¿Cuál ES EL NOMBRE DE DIOS?
Vamos a retomar el repaso del Catecismo de la Iglesia Católica que estuvimos realizando hasta Noviembre del año pasado, como un aporte al año de la Fe declarado por el Santo Padre Benedicto XVI. En el párrafo 203 del Catecismo titulado “Dios revela su nombre”, se nos dice que Dios reveló su nombre al pueblo de Israel porque el nombre expresa la esencia y la identidad de la persona y el sentido de su vida ya que de lo contrario sería una fuerza anónima. Al dar su nombre permite que se puedan comunicar con él y que pueda ser conocido e invocado.
La revelación del nombre de Dios la encontramos en la Biblia en el capítulo del Exodo, durante el episodio de la zarza ardiente, cuando Dios dice a Moisés: “Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob” (Ex 3, 6). Con esto Dios le quiere significar a Moisés que él es el mismo Dios que ha llamado y guiado a los profetas que ha conducido a los patriarcas en sus peregrinaciones, el mismo Dios compasivo y fiel que todo lo puede. Sin embargo, Moisés insiste y quiere ser más específico por lo que le dice: “Si voy a los hijos de Israel y les digo “El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros”; cuando me pregunten ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?” Dijo Dios a Moisés: “Yo soy el que soy” Y añadió: “Así dirás a los hijos de Israel: “Yo soy” me ha enviado a vosotros…Este es mi nombre para siempre, por él seré invocado de generación en generación.” (Ex 3, 13-15)
Todo en Dios es misterioso, en nuestra religión nos encontramos con muchos misterios, es decir con cosas que nuestra escasa inteligencia no es capaz de comprender y esa es la verdadera explicación de los misterios y así debemos aceptarlos, con la humildad de sabernos inferiores a la sabiduría divina y con la esperanza de que algún día nos sean revelados. Por tanto el nombre de Dios , aún revelado por él mismo: “Yo soy el que soy” es en sí mismo como un rechazo a todo nombre propio y que está por encima de todo lo que podemos comprender o decir. Es bueno aclarar en este punto que ese nombre escrito en el lenguaje de aquel tiempo equivaldría a las letras YHWH, lo cual se pronuncia “Yaveh”, de allí que veamos más adelante en la Biblia esta palabra utilizada como nombre de Dios. Por otra parte, por respeto a la santidad de Dios, el pueblo de Israel no pronuncia el nombre de Dios revelado en la Sagrada Escritura, sustituyéndolo por el título divino de “Señor” que es el que nosotros en la Iglesia Católica hemos venido utilizando en nuestras oraciones. Con este título será aclamada la divinidad de Jesús: “Jesús es el Señor”.
Es por eso que Jesús dice a los fariseos que le preguntaron ¿quién eres tú?, y él les responde : “Cuando levanten en alto al Hijo del hombre, entonces conocerán que Yo soy y que no hago nada por mi cuenta, sino que solo digo lo que el Padre me ha enseñado” (Jn 8, 27-28).
La semana próxima continuaremos repasando nuestro Catecismo.
Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca siempre.
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