viernes, 20 de abril de 2012

XIII-034 Alabemos al Señor, Nuestro Dios



ALABEMOS AL SEÑOR, NUESTRO DIOS.

La Meditación que quiero sugerirles hoy es la de procurar en todo tiempo y lugar dar alabanzas al Señor, Nuestro Dios. Alabar significa Elogiar, Glorificar, Celebrar, Halagar.
Te preguntarás: ¿De qué manera se alaba al Señor? Existen muchas maneras por las cuales podemos cumplir con alabanzas al Señor, por ejemplo cuando oramos estamos dando alabanzas al Señor, Nuestro Dios, nos comunicamos con El ya que esa oración llega a los cielos ¿cómo?, nuestro ángel de la guarda se encarga de elevarla y que otros ángeles que sirven en el Palacio del rey Divino se la hagan llegar. Dios se sentirá agradado si sabe que lo alabamos, le glorificamos y le bendecimos en nuestras oraciones, podemos decirle: “!Bendice al Señor, alma mía! ¡Eres muy grande, oh Señor mi Dios, vestido de gloria y majestad, envuelto de luz como en un manto!” (Salmo 104, 1) También podríamos decirle: ¡Den gracias al Señor, su nombre invoquen, entre los pueblos anuncien sus hazañas! Cántenle y toquen para él y mediten todos sus prodigios. Siéntanse orgullosos de su santo nombre, y alégrense los que buscan al Señor. (Sal 105, 1-3 )

Otra forma de alabar al Señor es extendiendo la mano a nuestros semejantes, a nuestros hermanos, para saludarles, para ayudarles, para compartir con ellos, para procurar su conversión con nuestro ejemplo y con nuestra palabra. Aún cuando pensemos que no podemos hacer nada porque se trate por ejemplo de un hecho cumplido, una muerte o una enfermedad, la acción de que le pongamos nuestra mano en el hombro o que le abracemos, que le digamos una palabra de consuelo para que no se sienta solo, ya por si mismo está surtiendo algún efecto, es la mano de Dios que por intermedio de nosotros se está posando sobre ellos en ese momento y Dios nos agradece que le sirvamos como extensión de su brazo y para él es una alabanza y un halago que le estamos brindando.

La Reconciliación es también una forma de alabanza, la Virgen en Betania ha venido como Reconciliadora de Todos los Pueblos y Naciones, obedeciendo sus consejos debemos buscar en primer término una reconciliación a nivel personal, con Dios, con nuestros hermanos, familiares y amigos. ¿Qué ganas con guardar ese resentimiento en tu corazón? Dios se entristece cuando el hombre no perdona, en cambio se alegra y se siente halagado cuando ve que buscamos la paz y la armonía. Si la reconciliación se logra al nivel personal no cabe duda que se irá extendiendo hasta lograr el nivel de Pueblos y Naciones, poniendo nuestro granito de arena estaremos dando alabanzas al Señor. Procuremos la solidaridad con nuestros hermanos y evitaremos las guerras, la miseria y el hambre que son siempre producto de la intransigencia, del egoísmo y la soberbia.

¡Alaben, servidores del Señor, alaben el nombre del Señor! ¡Bendito sea el nombre del Señor ahora y para siempre! ¡Desde donde sale el sol hasta el ocaso, alabado sea el nombre del Señor! (Sal 113, 1-3).

Que tengan un feliz fin de semana, no olviden el rezo del Santo Rosario y la Misa Dominical. Dios les bendiga.

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