DEBEMOS MEDITAR EL EVANGELIO.
Los evangelios de la Iglesia Católica son cuatro: El Evangelio de San Mateo; el de San Marcos; San Lucas y San Juan, ellos forman parte de la Biblia y junto a otros 23 libros conforman lo que se denomina el Nuevo Testamento. Recuerdo que un amigo me preguntó una vez que si el Nuevo Testamento había sustituido al Antiguo y es probable que todavía existan muchas personas que tengan esa impresión ya que siempre lo nuevo sustituye a lo antiguo, sin embargo, en este caso no es así ya que ambos constituyen parte de la misma historia, con la sola diferencia que el Antiguo se refiere a lo escrito antes de Jesús y el Nuevo a lo escrito después de Jesús, los términos son comparables a los que se usan en la Historia General, AC lo sucedido antes de Cristo y DC lo sucedido después de Cristo, la venida del Hijo de Dios a la tierra separa no solo la Historia Sagrada sino también la Historia del Hombre.
La Iglesia reconoce oficialmente estos libros como inspirados por Dios y por tanto son Palabra de Dios, de allí que debamos no solo leerla y escucharla como se escucha un cuento o una novela, sino que debemos meditarla, desmenuzarla para entender su contenido y su profundidad, cada una de las palabras que se emplean en su redacción tiene un significado y esto es muy cierto, a veces cuando leemos un párrafo del evangelio, acostumbrados como estamos a las lecturas ordinarias, nos parece que hay una frase o un par de palabras que están de más que son innecesarias y resulta que no es así, que esas palabritas tienen un hondo significado y no estaban puestas allí de adorno, es por ello que es bueno escuchar con atención las homilías, durante la celebración del santo sacrificio de la Eucaristía, porque en ellas el sacerdote nos explica muchos de estos significados y en todo caso podemos consultarlo con alguien que nos dé una buena explicación.
Durante la celebración de la misa se lee una lectura del Antiguo Testamento, un Salmo y el Evangelio, los cuales están siempre relacionados entre si, lo que nos permite confirmar que el Nuevo Testamento no vino a sustituir al Antiguo ya que la predicación de Jesús no suprime las advertencias de los profetas, ni el amor viene a sustituir a la justicia, lo que hace el evangelio es impulsar a las civilizaciones hacia la reunión y la reconciliación en torno a Cristo, nuestro Salvador.
Hagamos el propósito de meditar el Evangelio, procuremos entender la relación que hay entre las lecturas del día en la santa misa, pongamos en práctica sus enseñanzas y todo ello redundará en favor de nuestro crecimiento espiritual. Glorifiquemos al Señor con nuestra vida.
Que la paz de Cristo reine en tu corazón, te deseo un feliz fin de semana, no olvides el rezo del Rosario en familia y la asistencia a la misa dominical, que Dios te bendiga.
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