lunes, 12 de septiembre de 2011

XII-094 Creer o no creer, esa es la cuestión.



CREER O NO CREER, ESA ES LA CUESTION.

Inspirándonos un poco en la frase de Hamlet “To be or not to be, that is the question” (Ser o no ser, esa es la pregunta) hemos titulado nuestra meditación de hoy, pensando en que Dios ha dado a los hombres la libertad de elegir entre ambas opciones, cada quien puede escoger entre creer y no creer, aunque desde luego que Dios quisiera que todos pudiéramos creer y abrazarnos a todos y alegrarse por nuestra escogencia, recordemos las palabras de Jesús: “Vayan por todo el mundo y anuncien la buena nueva a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará; el que se niegue a creer, se condenará”.( Mc 16, 15-16 )

El hombre tiene la tendencia orgullosa de creer más en si mismo que en Dios, creer en sí mismo significa confiar en lo que nos dicen nuestros cinco sentidos que son los que nos ponen en contacto con el mundo exterior, creer en lo que vemos, en lo que oímos, en lo que tocamos, eso muy a pesar nuestro, es una gran limitante puesto que nuestros sentidos son muy pobres, por ejemplo hay muchas cosas que existen y que no las vemos: el aire, los microbios, los virus, las ondas hertzianas, las estrellas y los planetas lejanos, es decir que nuestra vista es muy limitada, igual pasa con nuestros oídos sin ir más lejos los perros oyen mucho más que un ser humano y si de tocar se trata comparemos el tacto normal de una persona con el que adquieren los no videntes y además hay tantas cosas que existen y no podemos captar con nuestros sentidos, el amor, las virtudes, los vicios, son cosas inmateriales que escapan a nuestra percepción sensorial. La mayoría somos como Santo Tomás, ver para creer, por eso Jesús Resucitado le dijo: “Crees porque me has visto, ¡Felices los que no han visto, pero creen!”, ( Jn 20, 29 )

En el caso de las Apariciones de la Virgen Santísima en distintos lugares del mundo, a pesar de que la gran mayoría cree sin haber visto, siempre ha habido gente que no cree, incluso sacerdotes y miembros de la Iglesia, hasta he visto por allí un libro que escrito por un católico, trata de convencer con sus razonamientos que la Virgen no puede aparecerse ni enviar mensajes a los mortales y al final recomienda quemar todo lo que se ha escrito sobre este tema. En este caso hasta la conclusión es una locura.

Yo mismo he estado presente en homilías en las que lamentablemente se desmienten las apariciones de Betania ocurridas hace más de treinta años en Venezuela y aprobadas por la Iglesia mediante una Pastoral emitida por el Obispo de Los Teques, Mons. Pio Bello Ricardo, en muchos casos es por falta de información, no quiero pensar que por mala intención, y en otras por el orgullo personal del que hablábamos anteriormente: “yo no las he visto, yo no lo creo, no crean ustedes tampoco”. Aquí son aplicables las palabras de Jesús a los maestros de la Ley: “!Pobres de ustedes, maestros de la Ley, que se adueñaron de la llave del saber! Ustedes mismos no entraron y cerraron el paso a los que estaban entrando.” (Lc 11, 52).Sin embargo, a pesar de los que enseñan a no creer, allí está Betania, produciendo sus frutos: Conversiones, Confesiones, Crecimiento Espiritual, Peregrinaciones de Venezuela y del mundo, acercamiento a la Eucaristía, la Coral Betania, la Fundación Betania, las quince Betanias o grupos de oración y convivencia fraternal formados en otros países siguiendo las indicaciones dadas por la Sierva de Dios, María Esperanza, es que el árbol bueno produce frutos buenos, lo que viene del cielo es perfecto, elevemos nuestra mirada, no nos quedemos mirando al piso, oremos por todos esos que no creen y en su afán tratan de confundir a la gente y producir división entre los creyentes, que el Señor descorra el velo que tienen en sus ojos para que puedan acercarse a la verdad, oremos también por la unidad de la Iglesia. La Virgen nos ha hecho un gran honor en visitarnos y deberíamos sentirnos felices por ese amor tan grande que nos ha demostrado. Gracias María Virgen y Madre Reconciliadora de Todos los Pueblos y Naciones, gracias por tu amor de Madre, gracias por querernos tanto.

Que la paz de Cristo reine en vuestros corazones y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares

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