por el Espíritu Santo. El ejemplo más palpable lo tenemos en la experiencia de los apóstoles después de la resurrección y ascensión del Señor, tal como se los había prometido cuando estaba con ellos, Jesús les envió el Espíritu Santo el día de Pentecostés y fue capaz de cambiar aquellos hombres tímidos y mundanos en hombres animosos y espirituales, dotándolos de inteligencia inusitada y de un liderazgo capaz de cambiar las conciencias de miles de personas con solo pronunciar un discurso.

Nosotros los laicos somos quizá los más necesitados de esta ayuda para cumplir nuestra misión evangelizadora, así como les fue enviado a los apóstoles, también a nosotros no nos lo negará el Señor si se lo pedimos: “Ven, Espíritu Santo y envíanos del cielo un rayo de tu luz purísima”. La luz del Espíritu Santo es capaz de iluminar como lo hace el relámpago que aún en tempestades lejanas podemos ver su resplandor y su luz es inspiradora, es pura, e infunde en nuestras almas la gracia santificante.

No olvidemos que el Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad, por lo tanto es Dios, es el mismo Dios Creador que nos narra la Biblia: “En el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra, todo era confusión y no había nada en la tierra. Las tinieblas cubrían los abismos mientras el espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas.” (Gen 1, 1-2) La misma paloma que aleteó sobre la cabeza de Jesús en el momento de su bautizo en el Jordán, la misma que llevó una rama de olivo al arca de Noé para indicar que un nuevo mundo estaba por comenzar, es el mismo Espíritu Santo que existe desde la creación del mundo y que reposa sobre las aguas del Bautismo y nos colma con sus dones y virtudes.

Nuestra primera actitud debe ser la humildad de reconocernos incapaces de valernos por nosotros mismos, mientras naveguemos en el mar de la soberbia y nos creamos que somos la última Pepsi-cola del desierto, no vamos a llegar a ninguna parte y lo más probable es que nos estrellemos, una vez superado este escollo y que reconozcamos que somos aquella confusión y aquella nada de que nos habla el Génesis de la Sagrada Escritura, que tranquilicemos nuestro espíritu y oremos y suspiremos por la ayuda del Espíritu Santo, él vendrá a nosotros como aquella brisa fuerte que movió la casa de los apóstoles y se posará sobre nuestra cabeza como una llamita encendida para cubrirnos de entendimiento y sabiduría.

El obrará en nosotros una conversión que nos permitirá ser caritativos, alegres y sembradores de la paz entre nuestros hermanos, dará a nuestras mentes la claridad necesaria para saber distinguir lo malo de lo bueno, dará a nuestros corazones fidelidad, bondad, comprensión y nos mostrará los caminos del Padre para hacernos solidarios con sus planes de salvación.

Invoquemos pues con fe la ayuda del Espíritu Santo, que nos de la fortaleza necesaria para resistir las adversidades que se nos presentarán y aunque físicamente sigamos siendo los mismos, espiritualmente seamos trocados en hombres y mujeres nuevos, con la fe y el optimismo que tuvieron los apóstoles después de Pentecostés.

Glorifiquemos a Dios con nuestra vida.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca siempre.

lunes, 19 de agosto de 2013

XIV-063 ¿Por qué el Verbo de Dios se hizo carne?



¿Por qué EL VERBO DE DIOS SE HIZO CARNE?

Continuamos con nuestro repaso del Catecismo de la Iglesia Católica, y pasamos ahora al Artículo 3 del Capítulo Segundo, lo cual pueden encontrar del párrafo 456 en adelante. Vamos a responder a la pregunta que titula esta meditación: ¿Por qué el Verbo de Dios se hizo carne? Antes que nada debemos definir el contenido o significado de esa pregunta: qué es el Verbo de Dios y que significa “hacerse carne” Como ustedes saben Dios creo al hombre y se comunicaba con él por medio de la palabra, así vemos en el Antiguo Testamento desde el Génesis mismo que Dios habla a Adán y Eva, habla a los primeros patriarcas, habla a Abraham y a Moisés y todo lo hace con Sabiduría y esa Sabiduría es el Verbo de Dios, nos dice el apóstol San Juan: “En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba ante Dios, y la Palabra era Dios, ella estaba ante Dios en el principio. Por ella se hizo todo, y nada llegó a ser sin ella. Lo que fue hecho tenía vida en ella, y para los hombres la vida era luz.” (Jn 1, 1-5) Es decir que el primer conocimiento que el hombre tiene de Dios es por medio de la palabra, escucha su voz, aunque no puede verlo porque Dios es un espíritu que el hombre no puede ver con sus ojos, pero para el hombre Dios es esa Palabra, por eso es que San Juan nos dice “y la Palabra era Dios”.

Y la otra parte de la pregunta: “hacerse carne” significa adquirir la forma de un ser humano, de un ser de carne y hueso, igual a cualquiera de nosotros. Cuando Dios decide enviar a su Hijo Jesucristo al mundo lo hace nacer de una mujer, como nacen todos los hombres, tomando vida en el seno de su madre y luego naciendo a la luz, por eso nos dice San Juan: “Y la Palabra se hizo carne, puso su tienda entre nosotros, y hemos visto su Gloria; la Gloria que recibe del Padre el Hijo único; en él todo era don amoroso y verdad.” (Jn 1, 14)

Ahora tenemos clara la pregunta que estamos haciendo ¿Por qué el Verbo de Dios se hizo carne?. En el Credo nosotros respondemos a esa pregunta cuando decimos “Por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen y se hizo hombre.” En otras palabras, que la razón por la cual Dios se hace hombre es “por nosotros” y “por nuestra salvación”, Dios quiere que nosotros nos salvemos, que superemos esta prueba aquí en la tierra para que vivamos para siempre junto a El y qué es necesario para ello? Seguir un modelo de comportamiento que ya nos había sido dicho por medio de los Mandamientos que Dios dio a Moisés, pero que el hombre se empeña en no cumplir, por eso Dios quiere darnos un ejemplo de cómo se puede ser hombre y al mismo tiempo cumplir con la voluntad de Dios, imitando a Jesús que fue en todo igual a los hombres, menos en el pecado.

Dios nos ama tanto que nos envió a su Hijo como un salvador y nos quiere además premiar haciéndonos también hijos suyos, “ a todos los que lo recibieron les dio capacidad para ser Hijos de Dios.” (Jn 1, 12). Dios quiere sanar nuestra naturaleza enferma, vio que estábamos en las tinieblas y quiso enviarnos la luz para que saliéramos de esa prisión y nos hiciéramos libres. El Verbo se hizo carne para que conociésemos el amor y la misericordia de Dios.

Ahora sabemos lo que Dios quiere de nosotros y lo que debemos hacer para complacerle y retribuir de alguna manera tanto amor que nos ha dado y nos sigue dando cada día.
Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.
  
Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca por siempre.

jueves, 15 de agosto de 2013

XIV-062 La Asunción de la Virgen María.



LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA.

Hoy celebra la Iglesia el Dogma de la Asunción de la Virgen María a los Cielos. ¿Qué es un dogma? ¿Por qué decimos Asunción en lugar de Ascensión? ¿Cómo ocurrió esto? Vamos a tratar de responder a estas inquietudes en el transcurso de estas líneas. Ante todo les invito a una Misa que con este motivo se celebrará hoy a las 6 y 30 pm en la Iglesia Santa Ana de La Lagunita, la cual contará con los cantos de la Coral Betania.

En términos generales se considera dogma a una proposición que se asienta por firme y cierta y como principio innegable de una ciencia. El término se ha extendido al campo religioso y su uso se refiere a aquellas verdades divinas que el magisterio de la Iglesia ha decretado como tal y que por tanto deben ser creídas y aceptadas por todos. Se considera que estas verdades divinas siempre han existido y se han venido trasmitiendo de generación en generación, pero que por diversas razones se han prestado a dudas y a distorsiones por lo que la Iglesia se ve en la necesidad de reafirmar dicha verdad por medio de un dogma para que sea creído por todos los que profesan la religión.

El dogma de la Asunción de la Virgen María a los cielos fue decretado por el Papa Pio XII el 1º de Noviembre de 1950, esto después de que por muchos años se oraba en los templos y en los colegios católicos, para que fuera aceptada esta verdad como dogma y se recibieran en el Vaticano, solo de España, más de 750.000 firmas de católicos pidiendo que se declarara el dogma. El Papa solemnemente en reunión con todos los Obispos del mundo en la Basílica de San Pedro declaró que la Asunción de la Virgen María a los cielos en cuerpo y alma es una verdad que debe ser creída y aceptada por todos los fieles.

La diferencia entre el termino Asunción que se usa para el caso de la Virgen María y el de Ascensión  que se usa para Jesús, se refiere a que en el caso de Jesús lo hizo por su propio querer y poder, en tanto que en la Virgen se da por el querer de Jesús y ayudada por los santos ángeles.
Después de la muerte de Jesús y de su Resurrección y Ascensión al Cielo, la Virgen María vivió unos catorce años más, evangelizando, acompañando a los apóstoles y aconsejándoles y haciendo el bien a los necesitados y consolando a los tristes, hasta que llegó el momento en que el Señor la llamó al cielo, entonces ella cerró sus ojos y se quedó como dormida, por eso a este paso se le denomina también como la Dormición de la Virgen María. Cuenta la Virgen a Sta. María de Agreda que los apóstoles encargaron a unas servidoras de la Virgen que ungiesen su cuerpo con perfumes y aromas para su sepultura, pero que estas no pudieron hacerlo porque su cuerpo resplandecía con un brillo enceguecedor, enterados San Pedro y San Juan entraron ellos mismos al oratorio donde estaba el cuerpo y observaron lo que las doncellas les habían dicho, escuchando además unos cánticos de ángeles que decían “Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo” y otros decían “Virgen antes el parto, en el parto y después del parto” y finalmente una voz que les dijo: “Ni se descubra ni se toque el sagrado cuerpo.” La Virgen fue introducida en un féretro y enterrada en un sepulcro nuevo, más tarde llegó el Apóstol Tomás que no estuvo presente para el entierro y pidió a San Pedro que le permitiera ver por última vez a la Virgen y besar las manos que tantas veces lo habían bendecido, cuando fueron y abrieron el féretro no encontraron el cuerpo sino un montón de pétalos de flores, la Virgen había sido llevada en cuerpo y alma por su Hijo a los Cielos.

Glorifiquen a Dios con sus vidas.
  
Que la paz de Cristo reine en tu corazón, te deseo un feliz fin de semana, no olvides el rezo del Rosario en Familia y la asistencia a la Misa Dominical.

martes, 13 de agosto de 2013

XIV-061 Jesús y el Título de Señor.



JESÚS Y EL TITULO DE SEÑOR.

No olvidemos nuestro repaso del Catecismo, habíamos estado hablando acerca de los nombres o títulos que se dan a Jesús y su significado, hoy queremos referirnos al último de estos nombres, el título de Señor, con lo cual se concluye el artículo dos del Capítulo segundo del Catecismo, lo que pueden encontrar en los párrafos que van del 446 al 455.

En el Antiguo Testamento, el título de Señor es el que se da a Dios Padre y esto viene desde el episodio de la zarza ardiente en la que Moisés le pregunta a Dios su nombre y El le responde con el enigmático nombre de Yaveh que como sabemos tiene el significado de “Yo soy”, pero también en el idioma griego esta expresión se tradujo por la de “Kyrios” que quiere decir “Señor”. De manera que en el Antiguo Testamento, a partir de entonces la palabra Señor identifica al Dios de Israel, en cambio en el Nuevo Testamento no solo se utiliza para el Padre sino que también se le da a Jesús con lo cual de paso se le hace un reconocimiento como Dios. Y es que Jesús mismo se lo atribuye cuando habla con los apóstoles y les dice “ustedes me llaman Señor y en realidad lo soy…” y en la lectura de los evangelios vemos como muchas personas al dirigirse a Jesús para pedirle o preguntarle algo lo hacen con este título, en señal de respeto y confianza. También el apóstol Tomás cuando reconoce a Jesús resucitado le dice “Señor mío y Dios mío” (Jn 20, 28) en señal de adoración, expresión que usamos nosotros en el momento de la elevación durante la Santa Misa.

De manera que el título de Señor va adquiriendo en la lectura del Nuevo Testamento una connotación de amor y respeto que lo convierte en propio de la tradición cristiana “!Es el Señor!” (Jn 21, 7) exclaman los apóstoles al reconocer a Jesús resucitado, y es a la vez un reconocimiento de la condición divina de Jesús y de que a El corresponden también el honor y la gloria que son debidos a Dios Padre.

Esta afirmación del señorío de Jesús tiene también para nosotros los católicos un significado muy importante y es el de que el hombre no debe limitar su libertad personal a ningún poder terrenal sino solo a Dios Padre y al Señor Jesucristo.

Por último hagamos referencia a que la oración cristiana comienza y termina dando este título de Señor a Jesucristo, ciertamente cuando en el sacrificio de la Misa se invita a rezar el oficiante dice “El Señor esté con vosotros” y al terminar “por Jesucristo Nuestro Señor” y en la Carta a los Corintios nos dice San Pablo que nadie puede decir “!Jesús es Señor!” sino por influjo del Espíritu Santo ( 1 Co, 12, 3) es decir que confesar o invocar a Jesús como Señor es creer en su divinidad.
Glorifiquemos a Dios con nuestra vida.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca siempre.

viernes, 9 de agosto de 2013

XIV-060 Cuando se reza con fe.



CUANDO SE REZA CON FE.

Sin duda alguna que esta ha sido la semana de la Sierva de Dios, Maria Esperanza, nosotros por nuestra parte hemos querido dedicarle a ella las meditaciones de la presente semana que con la gracia del Espíritu Santo, hemos logrado publicar en tres ocasiones, lo que últimamente no se había podido hacer con esa frecuencia por diferentes razones. El pasado lunes hablábamos de la Misión Divina que el Señor encomendó en su vida a la Sierva de Dios, como fue la de defender la unidad y la santidad de la familia, y el pasado miércoles nos referimos al ejercicio de las virtudes, especialmente la fe que es el fundamento de todas las demás. Ese fue el día en que recordamos su partida al Cielo y lo hicimos con la celebración de una Santa Misa en el Cementerio del Este y con las ofrendas florales y el rezo del Rosario en el lugar donde reposan sus restos, la jornada parecía que terminaba allí, pero ayer ocurrió un hecho que viene como a coronar la semana y que quiero compartir con ustedes.

Durante el día y gracias a las redes de comunicación instantánea, fuimos informados de la repentina enfermedad de un hermano de nuestros queridos compañeros Jonathan y Maria Alejandra Scelza, de nombre Javier, el cual se encontraba en Barinas y mientras manejaba su auto preparándose para regresar a Caracas, sufrió de un fuerte dolor de cabeza y convulsiones que ameritaron su traslado a una clínica local.  En los primeros momentos no se tenía un diagnóstico preciso de su repentina afección, por lo que se pidió oración a todos los miembros de la Fundación Betania por su recuperación.

Al caer la tarde, como todos los jueves eucarísticos, nos reunimos en casa de la familia Bianchini para hacer una hora santa de oración y se presentaron a la reunión Jonathan y otro hermano del enfermo, este de nombre Alejandro, para pedir que en el momento de las peticiones se orara por la salud de Javier a quien en un primer diagnóstico se había determinado que tenía una aneurisma en la cabeza, de alto riesgo y que se le estaban haciendo otros exámenes para ver si era factible una operación. Así lo hicimos, pedimos la intercesión de la Virgen Reconciliadora y de la Sierva de Dios Maria Esperanza, con mucha fe, pensando en las palabras de Jesús: “Todo lo que pidan en la oración , crean que ya lo han recibido y lo obtendrán” (Mc 11, 24)

En esta ocasión tuvimos la dicha de tener presente al Padre Timothy Bayerley, vice-postulador de la causa de beatificación de la Sierva de Dios Maria Esperanza, quien nos acompañó en la adoración y durante la misma se hizo especial intención por la salud de Javier. Ya casi al concluir la hora, Jonathan alzó la voz y leyó un mensaje que acababa de recibir en el cual le informaban que según los últimos exámenes realizados a Javier se había determinado que la lesión era tan pequeña que no revestía peligro y que no sería necesaria la operación, hubo una explosión de alegría y de aplausos que no se hizo esperar, por este hecho tan milagroso y patente que viene a coronar esta semana y que es producto de la oración de todos hecha con verdadera fe.
Glorifiquemos a Dios con nuestra vida.


Que la paz de Cristo reine en tu corazón, te deseo un feliz fin de semana, no olvides el rezo del Santo Rosario en Familia y la asistencia a la Misa Dominical, que Dios te bendiga.

miércoles, 7 de agosto de 2013

XIV-059 María Esperanza de la Luz


MARÍA ESPERANZA DE LA LUZ.

Hoy se cumplen nueve años de la partida al Cielo de nuestra querida “mamma”, María Esperanza Medrano de Bianchini, orgullo de Venezuela por su ejemplo de vida cristiana, por su abnegación y entrega a los más necesitados y por el grado heroico en que desarrolló las virtudes que le adornaron a lo largo de su existencia. La Iglesia Católica estudia hoy el ejercicio de esas virtudes, en base al testimonio de las personas que la conocieron en vida, para pronunciarse en consecuencia.

La vida de María Esperanza es un compendio del ejercicio de esas virtudes que Dios quiere que todos practiquemos, la virtud de la Fe que es y debe ser el centro de la vida de todo bautizado, porque ella irradia su luz potente a todas las otras virtudes, destaca en todas las etapas de su vida, una fe profunda que brotaba de lo más íntimo de su corazón. Alimentada constantemente por la oración, la meditación y la práctica de los sacramentos, esa fe era de tal magnitud que se irradiaba a todos aquellos que entraban en contacto con ella, infundiendo en ellos el deseo de servir a la Iglesia, de escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica. Su hablar con propiedad y autoridad eran como una luz que iluminaba a los que estaban a su alrededor y los invitaba a participar en los sacramentos y en la vida litúrgica de la Iglesia, de allí surge el apodo de María Esperanza de la Luz con que hemos titulado esta meditación, porque ella iluminó como antorcha encendida el camino de muchas almas que lo necesitaban.

Dios es amor y cuando amamos a Dios con toda nuestra alma y con todo nuestro corazón, como lo hiciera María Esperanza desde su infancia, Dios retribuye ese amor y no se deja ganar en generosidad, de allí que Dios premiara a la hoy Sierva de Dios, con muchos dones y carismas que ella usó con prudencia y humildad en favor de los enfermos y necesitados. También la Santísima Virgen, su gran amor, la premió con sus apariciones y mensajes, premio que de paso nos favorece a todos los venezolanos que ahora tenemos una advocación propia, la de María Virgen y Madre Reconciliadora de todos los pueblos y naciones y un Santuario en Betania con una gruta en la que la Virgen nos acoge a todos sus hijos y escucha con atención nuestras súplicas.

María Esperanza llevó por todo el mundo el mensaje de Reconciliación que la Virgen le había entregado en Betania, especialmente por los Estados Unidos, país al cual recorrió de costa a costa, que la amó de una manera muy especial, amor que se hizo patente en la multitud de fieles, sacerdotes, obispos y religiosas que colmaron la capacidad de la Catedral de Metuchen, New Jersey, el día de la apertura de su Causa de Beatificación y Canonización, porque ella llevó esperanza por doquier y liberó a muchos de las ansiedades y los temores que nos rodean en el mundo de hoy, sembrando amor a Dios y al prójimo y predicando la necesidad de la unidad familiar y el compartir como base para el desarrollo de un mundo mejor, sigamos nosotros su ejemplo.

Glorifiquemos a Dios con nuestra vida.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca siempre.

lunes, 5 de agosto de 2013

XIV-058 La Santidad en la Familia.


LA SANTIDAD EN LA FAMILIA.

El próximo miércoles 7 de agosto se conmemoran nueve años de la partida al Cielo de María Esperanza Medrano de Bianchini, la mística venezolana vidente principal de las apariciones de la Virgen María en Finca Betania, declarada Sierva de Dios en la apertura de su causa de beatificación y canonización el 31 de Enero de 2010, en la ciudad de Metuchen, New Jersey, Estados Unidos, durante solemne acto en la Catedral de San Francisco de Asís, presidido por el Arzobispo de dicha ciudad Reverendo Paul Gregory Bootkoski.

Con motivo de esta celebración se llevará a cabo una misa en la Capilla del Cementerio del Este a las 3pm., oficiada por el Rev. Timothy Bayerley, Vice-Postulador de la Causa y amenizada por la Coral Betania, posteriormente se rezará un rosario en el lugar donde reposan los restos de la Sierva , ubicado a pocos metros de la Capilla.

Entremos en materia, la Misión que Dios quiso encomendar a su Sierva María Esperanza fue la de demostrar al mundo que es posible llegar a la Santidad en la Familia y que por tanto debemos procurar familias bien fundamentadas sobre la roca de Cristo que se mantengan unidas y así puedan lograr como fruto la santidad de sus integrantes. Como nos ocurre a todos, la misión que Dios quiere para nosotros no se nos muestra con claridad en los primeros años de nuestra vida y es tal vez porque Dios quiere primero probar nuestro temple y nuestro carácter para lograrla antes de encomendárnosla claramente. Así ocurrió con María Esperanza, sus primeros años fueron una prueba de su fe y de su valentía para afrontar las dificultades de esta vida y ella los discurrió con una demostración permanente de su gran amor por Dios y las almas. Fue así como llegó a pensar en su juventud, cuando apenas tenía 23 años, que su destino era dedicar su vida a Dios íntegramente por medio de la contemplación y la oración, por lo que decidió ingresar a un convento de monjas carmelitas ubicado en la ciudad de Mérida, en la cima de los andes venezolanos y fue allí donde por medio de varias experiencias místicas Dios le manifestó su verdadera misión que no se desarrollaría en la santa intimidad de un convento como religiosa, sino en medio del mundo, siendo laica, casándose y formando una familia que fuera ejemplo de unidad y de santidad. Ella supo obedecer y cumplió la misión que Dios le encomendó.

Hablábamos en nuestra meditación anterior acerca de la Contaminación moral del Mundo de hoy y Dios quiere modificar esto partiendo de la raíz del problema que es la desintegración de que son víctimas las familias de nuestro tiempo, demostrando con la familia que formó María Esperanza compuesta por 34 personas que estuvieron todos presentes alrededor de su lecho el día de su partida, que si es posible lograr la unión y la solidaridad en las familias, y que por tanto es también posible lograrlo en la sociedad, recuperando el camino de la salvación y la posibilidad de vivir en un mundo mejor, donde nos amemos todos como hermanos de verdad.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca por siempre.

viernes, 2 de agosto de 2013

XIV-057 La Contaminación Moral del Mundo


LA CONTAMINACIÓN MORAL DEL MUNDO.

Hemos tenido noticias acerca de un derrame petrolero ocurrido en Tailandia, al parecer de una gran magnitud, similar al ocurrido en el año 2010 en el Golfo de México, el petróleo derramado en las aguas se va extendiendo poco a poco, con las terribles consecuencias que esto acarrea por la contaminación ambiental, produciendo daños en la fauna y la flora que perjudican la ecología y la vida del hombre; es lamentable que esto ocurra casi siempre debido a un pequeño error humano, a una mala decisión. En el mundo ocurre actualmente algo parecido con la moral y las buenas costumbres, existe lo que podríamos llamar La Contaminación Moral del Mundo, producida por la acumulación de pequeñas decisiones erradas del hombre que van en contra de las verdades enseñadas por Dios.

Desde la creación del hombre, no es esta la primera vez que ocurre una contaminación moral, la hubo en la época de Noé y el Señor borró de la tierra a la raza humana por medio del diluvio universal, salvándose solamente Noé y su familia, en otra oportunidad hizo llover fuego sobre las ciudades de Sodoma y Gomorra que se habían contaminado moralmente hasta el punto que Dios decidió destruirlas y me pregunto ¿Qué hará ahora el Señor con este mundo contaminado moralmente?

Dios quiere que el hombre se comporte correctamente y por ello le ha dado sus Mandamientos, diez reglas sencillas por medio de las cuales Dios quiere regular la vida del hombre y que se resumen en Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como si fuera uno mismo. Para que el hombre sepa distinguir entre lo que es bueno, cumplir esos mandamientos, y lo que es malo o sea el pecado, ir en contra de los mandatos de Dios. Sin embargo, el maligno se ocupa de disfrazar ante los ojos del hombre al pecado para que le parezca bueno lo que en realidad no lo es, y dijo la serpiente a Eva: “No es cierto que morirán. Es que Dios sabe muy bien que el día en que coman de él (del árbol del bien y el mal) se les abrirán a ustedes los ojos ; entonces ustedes serán como dioses y conocerán lo que es bueno y lo que no lo es” (Gen 3, 4-5)

La contaminación moral lleva al hombre a confundir lo bueno y lo malo, de manera que llamará bueno a lo malo y llamará malo a lo bueno, así vemos hoy en día noticias como estas: “Sexo al aire libre en Alemania”; “Actriz se desnuda en apoyo a prevención del cáncer de piel”; “Expresidente felicita a Uruguay por legalización de la Marihuana”; y de esta manera se considera como un avance el que más estados legalicen el aborto y otros legalicen los matrimonios de parejas del mismo sexo.

“…tengan cuidado para que esa gente extraviada no arrastre a los que estaban firmes y los haga caer. Crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A El la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.” ( 2Pe 3, 17-18)
Glorifiquemos a Dios con nuestra vida.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón, te deseo un feliz fin de semana, no olvides el rezo del Rosario en Familia y la asistencia a la Misa Dominical.