PERDONANDO A MEDIAS.
El mayor ejemplo de perdón que haya existido en la historia nos lo dio Jesús en la Cruz, cuando suplicó al Padre pidiendo por todos aquellos que lo estaban llevando a la muerte, por todos aquellos que lo maldecían y le insultaban, por los que lo habían condenado, diciendo: “Padre , perdónalos, porque no saben lo que hacen” ( Lc 23, 34 ).
El mayor ejemplo de perdón que haya existido en la historia nos lo dio Jesús en la Cruz, cuando suplicó al Padre pidiendo por todos aquellos que lo estaban llevando a la muerte, por todos aquellos que lo maldecían y le insultaban, por los que lo habían condenado, diciendo: “Padre , perdónalos, porque no saben lo que hacen” ( Lc 23, 34 ).
La vida de Cristo es un continuo perdón, vino al mundo para perdonar los pecados y entregó su vida por nuestra redención. Muchas de sus palabras nos hablan del perdón que debemos dar a nuestros hermanos, de las características de ese perdón, de la cantidad de veces que debemos perdonar y aún hoy Cristo Resucitado nos espera en el sacramento de la penitencia para darnos su perdón.
Cuando rezamos el Padre Nuestro decimos: “Perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden”, prácticamente estamos haciendo un pacto con nuestra plegaria, estamos diciéndole al Señor que nos perdone de la misma manera como nosotros perdonemos a nuestros deudores. Veámoslo desde otro lado, ¿Cómo quisiéramos que Dios nos perdonara? Quisiéramos que ese perdón fuera total, que no hubiera ninguna clase de resentimiento, que nos abriera las puertas de su corazón y de su Reino y nos permitiera entrar sin ninguna restricción. En otras palabras un perdón total y absoluto, no un perdón a medias.
¿Estamos nosotros actuando de la misma manera que quisiéramos que Dios actuara con nosotros? A veces escuchamos a alguien decir: Si, ya yo lo he perdonado, pero no quiero verlo más en mi vida, otros dicen: si, ya la perdoné pero a mi casa que no venga, o ya le he perdonado todo el mal que me hizo pero que no me hable y tantas otras sentencias similares que simplemente nos están hablando de un perdón a medias. ¿Qué tal si Jesús nos dijera, está bien te perdono, pero a mi Reino no entras? ¿Te gustaría?
Dios es amor y una de las manifestaciones más bellas del amor es el perdón, por ello debemos siempre estar dispuestos a perdonar a nuestros hermanos de una manera total, sin resentimientos ni mezquindades, recordemos que San Pablo cuando nos habla del amor nos dice: “El amor no actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo.”…”Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo.” ( 1 Cor 13, 5-7 ).
Señor, báñanos con tu gracia y abre nuestros corazones al amor para que perdonemos como tú, sin resquemores sin malos recuerdos que nuestro perdón sea total y absoluto, para vivir en paz y ser agradables a tus ojos, te lo pedimos por Jesucristo tu Hijo que fue Maestro del
Perdón y de la bondad.
Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.