miércoles, 4 de diciembre de 2013

XIV-093 La Navidad de un Católico




LA NAVIDAD DE UN CATÓLICO.

Existen varias maneras de vivir la Navidad ya que de una u otra manera todos la vivimos, por ejemplo los comerciantes la ven como un negocio, un buen período de ventas, los aficionados a los conjuntos de aguinaldos como una oportunidad para cantar y divertirse, las amas de casa como un período de arduo trabajo preparando hallacas y platos navideños, los niños como la época de recibir regalos, los vacacionistas como la oportunidad para viajar y conocer lugares y costumbres, la familia montando el nacimiento y el arbolito y así sucesivamente, el que más y el que menos ve cambiar su vida en esta temporada navideña, pero nosotros, en nuestra condición de católicos, ¿sabemos cómo vivir la navidad?

Cada quien estará ubicado en alguno de los grupos que mencionamos anteriormente y simultáneamente ser católico, no estamos diciendo que el hecho de ser católico le obligue a dejar aquella actividad y dedicarse exclusivamente a sus deberes religiosos, eso sería en los casos de sacerdotes o religiosas, pero el resto de las personas debe vivir su vida normal de acuerdo con su profesión y sus aficiones, pero teniendo presente que es un católico y que cualquiera que lo observe del resto de las personas va a saber distinguir por su comportamiento que esa persona es católica. ¿Cómo se puede lograr esto?.

En primer lugar teniendo claro el concepto de lo que significa la Navidad, que es revivir el momento más grande que ha tenido la especie humana, el momento en que su Creador vino a la tierra y se hizo uno de nosotros, igual en todo a los hombres menos en el pecado. Si esto lo tienes bien claro, todo lo demás va a recibir de ti el reflejo de esta verdad. Porque de hecho vamos a rechazar todo aquello que sea ajeno a lo que estamos celebrando, las borracheras, el gasto desbocado e irreflexivo, los adornos y decorados que no hacen alusión al nacimiento de Jesús, las músicas con letras que nada tienen que ver todo lo bello que quiso Dios alegrara la venida de su Hijo al mundo, todas estas son cosas que desvían la atención de la gente y lo inducen a pensar en fiesta y solamente en fiesta. Es bueno festejar, pero no festejar por el solo hecho de festejar, sino festejar sanamente a conciencia de la razón del festejo y de nuestra alegría, vamos a adornar nuestra casa con el nacimiento y con figuras que nos recuerden aquel gran momento, vamos a cantar aguinaldos, vamos a la patinata, vamos a la misa.

En este tiempo previo a la nochebuena de navidad, Dios nos llama a la esperanza en la llegada de su Hijo, de ese Mesías que viene para salvar al mundo de sus pecados y esa espera tiene que significar un cambio en nuestras vidas, cambiar para recibir al Señor. Ser mejores cada día, abrir nuestro corazón para que brote la caridad con aquellos menos favorecidos, avivar en nosotros el deseo de conversión, de oración y de formación, que en conjunto será el mejor presente que podamos ofrecer al pie de la cuna del Niño Jesús. Vivamos la Navidad como verdaderos católicos.
Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca siempre.

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