miércoles, 23 de julio de 2008

IX-079 Entre lo bueno y lo malo.


Para ser buenos cristianos es necesario que sepamos discernir entre lo bueno y lo malo, a simple vista pareciera una tontería, porque desde que tenemos "uso de razón" es porque se supone que sabemos distinguir una cosa de la otra. En los niños, a pesar de que cuando llegan más o menos a los siete años se dice que ya saben distinguir entre lo bueno y lo malo, corresponde a los Padres y a las personas mayores ir orientándoles para que puedan hacer una perfecta distinción, es por tanto muy importante no exagerar en cuanto a la gravedad de una falta para evitar que el niño pueda llegar a la conclusión de que no es capaz de corregirse a si mismo.

En nosotros los adultos la duda persiste, porque a pesar de que ya hemos aprendido en nuestro hogar cuando algo es bueno y cuando es malo, hay alguien a quien podemos llamar en este caso "el tentador" que de forma muy sutil trata de convencernos de que alguna acción no es mala cuando en realidad lo es, o de que alguna acción buena que pretendamos hacer no es necesaria porque no estamos haciendo ningún bien con ella. Allí está el fundamento de nuestras dudas. ¿Existe algún modo práctico por el que podamos hacer una buena distinción entre lo bueno y lo malo?.

Si existe, el patrón que debemos seguir es el de la voluntad de Dios. En efecto, toda acción es buena o es mala en la medida en que corresponda o no a la voluntad de Dios, porque Dios nos quiere santos es decir que todas nuestras acciones sean buenas y que rechacemos la maldad en todo terreno. A Dios se le ama haciendo su voluntad, ya Jesús nos lo dice "No todo el que dice "Señor, Señor" entrará en el Reino e los Cielos sino el que hace la voluntad de mi Padre" (Lc 6, 46).

Por supuesto caeríamos aquí en una segunda pregunta que es ¿Cómo conocer la voluntad de Dios? Para eso tenemos las Escrituras en las que se expresa en forma escrita cual ha sido la voluntad de Dios a lo largo de los tiempos y de la revelación que nos hizo a través de su hijo Jesucristo, todo esto lo conoceremos leyendo la Biblia y tenemos también a la Iglesia que es palabra viva de Dios, por eso es tan importante asistir con atención a la Santa Misa.

También en nosotros tiene que haber un equilibrio en nuestro discernimiento para que podamos distinguir cuando un pecado es venial y cuando es un pecado mortal, para que sea mortal es necesario que se trate de una falta grave, que estemos en conocimiento de ello y que libremente hayamos aceptado realizarla. Continuaremos hablando sobre este tema.

Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.

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