lunes, 25 de enero de 2010

XI-007 Todos los pueblos lo reconocerán.


TODOS LOS PUEBLOS LO RECONOCERAN.

A partir del próximo viernes entraremos en un receso de los Temas para Meditar por el término de una semana, tiempo durante el cual, si Dios así lo quiere, estaremos viajando a los Estados Unidos de Norteamérica, específicamente al Estado de New Jersey, para asistir a los actos con motivo de la apertura de la causa de beatificación de la Sra. María Esperanza de Bianchini. Espero que todos hayan recibido la información que les envié ayer domingo con los detalles sobre este evento, si alguno no lo ha recibido puede escribirme y se lo enviaremos. Como decía la información, el acto central será una Misa Solemne el día domingo 31 de Enero en la Catedral de Metuchen, población del Estado de New Jersey, oficiada por el Obispo de la Diócesis, Mons. Paul Bootkoski y contará con la actuación de la Coral Betania que se trasladará en pleno a ese lugar y posteriormente durante la semana desarrollará un programa de actuaciones en otras ciudades del Estado a las que ha sido invitada, tales como Long Beach Island, el lugar donde vivió y desde donde partió María Esperanza hacia la eternidad el 7 de agosto de 2004.

Nuestro Tema de hoy se refiere al plan de Dios de extender su reinado a todos los pueblos de la tierra, plan en el cual nosotros también debemos participar con nuestro pequeño grano de arena. En el Salmo 47 se nos dice: “Canten, canten a Dios; entonen salmos a nuestro rey; a Dios que es el rey de toda la tierra, cántenle un himno de alabanza. Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su santo trono.”(Sal 47, 7-9)

Este plan de Dios comenzó desde el mismo momento en que Jesús ascendió a los cielos, después de haber sembrado sus semillas de amor sobre la tierra, apenas eran doce sus seguidores en ese momento, pero les dejó el encargo de que fueran por toda la tierra y predicaran el evangelio y todo lo que él les había enseñado, luego les envió del Espíritu Santo, a fin de que tuvieran la fortaleza necesaria para desarrollar esa inmensa labor. Hoy en día son millones en el mundo los que reconocemos a Dios, le alabamos y le bendecimos, pero la tarea aún no ha terminado y nosotros estamos llamados a proclamar las grandezas del Señor, a transitar el camino del servicio en la caridad y a predicar con nuestro comportamiento y nuestro ejemplo, perdonando, acogiendo y sirviendo a todos los hijos de Dios. Pidámosle a Cristo que nos ayude a ser sembradores de su palabra en nuestras familias, en nuestras amistades y en nuestro trabajo, para que el plan de Dios se cumpla finalmente y todos los pueblos lo reconozcan.


Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.

viernes, 22 de enero de 2010

XI-006 Las Almas del Purgatorio.


LAS ALMAS DEL PURGATORIO.



Muchos de nosotros tenemos la inquietud de saber lo que pasa con las almas de los difuntos, la Iglesia nos enseña que para ellos hay un primer juicio que determina si su destino final será el Cielo o el Infierno de acuerdo con su comportamiento en la tierra. Aquellos que han sido caritativos y han amado a Dios, practicando las virtudes enseñadas por Jesucristo y la Iglesia, y también aquellos que han sufrido en su paso por este mundo, tendrán un premio eterno, en tanto que para aquellos que han vivido y muerto en pecado que no han tenido compasión con sus semejantes y que han vivido de espaldas a Dios, habrá un castigo eterno.


Sin embargo, hay un tercer lugar llamado Purgatorio a donde van las almas de aquellos que han muerto en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, allí sufren esta purificación a fin de obtener la santidad necesaria para ingresar a la alegría del Cielo.Existe una gran diferencia entre el Purgatorio y el Infierno, aún cuando ambos lugares son de sufrimientos horribles y es que en el Purgatorio la pena es temporal, es decir que las almas que están allí tienen la seguridad que han sido elegidas para algún día tener la visión beatífica de Dios, en tanto que para las otras almas no existe ya ninguna esperanza, su condena es eterna.Las almas que están en el Purgatorio no pueden hacer nada por ellas mismas, pero nosotros desde nuestro plano terrenal si podemos hacer mucho por ellas, podemos orar por ellos a Dios para que el Señor acorte sus penas, rezar el Rosario, ofrecer sufragios, en especial el sufragio eucarístico (la Santa Misa), la Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos.



En anteriores oportunidades les he recomendado el rezo de la oración de los “Cien Réquiem”, especialmente los días lunes de cada semana, pero el mejor regalo que podemos hacerle a nuestros difuntos para ayudarles a superar el tiempo de permanencia en el Purgatorio es la Misa porque en ella es Cristo el que se ofrece personalmente a Dios en sacrificio por nuestras intenciones y esa es la más bella de todas las ofrendas.


Yo los invito a orar por los que han partido antes que nosotros y a pedir por su purificación, para que puedan subir al Cielo y disfrutar la alegría de los Santos. Oración Comunitaria: Solicita Aleksandra Flores, nuestra querida sobrina, desde México, por la mamá de su amiga Adriana, a quien le diagnosticaron un cáncer y va a ser operada esta semana. Te pedimos Señor por la salud del cuerpo y del alma de esta persona, para que se cumpla en ella tu santa voluntad. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria).


Que la paz y la bendición de Dios lleguen a todos sus hogares, feliz fin de semana y no olviden la misa dominical y el rezo del Rosario en familia.

lunes, 18 de enero de 2010

XI-005 Los Exvotos.


LOS EXVOTOS.

Los exvotos son cuadros, tablillas o figuras de materias como la cera, cerámica, metales, o madera, que los fieles traen a un Santuario en señal o recuerdo de un beneficio material o espiritual recibido por intercesión de la Santísima Virgen María o de los santos, en algunos templos los exvotos cuelgan de los techos o de las paredes y en otros se ponen a los pies de las imágenes.

La palabra viene del latín y significa “por voto”, a su vez voto es una promesa que se hace libremente a Dios de hacer algo bueno. Por lo regular las personas oran a la Santísima Virgen o a los santos, pidiendo su intercesión para que se realice algún milagro, por la curación de una enfermedad, por la solución de problemas familiares o económicos, por la conversión de un pecador, y cuando se sucede el milagro, la sanación de la persona, o la solución del problema, en señal de agradecimiento mandan a hacer una plaquita recordatoria y la llevan al Santuario o al templo para que sea expuesta a la vista de los demás creyentes.Desde luego hay muchas formas de agradecer los favores recibidos, ésta es solo una de ellas, recordemos que el Corazón de Jesucristo ha sido siempre muy sensible a la ingratitud, basta con recordar aquel pasaje del evangelio en que Jesús atiende la súplica de diez leprosos que pedían ser sanados y los envía a los sacerdotes y mientras iban de camino fueron curados de la lepra, uno de ellos que era Samaritano, se devolvió para dar gracias al Señor y se postró a sus pies, entonces Jesús preguntó ¿Acaso no eran diez los curados? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Sólo uno y un extranjero ha vuelto para dar gracias?.Cuando recibas un beneficio del Señor, corre a darle gracias, no esperes a que él pregunte por ti, por el contrario preguntémosle nosotros a él ¿Qué puedo yo hacer para retribuirte todo lo que has hecho por mi?

En el Santuario de Betania se cuentan por miles los exvotos pegados a las paredes que rodean la capilla y se prolongan hasta las pasarelas del río, demostración de la generosidad de la Santísima Virgen María Reconciliadora de todos los Pueblos que atiende las peticiones de cada uno de los peregrinos que la visitan e intercede por ellos ante su Hijo Jesús que es Dios, así como intercedió por aquellos novios en las Bodas de Caná de Galilea e hizo posible el primer milagro de Jesús al convertir el agua en vino para solucionar el problema que se había presentado, recordemos que para Dios no hay nada imposible.


Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.

viernes, 15 de enero de 2010

XI-004 Un llamado al corazón.


UN LLAMADO AL CORAZON.

Les sugiero meditar hoy sobre lo que ha pasado en Haití, una tragedia de proporciones incalculables, un movimiento telúrico que en cuestión de segundos destruyó vidas y viviendas en un número tal que las autoridades no se atreven a cuantificar.

He visto algunas filmaciones de la situación después de la catástrofe y son realmente conmovedoras, gente deambulando por las calles sin saber a donde ir, niños abandonados, heridos tendidos en las aceras sin que nadie los atienda, cadáveres por doquier, todo es destrucción y ruina.

Por eso quiero hoy hacerles un llamado al corazón de cada uno de ustedes, a cumplir con el mandamiento divino de “amaos los unos a los otros”, y ¿qué podemos hacer?.

Cada uno de nosotros puede y debe hacer algo, lo primero, desde luego es rezar, pedir a Dios por las almas de los que partieron de improviso y a lo mejor no estaban preparados, para que el Señor tome en cuenta esta situación y en su infinita misericordia perdone sus pecados y tome en cuenta las cosas buenas que pudieran haber hecho en su vida, en segundo lugar por los sobrevivientes, los que están atrapados y aún con vida para que el auxilio llegue a tiempo, los que están heridos para que obtengan la asistencia deseada, y los demás que están pasando hambre y desamparo para que la ayuda humanitaria de los países pueda llegar hasta ellos y alivien su situación, también consuelo para los que perdieron a sus familiares.

Dios ha sido generoso con nosotros, ¿de qué manera podemos retribuirle todo lo que ha hecho por nosotros? Siendo nosotros a la vez generosos con nuestros hermanos haitianos, recordemos aquella frase de San Mateo “En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mi”.(Mt 25, 40).

Abramos nuestro corazón y practiquemos la virtud de la caridad, yo les hago este llamado, por la vía que ustedes consideren más apropiada y conveniente, hagámosles llegar nuestra ayuda, Dios nos observa y quiere ver como reaccionamos en este caso, nuestros hermanos esperan ese auxilio, no los hagamos esperar.

Que la paz y la bendición de Dios lleguen a todos sus hogares, feliz fin de semana y no olviden la misa dominical y el rezo del Rosario en familia.

miércoles, 13 de enero de 2010

XI-003 Creo en la Iglesia.


CREO EN LA IGLESIA


En nuestra meditación anterior hablábamos del Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia y hacíamos la comparación con el cuerpo humano para entender un poco su significado, los invito a seguir meditando sobre este Tema que es fundamental.

La Iglesia en la que creemos es: Una, Santa, Católica y Apostólica, así decimos cuando rezamos el Símbolo de nuestra fe que es el “Credo”.

Estas cuatro características forman como una especie de sello de calidad, esa marca que buscamos nosotros cuando compramos algún bien y queremos saber si es realmente auténtico, si podemos identificar esas cuatro cualidades estaremos en presencia de la verdadera Iglesia, la Iglesia de Cristo, su Cuerpo Místico.

La Iglesia fue fundada por Cristo al costo de su propia vida, para abrirnos las puertas del Cielo y que entráramos por ella, por tanto no se puede pensar que podemos nosotros escoger libremente a nuestro criterio la Iglesia a la que queremos pertenecer, aquellos que hablan así no se dan cuenta de lo que están diciendo.

La Iglesia es sólo “Una”, la fundada por Cristo hace más de dos mil años cuando le dijo a Pedro: “Y ahora yo te digo que tú eres Pedro (que significa piedra) y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo” (Mt 16, 18-19).

Cristo quería que sus “ovejas” estuviesen en un solo rebaño y con un solo pastor y rogaba al Padre para que esto pudiera cumplirse, nosotros también debemos orar al Padre para que todos aquellos que se encuentran confundidos lleguen a la conclusión de que la Iglesia verdadera es la fundada por Cristo y gobernada por un solo pastor que es el sucesor de Pedro, el Romano Pontífice.En próximas meditaciones continuaremos hablando de las otras características de nuestra Iglesia que le dan ese sello que nos garantiza su autenticidad.


Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.

lunes, 11 de enero de 2010

XI-002 El Cuerpo Místico de Cristo.


EL CUERPO MISTICO DE CRISTO.

La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo, ¿qué significa esto?
La mejor manera de explicarlo es haciendo una comparación con el Cuerpo Humano, si le preguntara a alguno de ustedes ¿qué es un hombre?, la mayoría respondería que se trata de un animal que camina erecto en dos pies y que es capaz de razonar y hablar, esta respuesta es cierta, pero incompleta, porque nos falta decir que posee un alma es decir un espíritu que lo anima y que es inmortal.

La primera respuesta podría decirse que es una visión externa del hombre, en tanto que la segunda va también a definir su interior.

Ese cuerpo humano está formado por muchos órganos, la cabeza, los brazos, las piernas, el corazón, el hígado, etc. etc., cada uno de ellos cumple una función diferente, pero todos en función de mantener vivo aquel ser humano que es la unidad que los requiere a todos funcionando, razonando, pensando y hablando.

Si hablamos de la Iglesia, nos ocurriría algo similar, podríamos definirla como una sociedad de personas que han sido bautizadas, que profesan una misma fe en Cristo Jesús y que están dirigidas por Su Santidad el Papa, Obispo de Roma y sucesor de San Pedro. También aquí nos encontraríamos con una definición externa que solo ve el aspecto jurídico de la entidad, pero que no va a su interior.

Esa definición no es que sea incorrecta, sino que es limitada y no explica que la Iglesia es en realidad un Cuerpo Místico cuya cabeza es Cristo y cuyo espíritu es el Espíritu Santo, ese cuerpo está formado por innumerables miembros que somos diferentes entre si, que ejercemos diversas funciones, pero todos encaminados a buscar la santidad de cada uno de ellos para la mayor Gloria de Dios. Unos son clérigos, otros religiosos y la gran mayoría laicos, pero unidos por el apostolado que es y debe ser nuestra función principal, para mantener vivo ese cuerpo constituido por todos nosotros. Continuaremos hablando de este tema, mientras tanto oremos al Señor para que nos ayude a crecer espiritualmente, a conocerle cada día mejor, para amarle, servirle y adorarle, que la Santísima Virgen nos ayude en alcanzar esta meta.

Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.

jueves, 7 de enero de 2010

XI-001 Iniciando un nuevo año.



INICIANDO UN NUEVO AÑO.

Estamos iniciando un nuevo año, el año 2010 después de la venida de Jesús a la tierra. Seguramente lo iniciamos con muy buenos propósitos y con una gran esperanza, la esperanza de un mundo mejor para nosotros, nuestras familias y para nuestros países, la esperanza del cristiano que confía en Dios.

Les invito a meditar cada día, aunque sólo sea por unos pocos minutos, ¿sobre qué?, sobre lo que ustedes quieran, sobre su vida, la misión que Dios les ha encomendado, las dificultades que se les presentan a diario, los regalos que Dios nos da cada día, sobre nuestro espíritu, nuestra religión, sobre la Virgen Santísima, Madre de Dios y Madre nuestra. Existen tantos y tantos asuntos sobre los cuales podemos meditar, quizás para cada quien son diferentes los que tienen mayor o menor importancia, yo les ofrezco sugerirles cada día un Tema sobre el cual meditar, especialmente en lo que concierne a nuestra religión que tiene tantos aspectos sobre los cuales no nos hemos detenido a pensar, restringiendo con ello nuestro crecimiento espiritual.

Queremos acercarnos a Dios, pero para ello tenemos que conocerlo, de lo contrario podríamos perder el rumbo o cualquiera podría embaucarnos aprovechándose de nuestro desconocimiento.

Conozcamos la vida de Jesucristo, la segunda persona de la Santísima Trinidad, Dios hecho hombre para nuestra salvación, mientras más le conozcamos más le amaremos y estaremos dispuestos a servirle y adorarle, porque él nos enseña que Dios es nuestro Creador, es nuestro Padre y toda nuestra vida y nuestra esperanza debemos ponerla en El.

Nuestra vida espiritual se apoya en cuatro pilares: Meditación, Oración, Penitencia y Eucaristía. Comencemos por el primero, la Meditación, ella nos llevará al deseo de conversar con Dios que es la Oración y de este intercambio va a surgir la necesidad de purificarnos por medio de la Penitencia y así podremos llegar al glorioso encuentro con Jesús en la Eucaristía.

Que la paz y la bendición de Dios lleguen a todos sus hogares, feliz fin de semana y no olviden la misa dominical y el rezo del Rosario en familia.