lunes, 9 de agosto de 2010

XI-075 No sabemos el día ni la hora.


NO SABEMOS EL DIA NI LA HORA.

Ayer domingo les envié una presentación que nos habla de lo efímera que es la vida, se compara esta situación con las flores del campo, algunas son arrancadas cuando son apenas botones que no han abierto, otras cuando están en la plenitud de su belleza y en cambio hay otras que permanecen en sus plantas por mucho tiempo hasta que poco a poco los pétalos se van secando y se van desprendiendo uno a uno hasta que desaparece por completo.

Nuestra vida es así y lo sabemos perfectamente, tiene un inicio, el nacimiento, luego crecemos y nos hacemos jóvenes y después adultos y al final envejecemos y morimos. Pero el fin pudiera presentarse en cualquiera de las etapas, hay quienes, como las flores, mueren de corta edad o jóvenes y en cambio otros viven muchos años y poco a poco van perdiendo sus facultades hasta llegar el momento final. Hay quienes mueren repentinamente, bien sea por accidente o por una enfermedad violenta y luego decimos “Pero si yo lo ví ayer y él estaba muy bien” pero le sobrevino un ataque al corazón sin que nadie lo esperara.

Conclusión: Sabemos que nadie escapa al cumplimiento del ciclo de su vida, lo que no sabemos es el día ni la hora en que ésta concluirá.

Somos católicos, creemos en Dios, creemos en las palabras de Jesús, él nos dice: “Por eso estén despiertos, porque no saben en que día vendrá su Señor” (Mt 24, 42) “Por eso estén también ustedes preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que menos esperan.” (Mt 24, 44)

¿Qué significa “estar despiertos”? ¿Qué quiere decir “estar preparados”?

Si supiéramos el día y la hora, prepararíamos cuidadosamente nuestra alma y la tendríamos lista para el encuentro con el Señor, con las manos llenas de buenas obras, puros de corazón, plenos de frutos obtenidos con los talentos que nos ha dado, con los deseos de obtener el premio de la vida eterna, vamos entonces a cumplir y perseverar y olvidemos que no sabemos el día ni la hora, que no nos importe, porque sabemos que estamos preparados, que estamos alertas, que cuando venga nos encontrará cumpliendo con nuestra misión, no importa que aún no hayamos terminado, lo importante es que nos encuentre trabajando, cumpliendo con nuestros deberes como padres, como hijos, como esposos, como madres, según sea el campo de acción de cada quien, pero como católicos, practicando las virtudes, cumpliendo con nuestra religión, cumpliendo con nuestra Iglesia, teniendo como compañeros a Jesús y a su Santísima Madre, alabando y adorando al Dios Todopoderoso que nos ha creado y que nos ama intensamente y haciéndolo todo para su mayor gloria. Deseo de corazón que así sea para todos ustedes.

Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.

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