viernes, 6 de diciembre de 2013

XIV-094 El secreto interior y la obediencia y rendimiento de María




EL SECRETO INTERIOR Y LA OBEDIENCIA Y RENDIMIENTO DE MARÍA.

Seguimos nuestro camino en la espera de la llegada del Señor, hoy vamos a meditar un poco sobre estas virtudes de María Santísima, el secreto interior y la obediencia y rendimiento, ambas cosas difíciles de lograr en nuestra vida ordinaria, pero que pueden alcanzarse con la ayuda de Dios y con la intercesión de la propia Virgen María.

Nuestra tendencia es a comunicar todo lo que sabemos o de lo que nos hemos enterado recientemente, a veces sin siquiera averiguar la veracidad de los hechos, lo que en palabras llanas se convierte en un chisme y en otras haciendo juicios propios que pueden conducir al grave pecado de la calumnia, es como un deseo de demostrar a los demás que estamos enterados de cosas que ellos ignoran y vanagloriarnos por ello. De otro lado está la obediencia y rendimiento que significan rendirse ante la voluntad de alguien superior y ejecutar sus órdenes sin oponer nuestro propio criterio, esta virtud que es parte de la humildad, se opone a la soberbia de querer hacer por nuestra cuenta lo que nos parezca.

Como nos narra San Lucas: “Por aquellos días salió un decreto del emperador Augusto, por el que se debía proceder a un censo en todo el imperio… Todos pues, empezaron a moverse para ser registrados cada uno en su ciudad natal” (Lc 2, 1-3) José, esposo de María, siendo como era descendiente de la casa de David, debía en consecuencia trasladarse desde la ciudad de Nazaret en Galilea a la ciudad de Belén en Judea, una larga jornada de cinco días, pudiera haberlo hecho él solo, como cabeza de familia, pero dado que María su esposa ya estaba en los días para dar a luz, optó por llevarla a ella consigo para no estar lejos de ella cuando se presentara el momento del parto.

Por su parte María estaba enterada de las profecías acerca de su Hijo y sabía muy bien que éste debía nacer en Belén como peregrino y pobre, pero no quiso declararlo a José porque sin orden del Señor no declaraba su secreto y lo que no se le mandaba a decir lo callaba, esto es lo que llamamos la virtud del secreto interior. Por su parte José, queriendo consultar si hacía bien con la opción que había pensado de llevarla a Belén, le habló a la Virgen y le dijo “Reina del cielo y tierra y Señora mía, si no tenéis orden del Altísimo para otra cosa, paréceme forzoso que yo vaya a cumplir con este edicto del Emperador…pero no me atreveré a dejaros sola, ni yo tampoco viviré sin vuestra presencia…os suplico que presentéis delante del Altísimo mis deseos de no apartarme de vuestra compañía.”

A pesar de conocer la voluntad divina, María obedeció a la petición de su esposo y procedió a hacer la consulta y el Señor le respondió “Obedece a mi siervo José en lo que te ha propuesto, acompáñale en la jornada y yo te asistiré con mi paternal amor y protección” Y el Señor envió diez mil ángeles para que protegieran a la Sagrada Familia de Nazaret en su viaje a Belén.

Sigamos el ejemplo de María y practiquemos estas virtudes, rindámonos ante la voluntad del Señor nuestro Dios y gustaremos dichosos de la abundancia de sus bienes. (Fuente: María de Jesús de Agreda, “Mística Ciudad de Dios, vida de la Virgen María)
Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón, te deseo un feliz fin de semana y no olvides el rezo del Rosario en familia y la asistencia a la Misa Dominical, que Dios te bendiga.

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