lunes, 30 de enero de 2012

XIII-007 La Puerta Abierta del Confesionario



LA PUERTA ABIERTA DEL CONFESIONARIO.


Observaba en estos días, durante la celebración de una misa, la puerta de un confesionario que había quedado abierta, allí estaba el sacerdote, pero no había nadie confesándose, a pesar de que la iglesia estaba repleta de fieles, la puerta parecía una invitación extendida a los que quisieran acercarse, es como si Jesús extendiese sus brazos para recibirnos como el padre amoroso de aquel Hijo Pródigo que volvió a pedirle perdón. Aquí estoy esperándote para que me digas tus faltas que yo las sé, pero quiero oírlas de tus labios y que me digas que estás arrepentido porque con ellas ofendiste al Padre y no quieres cometerlas ya más y así poder darte mi perdón.


Recordemos que Jesús dijo a sus apóstoles: “Como el Padre me envió a mí, así los envío yo también. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo: a quienes descarguen de sus pecados, serán liberados, y a quienes se los retengan, les serán retenidos.” (Jn 20, 21-23).

Los sacerdotes son los sucesores de aquellos apóstoles que han recibido la encomienda que les ha hecho el Señor y es como si fuese Jesús mismo en ese momento de “descargarnos” de nuestros pecados y la expresión es muy correcta porque los pecados son como un peso invisible que llevamos encima de nuestros hombros y que no permite que podamos accionar con la agilidad necesaria para afrontar los retos de cada día.


Los efectos de ese “peso” que representan los pecados no son únicamente espirituales, a veces afectan el funcionamiento de nuestro cuerpo como si en realidad se tratara de un peso real que lleváramos a cuestas, es bien sabido que muchos enfermos comienzan una mejoría notable en su organismo después de haber hecho una confesión sacramental y eso tiene una explicación científica, nuestro cuerpo tiene glándulas que segregan sustancias curativas que nos pueden sanar, pero si la persona tiene un estado de preocupación o de angustia esa función no se cumple, mientras que al liberarse la mente de esa preocupación, todo nuestro organismo comienza a funcionar de nuevo como debe ser y se inicia la curación física que requería. Por eso es que es tan conveniente que a un enfermo lo asista un sacerdote aún cuando no esté en trance de muerte, mientras está en plena posesión de todos sus sentidos, para que pueda confesarse bien y recibir los beneficios de este sacramento, ese es un gran servicio que podemos prestar a nuestros familiares enfermos, es un acto de caridad invalorable que Dios nos tomará en cuenta.

La próxima vez que veas la Puerta Abierta del Confesionario piensa que Jesús te está llamando con sus brazos abiertos para darte su perdón, no desoigas su llamado que El quiere siempre lo mejor para ti.


Que la paz de Cristo reine en tu corazón y las bendiciones y la gracias de Dios Todopoderoso se derramen sobre tu casa y tu familia.

viernes, 27 de enero de 2012

XIII-006 Muy Sensible a la Ingratitud



MUY SENSIBLE A LA INGRATITUD.


Desde que éramos pequeñitos, casi al comenzar a balbucear nuestras primeras palabras, nuestros padres nos enseñaron que cuando recibamos algo debemos decir ¡gracias!, con el correr del tiempo esa reacción se hizo casi automática, ante cualquier favor por mínimo que este sea, por una simple cortesía que nos hagan damos las gracias, incluso cuando estornudamos, si alguien nos desea “salud”, respondemos “gracias”.


Sin embargo, así como muchos recuerdan esta enseñanza inicial de nuestra vida, hay muchos que la olvidan, son aquellos que se sienten merecedores de las cosas que reciben y se regodean en su orgullo fatuo pensando que es todavía muy poco para lo que ellos merecen, eso se llama “Ingratitud”.


El corazón de Jesucristo ha sido siempre muy sensible a la Ingratitud, basta recordar aquel pasaje del evangelio en el que diez leprosos piden a Jesús que los sane y gritaban desde lejos: “Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros” Jesús les dijo: “Vayan y preséntense a los sacerdotes”. Mientras iban quedaron sanos. Uno de ellos, al verse sano, volvió de inmediato alabando a Dios en alta voz, y se echó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole las gracias. Era un samaritano. Jesús entonces preguntó: “¿No han sido sanados los diez? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Así que ninguno volvió a glorificar a Dios fuera de este extranjero? Y Jesús le dijo: “Levántate y vete; tu fe te ha salvado.” ( Lc 17, 13-19).


Es un deber la gratitud, sin embargo el Señor la premia con la salvación. Procuremos no caer en ese estado de insensibilidad que es tan pernicioso, sepamos dar gracias en todo momento, Dios nos está derramando sus bendiciones y sus bienes en continuación, siempre habrá algo por lo que darle gracias, no hay que esperar un milagro portentoso para mover nuestro agradecimiento.

Yo rezo todos los días al levantarme esta oración: Señor, te doy gracias por haberme conservado durante la noche, por darme un nuevo día de vida. Te doy gracias por todos los días de mi vida, por haberme creado, hecho cristiano, por todos los favores recibidos, tanto materiales como espirituales, por mi casa, mi hogar, mi familia, mi salud, y por ser tan misericordioso como eres te pido perdón por todos mis pecados y que deis gracia para enmendarme y perseverar hasta el fin de mi vida, amén.”


Un feliz fin de semana para todos, no olviden el rezo del Rosario en familia y la asistencia a la misa dominical, que Dios les bendiga.

miércoles, 25 de enero de 2012

XIII-005 Conocer el Amor



CONOCER EL AMOR.

Hace pocos días veía un reportaje sobre el Hogar para Ancianos de la Comunidad Madre Emilia, situado en Montalbán, La Vega, Caracas, un sitio muy lindo, muy limpio, atendido por esta comunidad de religiosas en el que se da casa y comida a los ancianos y adultos mayores, algunos con una pensión pagada por sus familiares y otros gratuitamente, financiado por los aportes y contribuciones de personas caritativas. El sitio es amplio y limpio, muy bien llevado y las ancianitas a las que entrevistó el reportero se encuentran felices porque allí comparten sus últimos días con personas de su misma edad, se distraen y conversan, sus familiares los visitan a menudo, todos son amigos y forman una gran familia. Sin embargo, me impactó algo que dijo la Directora del local, que muchas veces han tenido que recoger en la puerta a ancianos abandonados allí por sus familiares que los dejan sin ninguna referencia y posteriormente no se ocupan más nunca de ellos. Y me preguntaba ¿Cómo es posible que un ser humano actúe así con un familiar? ¿Es acaso su corazón tan duro que no conoce el amor?
Nos dice San Juan en su Primera Carta: “Queridos míos, amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, pues Dios es amor. Miren como se manifestó el amor de Dios entre nosotros: Dios envió a su Hijo único a este mundo para que tengamos vida por medio de él. En esto está el amor; no es que nosotros hayamos amado a Dios, sino que él nos amó primero y envió a su hijo como víctima por nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos mutuamente. A Dios no lo ha visto nadie jamás, pero si nos amamos unos a otros, Dios está entre nosotros y su amor da todos sus frutos entre nosotros.” ( 1-Jn 4, 7-12)

Debemos por tanto esforzarnos por conocer a Dios, pues conociendo a Dios conoceremos el amor. Si conocemos a Dios y sabemos que él nos amó primero, seremos capaces de amarlo, amando al prójimo con ese mismo amor que Dios infunde en nosotros. El hombre que no conoce a Dios anda en medio de las tinieblas y tarde o temprano tropezará, en cambio el que conoce a Dios anda en la luz y la Sangre de su Hijo, Jesús le protegerá.

Pidámosle al Señor que no permita que nuestros corazones se endurezcan como las piedras ni que seamos insensibles al dolor y las necesidades ajenas y preocupémonos por acercarnos cada día más a Dios, porque conociéndole conoceremos también el amor.

Que la paz de Cristo esté contigo y la bendición de Dios Todopoderoso se derrame sobre ti y toda tu familia.

lunes, 23 de enero de 2012

XIII-004 Que nos una el corazón.



QUE NOS UNA EL CORAZÓN.


Hemos hablado de la necesidad de mejorar nuestra vida interior, ello se logra mediante la meditación, la oración, la penitencia y la eucaristía. Nosotros estamos tratando de ayudarles con la primera de estas acciones, la meditación, es probable que muchos piensen: si, voy a meditar, ¿pero sobre qué voy a meditar?, la colaboración de nosotros está en plantearles un Tema que es susceptible de meditación y exponerles algunas ideas que les sirven para contrastarlas con las propias y con las que hayan escuchado acerca de ese tema, todo lo cual los debe llevar a una conclusión.


Ciertamente no podemos esperar que todas las personas piensen de igual manera, sobre cada tema habrá diferentes opiniones, cada quien desde su propio punto de vista, de acuerdo con sus conocimientos, con su cultura, con su experiencia de vida, con su temperamento y su carácter, opinará de forma diferente, pero cuidado, esto no puede ni debe en ningún momento ser motivo de división o de separación entre nosotros, puede que nuestras mentes piensen diferente, pero que nos una el corazón.


No podemos ser partícipes de una división en el Reino de Dios, por el contrario debemos ser siempre factores de unidad, recordemos las palabras de Jesús: “Un reino donde hay luchas internas va a la ruina” ( Lc 11, 14) Ninguno de nosotros quiere la ruina del reino de Dios, todos aspiramos a participar de él por toda la eternidad, entonces ¿quién quiere provocar esas divisiones?, tiene que ser el maligno, él sabe también que la forma de combatir el bien es provocando la división, la desunión. Lo malo de las ideas contrapuestas no está en sí mismas, sino en las actitudes y las acciones que tomemos para hacer prevalecer las nuestras, es por ello que debemos entregar a Cristo todas nuestras actitudes y pedirle que sea El quien nos oriente en nuestras opiniones.


Debemos procurar en lo posible la unidad de las mentes en sus juicios y criterios, ello es posible si se dejan de lado actitudes radicales o de claro enfrentamiento y se intercambian opiniones y puntos de apoyo en busca de la unidad, seamos siempre factores de unidad y no factores de separación.


La mejor manera de buscar esta unidad es poniendo a participar nuestro corazón y hacerlo todo por amor a Dios y al prójimo, expongamos nuestras ideas respetando el criterio de los demás y emitamos nuestros juicios pensando primero en el amor que Dios nos pide por todos nuestros hermanos.


Que la paz de Cristo esté contigo y la bendición de Dios Todopoderoso se derrame sobre todos los tuyos.

viernes, 20 de enero de 2012

XIII-003 Integrismo, Fundamentalismo y Fanatismo Religioso



INTEGRISMO, FUNDAMENTALISMO Y FANATISMO RELIGIOSO.

El buen católico debe ser una persona normal que acepta su religión con una conciencia clara de lo que está asumiendo, alejado de extremos perjudiciales tanto para él como para el futuro de la religión de Cristo, estamos convencidos de que nuestra religión es la verdadera, la fundada por Cristo sobra la roca de Pedro y que debemos tender a la unificación de todas las creencias para llegar a ser un solo rebaño con un solo pastor como lo soñamos y lo profetizó Nuestro Señor, en este sentido debemos atender a las enseñanzas de nuestra Iglesia y a las directrices del sucesor de Pedro para que por ese camino se pueda lograr esa unificación, buscando todo aquello que nos une y rechazando las posiciones de enfrentamientos y desunión a los que conducen el Integrismo, el Fundamentalismo y el Fanatismo Religioso.

El integrismo es la actitud de mantener íntegros los principios de la doctrina tradicional, son los católicos que hallan incompatibles la práctica de la tolerancia con la firmeza de la fe, adoptan un exacerbado tradicionalismo religioso, aplicando la intransigencia a la defensa de cosas discutibles, desconfían del papel de la razón en la búsqueda de la verdad y truecan en dogmas sus pareceres particulares. El integrismo viene de la época de Pio IX, floreció durante Pio X y ha renacido después del Concilio Vaticano II, siendo uno de sus exponentes el Obispo francés Marcel Lefebvre quien se opuso a las reformas del Concilio Vaticano II y se separó de la Iglesia católica fundando su propia religión.

Por su parte, el Fundamentalismo lo constituyen corrientes religiosas que promueven la interpretación literal de un texto básico como El Corán, la Torá o la Biblia. Es un fenómeno moderno, de principios del siglo XX que surge en los EEUU en ideologías cristianas protestantes que enarbolan la infalibilidad de la Biblia y de allí se ha extendido a todas las religiones del mundo, en especial aquellas que existían antes de la llegada de los colonizadores españoles y que fueron desplazadas por el Cristianismo, de allí que al iniciarse el proceso de descolonización surge como una reacción antioccidental y se asocia principalmente a los movimientos islamitas,
Por último, el Fanatismo consiste en una pasión exacerbada, desmedida y tenaz hacia una causa religiosa, política o a un pasatiempo o hobby (como el fanatismo en el Base-Ball), es un entusiasmo desmedido que se convierte en una monomanía persistente de modo obstinado y a veces violento. Puede llegar a extremos peligrosos, especialmente en cuanto al Fanatismo Religioso, como matar o encarcelar a seres humanos con el deseo de imponer una creencia considerada buena para el fanático. (Ejemplo principal es el fanatismo judío en la época de Cristo que los llevó a crucificarlo) . El fanatismo religioso ha llevado a guerras santas, conflictos bélicos, holocaustos, asesinatos, y actos terroristas.

No caigamos pues en ninguno de estos extremos, la religión no debe imponerse por la fuerza ni a ultranza, la mejor manera de convencer es con el amor y la caridad, siguiendo el ejemplo de vida de Nuestro Señor Jesucristo y amándonos los unos a los otros igual que como él nos ha amado.

miércoles, 18 de enero de 2012

XIII-002 Somos Chispas del amor de Dios.




SOMOS CHISPAS DEL AMOR DE DIOS.

Así como brotan del Corazón de Jesús esas llamas que simbolizan su gran amor por la humanidad, por sus hermanos menores, nosotros, así también arde el Corazón del Padre por todos sus hijos y de esas llamas brotan incesantemente chispas encendidas que bajan a la tierra y se recubren de un cuerpo humano, somos nosotros, somos chispas del amor de Dios.

Esa chispa queda escondida en nuestro interior, su brillo y la luz que le infunde el Espíritu Santo quedan cubiertos por nuestro ser material y tímidamente ocultos, aparentemente somos terrenos y nuestra vida está limitada, pero en realidad somos espirituales y somos eternos.

Hace pocos días les remití un Mensaje que hablaba sobre la llamada “Cara Oculta de la Iglesia” en el cual se destacaba la labor humanitaria que realizan las comunidades católicas en atención a los enfermos en todo el mundo, especialmente los afectados por la terrible enfermedad del Sida.

Qué es lo que hace que una muchacha joven, con todo un futuro por delante, abandone todo para consagrarse a Dios y dedicar su vida a curar enfermos y atender a los pobres? Es esa chispa del amor de Dios que aflora y se hace visible ante los ojos de los hombres.

Qué es lo que hace que un hijo dedique los mejores años de su vida a cuidar a su mamá o a su papá que se encuentran solos y enfermos, sin poder valerse por si mismos? Es la chispa del amor de Dios que se hace presente a la vista de todos.Cuando alguien pide perdón por la falta cometida y cuando alguien otorga ese perdón, afloran las chispas del amor de Dios que estaban escondidas.


Cuando tenemos un gesto amable con alguien, cuando somos compasivos y sonreímos a aquel que está triste y solo y le acompañamos en su dolor y hasta lloramos con él, cuando ayudamos de alguna manera a quien lo necesita, solo por amor, sin esperar nada en cambio, cuando participamos en alguna jornada por la salud y el bienestar de los más pobres, cuando oramos por algún enfermo o para que Dios conceda la paz a algún alma atribulada, estamos mostrando la cara de esa chispa, estamos asomando su luz y su brillo.


El día que todos seamos capaces de mostrar, de sacar de nuestro interior esa chispa del amor de Dios, y nos amemos los unos a los otros, habrá paz en el mundo y todos los hombres serán felices, será un mundo nuevo, el mundo que todos anhelamos. No es una utopía, estamos conscientes que individualmente somos algo muy pequeño y que solos no podremos lograrlo, pero si todos nos unimos las chispas arderán juntas y será una gran fogata que dará calor y luz a todos aquellos que aún viven en las sombras de este mundo.

“Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo que es bueno con los ingratos y los pecadores. Sean compasivos como es compasivo el Padre de ustedes.”( Lc 6, 35-36 ).


Oración Comunitaria:Vamos a pedir una Oración Comunitaria por nuestro amigo Virgilio Cano Suarez, de Arequipa, Perú, quien se encuentra convaleciente de una operación en la Cervical, extensiva a todos los otros enfermos del hospital Almenara de Lima a quienes él recuerda con mucho cariño. Señor, atiende nuestras súplicas ahora que te pedimos por estos enfermos y si es tu voluntad dales la salud que esperan para que continúen su misión.


Rezar un Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Que la paz de Cristo reine en tu corazón y las bendiciones de Dios Todopoderoso se derramen sobre ti y toda tu familia.

lunes, 16 de enero de 2012

XIII-001 Nuestra Vida Interior.




NUESTRA VIDA INTERIOR.


Comenzamos un Nuevo Año, hace apenas 15 días nos dimos un gran abrazo de Año Nuevo y deseamos a todos los nuestros familiares y amigos un año lleno de felicidad y armonía, de paz y prosperidad. Hicimos como todos los años una serie de propósitos para tratar de hacer las cosas mejor y no cometer los mismos errores del pasado, en la medida en que los logremos vamos a sentir esa paz y esa tranquilidad tan deseada. En la mayoría de los casos nuestra mente asocia la felicidad con la satisfacción de nuestras necesidades corporales, pensamos que si este año vamos a tener mayor poder de compra, si nos aumentan el sueldo, o si nos sacamos algún premio, vamos a vestirnos mejor, vamos a comer mejor, vamos a poder viajar, vamos a guardar para el mañana y en consecuencia vamos a ser más felices. Vayamos al fondo del asunto, ¿es cierto eso? ¿qué nos dice nuestra experiencia de vida?.



Si meditamos con profundidad este tema, nos vamos a encontrar que en efecto las veces que hemos recibido mejoras de tipo económico, hemos satisfecho muchas de nuestras inquietudes y nos hemos sentido felices, pero ¿Por cuánto tiempo? Una vez satisfecho el deseo que tuvimos viene una alegría pero ésta es pasajera y lamentablemente aparece una nueva inquietud que nos lleva de nuevo al principio de todo. La satisfacción de necesidades físicas o materiales se torna en un círculo vicioso interminable, donde son mayores las frustraciones y los desengaños que las alegrías, siempre nos hará falta algo. Recordemos que cuando Dios envió el Maná a los Israelitas en el desierto le encomendó a Moisés que les dijera que recogieran solamente lo necesario para cada día, “Que nadie guarde nada para mañana” “Cada cual recogía día tras día lo que necesitaba para el día, y luego, al calentar el sol se derretía lo que quedaba.”( Ex 16, 19-21 )


Por el contrario, el desarrollo de nuestra vida interior, de nuestro crecimiento espiritual, nos brinda una satisfacción perdurable, acumulativa, incansable, inacabable que no se derrite. Nuestro espíritu requiere crecer en forma similar a como crece nuestro cuerpo y ese crecimiento no es espontáneo sino que requiere de nuestro esfuerzo de nuestra voluntad, de nuestro deseo de acercarnos a Dios, de conocerle y de amarle.


Que triste es encontrar a personas mayores que aún no han madurado espiritualmente porque no han hecho el menor esfuerzo por lograrlo y pensar que la vida es tan corta y que a medida que va pasando el tiempo se acorta nuestra existencia y se van marchitando las oportunidades porque no existe una segunda oportunidad. Dios es misericordioso y nos da prórrogas de vida para que logremos lo que debe ser el principal objetivo de nuestro paso por esta tierra, alcanzar la vida eterna, no las desaprovechemos.


El desarrollo de nuestra vida interior nos abre los caminos de la esperanza que nos señala Jesús en el evangelio, nos da una satisfacción y una dicha que nadie nos puede quitar y Dios es tan bueno que nos llama continuamente por diversos medios que llegan a nuestras manos y a nuestros sentidos para nuestro bien.Vamos a hacer el propósito este año, todavía estamos a tiempo, de mejorar nuestra vida interior, de crecer espiritualmente, Dios lo espera de nosotros, pongamos nuestra voluntad a su servicio y así lograremos una verdadera y perdurable felicidad en nuestras vidas.


Que la paz de Cristo esté con todos ustedes y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre todos los tuyos.