viernes, 13 de diciembre de 2013

XIV-096 El Camino del Adviento



EL CAMINO DEL ADVIENTO.

Antes de entrar en materia quiero agradecer a todas las personas que me enviaron ayer su felicitación por mi cumpleaños No.80 que la Virgen de Guadalupe los colme de gracias y bendiciones, por cierto la misa que ofrecimos en la Iglesia de La Tahona con este motivo estuvo muy alegre y concurrida, contando con la participación de un mariachi mexicano que ofreció un bello concierto a la Virgen en su día.

El Camino del Adviento lo constituyen estos días de la espera del Señor, este recordar de los hechos históricos y las anécdotas que han permanecido vivas en la memoria de los hombres por más de veinte siglos y que parecen renovarse cada año cuando se acerca la navidad. Es una gran oportunidad que nos brinda el Señor de realizar una renovación en nuestras vidas, cada año nos recuerda su venida y todo lo acontecido en aquel momento para que transformemos la tristeza de nuestros corazones en alegría permanente.

Hemos venido meditando muchos detalles acerca de la venida del Niño Jesús con el propósito de avivar en nuestro espíritu ese mensaje de esperanza que El vino a traernos y esa llamada que constantemente nos hace para seguirle y para asumir nuestro propio papel en la historia de la salvación de la humanidad. Seamos también nosotros protagonistas de esta bella historia que comenzó en Belén con el anuncio de los ángeles a los pastorcitos del campo, participemos de ese grupo de hombres que aman y que son amados por el Señor y glorifiquemos a Dios con nuestras vidas, para disfrutar de la paz que vino a traernos el enviado del cielo.

Jesús vino a traernos la luz que despeja las tinieblas, a veces no nos damos cuenta que la oscuridad nos va envolviendo poco a poco, como la noche cuando va cayendo la tarde, el sol va desapareciendo en el horizonte y los cielos cambian su azul en gris y las sombras nos van envolviendo casi sin darnos cuenta y llega un momento en que decimos ¡Que de pronto se hizo de noche! No nos dio tiempo de darnos cuenta cuando advertimos que todo se oscureció; así son las sombras del pecado, van penetrando lentamente, anulando todos los reflejos de luz que nos alumbran hasta hacernos presa de sus tentáculos y cuando nos percatamos ya todo es oscuridad a nuestro alrededor, pero Dios es misericordioso y nos envía su luz, nos ama tanto que es capaz de bajar a la tierra y encender la lámpara maravillosa de la Navidad para alumbrar nuestros corazones.

Dice un viejo refrán “No hay peor ciego que el que no quiere ver”, no nos dejemos envolver voluntariamente por la noche del pecado, caminemos hacia la luz, vamos por el Camino del Adviento hacia la luz que nos trae el Niño Jesús desde su humilde pesebre, alabado sea el Señor que nos envía a su Hijo para salvarnos del pecado y de la muerte.

Glorifiquemos al Señor con nuestras vidas.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón, te deseo un feliz fin de semana, no olvides el rezo del Rosario en Familia y la asistencia a la misa dominical.

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