VERDADERA DEVOCIÓN A MARÍA SANTÍSIMA.
Todos conocemos la importancia que tiene la devoción a María Santísima, ella es la intercesora por excelencia ante Jesús y es un gran alivio en nuestra esperanza de alcanzar la bienaventuranza del cielo el poder contar con su amor hacia nosotros. Pero, ¿hemos examinado como es nuestra devoción hacia ella? Es verdadera esa devoción? O se limita simplemente al rezo del Rosario y a invocarla en momentos de necesidad?
Ha llegado a mis manos en estos días un extracto de un sermón de San Juan Bosco a sus muchachos que nos habla acerca de la verdadera devoción a María Santísima. Don Bosco explica que se requieren tres cosas para poder demostrarle a la Virgen nuestra devoción, en primer lugar evitar a toda costa el pecado ya que no existe otra cosa que pueda causar más disgusto a Nuestra Señora y al propio Jesucristo, por tanto debemos evitarlo y hacer lo posible por alejarnos de las tentaciones. En segundo lugar, una verdadera devoción a la Virgen Santísima pasa por la imitación de sus virtudes, especialmente la caridad y la pureza. El evangelio nos dice que cuando María se enteró que su prima Isabel estaba esperando un hijo, salió presurosa hacia las montañas de Judea para ayudarla y acompañarla en su embarazo, ese gesto de gran caridad es digno de imitar, tan pronto conozcamos que algún familiar o algún amigo requiere de ayuda vayamos presurosos a socorrerle, olvidando incluso nuestras propias necesidades. Y en tercer lugar están las demostraciones externas, pequeñas pero frecuentes, del gran amor que sentimos por María Santísima. Aquí entran el rezo del Rosario, llevar su medalla o su imagen, tenerla en un lugar preferente de nuestra casa y adornarla con flores si el lugar es apropiado, ofrecer a ella pequeñas mortificaciones y dar limosnas en su nombre, hablar a otros acerca de la devoción a la Santísima Virgen, contar los favores recibidos para incentivar la devoción en otras personas.
Recordemos que María está al lado de su Hijo Jesús y que él no le niega a ella ninguna petición que le haga, por eso recurrir a María es señal segura de obtener todo lo que pidamos, si es para nuestro bien.
Dice San Juan Bosco que podemos pedir a María tres gracias que nos serán de mucha utilidad en nuestra vida espiritual: 1) Conservar la gracia de Dios, evitando el pecado. 2) Huir de toda amistad dañosa para el alma. 3) Conservar siempre la bella virtud de la castidad.
Para cerrar nos recomienda Don Bosco una novena que consiste en rezar cada día tres Padre Nuestro con Ave María y Gloria y tres salves, diciendo al final de cada gloria “Sea alabado y reverenciado en todo momento el Santísimo Sacramento” y al final de cada Salve “Maria Auxiliadora, rogad por nosotros”. Practiquemos todo esto y no desperdiciemos la oportunidad de poder contar con el apoyo de María Santísima en los momentos en que la podamos necesitar y en todo momento.
Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.
Que la paz de Cristo reine en tu corazón, te deseo un feliz fin de semana y no olvides el rezo del Rosario en Familia y la asistencia a la misa dominical.
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