miércoles, 2 de mayo de 2012

XIII-035 La Cruz de Mayo



LA CRUZ DE MAYO.

Dios no nos abandona, él está siempre presente entre nosotros, preocupado por nuestros problemas y tratando de ayudarnos, no debemos desconfiar nunca de esto porque nuestra fe se demuestra es precisamente en aquellos momentos en que sentimos una sensación de soledad, de desamparo, como aquel caminante de las huellas en la arena, a veces nos parece que Dios no va a nuestro lado y es porque nos está cargando en sus brazos, porque Dios es amor, no lo olvidemos nunca.

Estuvimos ausentes de sus correos por algunos días, debido a problemas técnicos o quizás Dios quería que tuvieran un descansito para pensar y meditar sobre los temas tratados en días anteriores, o para hacernos las conocidas preguntas de ¿Quién soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Para qué he venido al mundo? Quiero ayudarte a responder, no lo que yo te diga ni lo que yo quiera que respondas, sino lo que dice la palabra de Dios y la tradición de la Iglesia Católica, para que tu analices y te formes tu propio criterio y llegues a tus propias conclusiones, porque “el hombre con la sola razón puede con certeza conocer a Dios como origen y fin del universo y como sumo bien, verdad y belleza infinita.” (Cat 31-36-46-47)
Estamos comenzando el mes de Mayo, mes en que se celebra la fiesta de “La Cruz de Mayo”, es decir la Cruz del Señor, aquella en la que fue crucificado y atormentado hasta la muerte y que luego se convirtió en símbolo de nuestras creencias, en cruz gloriosa.

También en este mes celebraremos la Ascensión  del Señor y la Venida del Espíritu Santo sobre el Colegio Apostólico, dos fechas importantes de nuestro calendario litúrgico. Jesús resucitado estuvo apareciéndose a los apóstoles y a muchas otras personas durante cuarenta días, hasta que se produjo su ascenso a los Cielos, tal como nos narra el evangelio, pero antes de hacerlo prometió a los apóstoles que les enviaría el Consolador, el Paráclito, es decir el Espíritu Santo que les haría recordar todo lo que él les había enseñado para que así pudiesen trasmitirlo a todas las personas y extender su iglesia por todo el mundo. Ya iremos hablando de todas estas cosas para recordarlas y reflexionar sobre su significado.

Mucho antes de su crucifixión Jesús había anunciado: “Como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así será levantado el Hijo del Hombre, para que, quien crea en él tenga vida eterna. Porque tanto ha amado Dios al mundo, que le ha dado a su Hijo unigénito, para que, quien crea en él no muera sino que tenga vida eterna. Pues no envió Dios su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.” (Jn 3, 14-17). Alabemos pues la cruz gloriosa en la que fue levantado Cristo para nuestra salvación, y que es ahora símbolo de victoria sobre la muerte del pecado, bendigamos ese “árbol” de donde una vez pendió el fruto de Jesús y que es ahora señal de liberación, de vida y esperanza. Alabado sea Dios.

Que la paz de Cristo llene tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y sobre tu familia y permanezca por siempre.

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