INICIANDO UN NUEVO AÑO.
Estamos iniciando un nuevo año, el año 2010 después de la venida de Jesús a la tierra. Seguramente lo iniciamos con muy buenos propósitos y con una gran esperanza, la esperanza de un mundo mejor para nosotros, nuestras familias y para nuestros países, la esperanza del cristiano que confía en Dios.
Les invito a meditar cada día, aunque sólo sea por unos pocos minutos, ¿sobre qué?, sobre lo que ustedes quieran, sobre su vida, la misión que Dios les ha encomendado, las dificultades que se les presentan a diario, los regalos que Dios nos da cada día, sobre nuestro espíritu, nuestra religión, sobre la Virgen Santísima, Madre de Dios y Madre nuestra. Existen tantos y tantos asuntos sobre los cuales podemos meditar, quizás para cada quien son diferentes los que tienen mayor o menor importancia, yo les ofrezco sugerirles cada día un Tema sobre el cual meditar, especialmente en lo que concierne a nuestra religión que tiene tantos aspectos sobre los cuales no nos hemos detenido a pensar, restringiendo con ello nuestro crecimiento espiritual.
Queremos acercarnos a Dios, pero para ello tenemos que conocerlo, de lo contrario podríamos perder el rumbo o cualquiera podría embaucarnos aprovechándose de nuestro desconocimiento.
Conozcamos la vida de Jesucristo, la segunda persona de la Santísima Trinidad, Dios hecho hombre para nuestra salvación, mientras más le conozcamos más le amaremos y estaremos dispuestos a servirle y adorarle, porque él nos enseña que Dios es nuestro Creador, es nuestro Padre y toda nuestra vida y nuestra esperanza debemos ponerla en El.
Nuestra vida espiritual se apoya en cuatro pilares: Meditación, Oración, Penitencia y Eucaristía. Comencemos por el primero, la Meditación, ella nos llevará al deseo de conversar con Dios que es la Oración y de este intercambio va a surgir la necesidad de purificarnos por medio de la Penitencia y así podremos llegar al glorioso encuentro con Jesús en la Eucaristía.
Que la paz y la bendición de Dios lleguen a todos sus hogares, feliz fin de semana y no olviden la misa dominical y el rezo del Rosario en familia.
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