A CADA QUIEN SU SANTO.
El título de nuestra meditación de hoy es tomado de una micro-novela de la televisión, hecha en México y que presenta diferentes casos de personas que tienen una devoción particular hacia algún santo y a él confían sus oraciones, para que les ayude a solucionar algún problema grave y que finalmente se arregla de forma milagrosa. En efecto, sabemos que muchas personas tienen predilección por algún santo a quien confían todas su peticiones, pero también existen santos a quienes la gente reconoce como “especialistas” en determinado tipo de problemas y así vemos por ejemplo que cuando a alguien se le pierde algo, le pide a San Antonio para que lo ayude a encontrarlo y en este caso podríamos decir que “A cada problema su santo”, lo cierto es que la devoción a los santos está siempre presente en los fieles católicos y es lo que llamamos “la comunión de los santos”, porque qué es la Iglesia sino la asamblea de todos los santos? Todos juntos en la Iglesia formamos un solo cuerpo, de manera que el bien de unos se comunica a todos los demás, teniendo siempre a Cristo por cabeza. “No lloréis, os seré más útil después de mi muerte y os ayudaré más eficazmente que durante mi vida” dijo moribundo a sus hermanos Santo Domingo de Guzmán.
En nuestra meditación anterior recomendábamos orar en los momentos difíciles que vive Venezuela y cerrábamos nuestra reflexión presentando a la Virgen María como modelo en la vida de oración, pero recordemos que ella es también una santa, la santa entre las santas, y que ella misma se nos ha presentado bajo diversas advocaciones para que sepamos que puede ayudarnos en los más diversos problemas que se nos puedan presentar en la vida. La Virgen es una sola, la doncella de Nazaret que dijo “si” al ángel del Señor y aceptó los designios de Dios para ser la Madre del Verbo Encarnado, la misma que lo alimentó con sus pechos y lo enseñó a dar sus primeros pasos, la misma que lo vio crecer en gracia y en sabiduría y que lo acompañó durante toda su vida en la tierra, hasta el pie de la cruz en el Monte Calvario, cuando entregó su vida por todos nosotros, por nuestra salvación. Ahora ella es Reina del Cielo y de la Tierra pero se acerca a nosotros, sus súbditos, con el deseo de enseñarnos como Madre buena que es y ayudarnos a salir adelante en medio de las vicisitudes.
En su sabiduría la Virgen se adelanta a los problemas y nos presenta la solución en el momento adecuado, fue así como en Marzo de 1976 la Virgen María se hizo presente en Finca Betania, situada en los Valles del Tuy a pocos kilómetros de Caracas, bajo la advocación de “María Virgen y Madre Reconciliadora de todos los Pueblos y Naciones” para mostrarnos la vía de la Reconciliación como el camino a transitar de su mano en los tiempos presentes, porque todos nuestros problemas vienen de la confrontación, del rencor y el odio, del egoísmo y del pecado, de las ansias de poder y dominación y de la toma de caminos extraviados que nos alejan de Dios, todo esto trae la división entre los hermanos, la violencia y la enemistad que es todo lo contrario de lo que Cristo vino a predicarnos que es la doctrina del amor y la caridad, la Virgen quiere que nos reconciliemos, primero con Dios y luego con nuestros hermanos.
Acudamos pues a María Reconciliadora, recemos el rosario, meditándolo con fe y deseo de conversión, para que nos ayude a conseguir el necesario clima de reconciliación entre los venezolanos, que nos alumbre el camino de la paz y de la armonía y podamos ser la tierra de gracia a la que el Señor nos ha destinado.
“Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.”
Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.
Gustavo Carías.
Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca siempre.
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