viernes, 14 de diciembre de 2012

XIII-116 La Virgen de Guadalupe 3a. Parte


LA VIRGEN DE GUADALUPE 3ª. Parte.

Antes de entrar en materia quería agradecer a todos los lectores que cariñosamente me enviaron sus felicitaciones por mi cumpleaños el pasado miércoles 12 de Diciembre, Día de la Virgen de Guadalupe, que ella con su infinita ternura les premie su bondad derramando sobre ustedes las gracias de las cuales está plena, como lo dijera el ángel Gabriel.

Vamos ahora a concluir nuestras meditaciones sobre la Aparición de la Virgen de Guadalupe que está por cierto muy ligada a la época del Adviento que estamos viviendo, ya que ella está en cinta, está esperando un niño, como lo demuestra la cinta negra que lleva atada a su cintura ya que esta era una costumbre indígena de aquellos tiempos que la mujer embarazada usara este atuendo para conocimiento y respeto por parte de las otras personas, de allí precisamente deriva la expresión “estar en cinta”.

En nuestra narración de los hechos habíamos quedado en que el indio Juan Diego, preocupado por la gravedad de su tío, intentó evadir un encuentro con la Virgen para no retrasarse en la diligencia que iba a hacer, pero ella se le apareció en el camino y lo interrogó sobre lo que pasaba y le dijo que no se preocupara porque su tío no moriría y que en ese mismo momento había quedado libre de su enfermedad y lo invitó a que subiera a la colina y cortara algunas rosas para ella, así lo hizo el indiecito y encontró con sorpresa que a pesar de que era invierno, la colina estaba llena de flores frescas y perfumadas, las cortó y las llevó a la Señora quien las tomó en sus manos y las colocó de nuevo en su manto o tilma que es el típico vestido de los indios del lugar, diciéndole que esa era la prueba que debía llevar al obispo para que pudiera creer en las palabras del indio y procediera a edificar el templo que la Virgen había pedido.

El indio fue de nuevo a ver al obispo y cuando éste lo recibió le dijo que traía la prueba que había pedido y abriendo su tilma mostró las rosas que había cortado en invierno, lo que ya de por si era un signo, pero los presentes vieron con asombro como en la tela donde había portado las rosas se había dibujado perfectamente la imagen de la Virgen Santísima y cayeron de rodillas con lágrimas en los ojos.

De inmediato el obispo se dispuso a construir una pequeña capilla en el Monte Tepeyac a donde fue llevada la imagen y Juan Diego vivió algunos años en una casita cerca del lugar, donde atendía a los peregrinos y les contaba lo sucedido.

El nombre de Guadalupe le fue dado por el obispo Zumárraga quien era devoto de la Virgen del mismo nombre que se venera en España, dado que la Virgen había dicho a Juan Diego su nombre en el idioma indígena con una palabra muy parecida pero muy difícil de pronunciar.
Las conversiones al catolicismo aumentaron de manera impresionante como consecuencia de aquellas apariciones y se cuentan por millones las personas que de todas partes de Méjico y de América Latina visitan anualmente el Santuario para ver la pintura de la Virgen que ha sido objeto de innumerables estudios que cada vez descubren maravillas sorprendentes respecto a su contenido lo que hizo que el Papa Pio XII expresara un día: “En la tilma de Juan Diego, pinceles que no pertenecen a este mundo pintaron una imagen dulcísima”. Hay una gran simbología en aquella pintura, no solo lo que ya mencioné sobre la cinta sino que el rostro de la virgen es de color mestizo, es decir ni indio ni blanco sino intermedio para mostrar la raza que se crearía con la mezcla de las dos civilizaciones que se habían enfrentado y ahora se reconciliarían y ella está vestida con los colores que solo usaban los emperadores aztecas como para revelarse como Madre y Reina del Universo.

El 24 de agosto de 1910 el Papa Pio X proclamó a la Virgen de Guadalupe “Celestial Patrona de toda América Latina” y la actual basílica que existe en el lugar tiene una capacidad para 10.000 fieles, inaugurada en octubre de 1976 y visitada por el Papa Juan Pablo II dos años después.

Veneremos pues a nuestra patrona con todo fervor y tengamos fe en su amor para con nosotros. “Ave María, Madre de Cristo y de la Iglesia. Ave, vida, dulzura y esperanza nuestra. A tus cuidados encomiendo las necesidades de todas las familias, las alegrías de los niños, los proyectos de los jóvenes, las preocupaciones de los adultos, el dolor de los enfermos y la serena madurez de los ancianos.”

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón, te deseo un feliz fin de semana y no olvides el rezo del rosario en familia y la asistencia a la misa dominical, que Dios te bendiga.

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