lunes, 12 de mayo de 2014

XV-022 Creer o no creer, ese es el problema




CREER O NO CREER, ESE ES EL PROBLEMA.

Ante una lisa y limpia calavera dice Hamlet, en la inmortal obra de William Shakespeare, “To be or not to be, that is the question.” (Ser o no ser, ese es el problema) y nosotros decimos Creer o no creer, esa es la cuestión, eso es lo que dice Jesús : “Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará; el que se niegue a creer se condenará:” ( Mc 16, 15-16).

Sin embargo, ciertamente hay muchos que se niegan a creer, el primer pensamiento que se me viene a la mente es de compasión, recemos por ellos, por su conversión y por su salvación. Son nuestros hermanos y en parte es nuestra responsabilidad, si acaso no hemos hecho nada por ellos. Podemos, influir con nuestro ejemplo y con nuestras oraciones, porque de hecho con la palabra es muy difícil, porque la fe es un don de Dios y por tanto nosotros no podemos inducir la fe en nuestros semejantes. Recordemos aquel pasaje de la Biblia que habla del rico y de Lázaro: “Había un hombre rico que se vestía con ropa finísima y comía regiamente todos los días. Había también un pobre, llamado Lázaro, todo cubierto de llagas, que estaba tendido a la puerta del rico.” comienza diciendo el evangelista, con el tiempo ambos murieron y Lázaro fue llevado por los ángeles al cielo, mientras que el rico fue a parar al infierno. Desde lejos el rico vio a Lázaro que estaba con Abraham y les grito pidiendo agua porque el calor lo atormentaba, entonces Abraham le recordó lo que había sido su vida en la tierra y que además existía un abismo entre ambos que impedía pasar de un lado al otro. El rico pidió entonces que le avisaran a sus hermanos para que no corrieran su misma suerte y Abraham le respondió que para eso tenían a Moisés y a los profetas, es decir la palabra de Dios y cuando el rico insistió Abraham le replicó: “Si no escuchan a Moisés y a los profetas, aunque resucite uno de entre los muertos, no se convencerán.” (Lc 16, 31).

En estos días conversaba con una de esas personas que se autocalifican de ateos y él me decía que no creía en las apariciones de muertos o espíritus pero que según experimentos científicos se ha comprobado la existencia del espíritu, ya que han pesado a las personas en el momento de morir y han comprobado que pierde unos gramos de peso en el momento de fallecer, lo que hace suponer que algo se ha desprendido del cuerpo en ese momento y que él pensaba que era como especie de un fluido gaseoso que salía por los pies del difunto y que luego el viento se lo llevaba y se deshacía en el espacio.

Es decir que al razonamiento científico se añade un razonamiento particular y se lanza como toda una verdad, en lugar de utilizar el razonamiento científico para apoyar la enseñanza de la Iglesia, lo utiliza para apoyar su propio razonamiento, porque el que no cree, ni que se le aparezca un muerto va a creer. Pidamos al Señor por estas personas para que algún día Dios infunda en ellos la fe y alcancen su conversión.

Glorifiquemos a Dios con nuestra vida.

Gustavo Carías.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca por siempre.

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