lunes, 19 de septiembre de 2011

XII-096 El Amor que Dios nos tiene.



EL AMOR QUE DIOS NOS TIENE.

Les invito a meditar en este comienzo de la semana, acerca del amor que Dios nos tiene. Sabemos que Dios nos ama y lo hemos experimentado en diversas situaciones, en las difíciles hemos salido con su favor y en las dichosas sabemos que siempre nos acompaña, pero nunca nos ponemos a analizar cómo es ese amor, de que magnitud y hasta donde llega, en parte para saber si podríamos corresponderle adecuadamente.

El amor de Dios no lo podemos medir con los criterios humanos, solo podemos lograr algunas aproximaciones tomando en cuenta sus actitudes, por ejemplo, en nuestra meditación anterior hablamos de los cuidados que tuvo Dios con su pueblo después de la liberación de la esclavitud en Egipto, y si asimilaste bien esa meditación sabrás que ahora nosotros formamos parte de ese pueblo que no se distingue ahora por ser judío, sino por ser bautizado, por lo tanto podemos deducir que esos mismos cuidados los tendrá Dios con nosotros si lo llegamos a necesitar.

Sin embargo, la demostración más importante de ese amor que Dios nos tiene está en el Misterio de la Redención, Dios nos envió a su Hijo Amadísimo para que nos salvara de nuestros pecados y abrió las puertas del Cielo a todos los que crean en El y quieran salvarse. Con Jesús viene la revelación total que Dios quiere hacernos de sus grandes misterios y de lo que espera de nosotros, es decir que El quiere que nos salvemos y nos da todas las herramientas y las claves necesarias para lograrlo, te imaginas que amor tan grande?Jesús es llevado injustamente al sacrificio de la Cruz y el Señor permite que derrame su sangre y entregue su vida por nuestra salvación, no existe amor más grande que el que es capaz de dar la vida por sus amigos. “Yo soy el Buen Pastor, el buen Pastor da su vida por sus ovejas” ( Jn 10, 11)

En la noche de su pasión, durante la última cena con sus apóstoles, Jesús instituye la Eucaristía, es decir nos deja la posibilidad de tener su cuerpo y su sangre para siempre, cada vez que se renueva de manera incruenta el sacrificio de la Cruz en la Santa Misa y ese Jesús que nos ama tanto se entrega a nosotros en Cuerpo, Alma y Divinidad, para que lo poseamos dentro de nosotros mismos en una unión infinitamente entrañable, que misterio tan grande y que inmenso es el amor que Dios nos tiene.

Por último quiero señalar la más reciente de las demostraciones de ese amor que consiste en haber permitido las apariciones de la Santísima Virgen en la tierra para advertir a la humanidad de los grandes peligros que corre y de las trampas que el enemigo nos pone en el camino para extraviarnos, Dios en su infinito amor hacia nosotros nos envía a su Madre, bajo las distintas advocaciones, en Fátima, en Lourdes, en Betania, y en cientos de otros lugares, con un mensaje de reconciliación y de paz para que no torzamos el camino.

Aunque no sea nunca suficiente, vamos a agradecer a Dios por ese amor tan grande que nos tiene, orando cada día y diciéndole: Señor, Tú solo eres bueno, justo y santo, gracias por tu amor, vacía mi vida del pecado y llénala con tu amor.

Que la paz de Cristo llene tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso llegue a todos sus hogares.

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