lunes, 28 de septiembre de 2009

X-077 En busca de la Santidad.


EN BUSCA DE LA SANTIDAD.

En nuestro largo peregrinar por los caminos de la vida debemos tener siempre un objetivo en mente, ir en busca de la Santidad.

Buscar la Santidad significa imitar a Jesús, imitar a María, su Madre, ejercer las virtudes con heroicidad, huir de las tentaciones, aborrecer el pecado, practicar la caridad, hacerlo todo con amor, y tener nuestra fe y nuestra esperanza puesta en Dios. Seamos santos como nuestro Padre Celestial es santo.

Entre esas virtudes está la humildad que significa no hacer las cosas con el deseo de que se nos reconozcan de que nos llamen santos, hacerlas con actitud de servicio y cuando hayamos hecho todo lo que debemos hacer digamos: “Somos servidores que no hacemos falta, hemos hecho lo que era nuestro deber” (Lc 17, 10).

Sin embargo, si alguien nos lo reconoce y nos felicitan, no tenemos porque avergonzarnos, al contrario, pudiera ser un signo de que vamos por el camino correcto y si otros nos manifiestan sus críticas o sus burlas no los hagamos callar, oremos por ellos, encomendémoslos a Dios para que ilumine sus mentes y sus corazones, y nosotros seamos apóstoles sin llamarnos apóstoles y seamos misioneros sin llamarnos misioneros como decía San Josemaría.

Por el camino de la santidad hemos de tener trabajos y tribulaciones, momentos difíciles y angustiosos, sufrimientos, desengaños, y decepciones, es el peso de la cruz que debemos soportar y nuestro consuelo ha de ser la Cruz de Jesús que siempre habrá de ser más pesada que la de nosotros.

Cada quien debe obrar de acuerdo a sus capacidades y habilidades, como dice la Biblia de acuerdo a los “talentos” que se le hayan encomendado, a cada uno se le exigirá en proporción a lo que podía haber hecho de conformidad con la inteligencia y los dones que se le otorgaron desde su nacimiento, así que no te entristezcas si no has logrado lo que otros, piensa en multiplicar tus propios talentos y cuando el Señor vea el producto de tus obras te lo reconocerá y te dará más.

“No hay jornada mientras no se han cumplido las doce horas. El que camina de día no tropezará porque ve la luz de este mundo; pero el que camina de noche tropezará; ese es un hombre que no tiene en si mismo la luz.” (Jn 11, 9-10) Es decir que no desmayemos en el camino, no perdamos tiempo, cada minuto es valioso, y caminemos de acuerdo al plan divino, con la luz de Cristo, en busca de la santidad.

Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.

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