DIALOGO CON LA CANANEA.
Después de un breve intervalo de una semana, volvemos con los “Temas para Meditar”, en esta oportunidad vamos a complacer el interés de un lector que nos había solicitado comentáramos el Diálogo de Jesús con la mujer cananea que aparece tanto en el capítulo 15 del Evangelio según San Mateo como en el capítulo 7 de San Marcos.
En una meditación reciente les había hablado acerca del trato que el pueblo judío ha dado siempre a aquellos que considera extranjeros, es decir que son de otra raza o de otra lengua, un trato discriminatorio y despreciativo, la raíz de esto reside en el apoderamiento que hicieran de Dios al malinterpretar la preferencia que el Señor tuvo con ellos desde su fundación, hoy en día, después de tantos siglos, vemos todavía el trato insólito que dan a sus vecinos de Palestina. No nos sintamos exentos o ajenos a esta situación pues muchos de los cristianos de hoy en día sienten interiormente y en veces lo expresan, ese mismo trato discriminatorio hacia los que profesan otras religiones.
Por otra parte, no olvidemos que Jesús era verdadero Dios y verdadero hombre y que en su condición humana era judío, había crecido en aquel ambiente y usaba las frases y modismos de sus propios coterráneos, por eso no es de extrañar que utilizara aquella de “No se debe echar a los perros el pan de los hijos” que nos parece tan chocante oírla en boca del Maestro y también porque la acepción de las palabras ha cambiado con el correr del tiempo y nos parece muy fuerte hoy en día usar esta expresión, pero en aquel tiempo era un refrán de uso común.
El diálogo se produce cuando Jesús marcha con sus discípulos cerca de tierras extranjeras y una mujer cananea comienza a gritarle: “!Señor, hijo de David, ten compasión de mi! Mi hija está atormentada por un demonio. Pero Jesús no le contestó ni una palabra. Entonces sus discípulos se acercaron y le dijeron: “Atiéndela, mira como grita detrás de nosotros.” Jesús contestó: “No he sido enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.” Pero la mujer se acercó a Jesús y puesta de rodillas, le decía: “!Señor, ayúdame!” Jesús le dijo: “No se debe echar a los perros el pan de los hijos” La mujer contestó: “Es verdad, Señor, pero también los perritos comen las migajas que caen de la mesa de sus amos”. Entonces Jesús le dijo: “Mujer. ¡que grande es tu fe! Que se cumpla tu deseo. Y en aquel momento quedó sana su hija.” ( Mt 15, 21-28 ).
En más de una oportunidad Jesús elogia la fe de los paganos, e incluso los pone como ejemplos en sus parábolas, para contrastar con la poca fe del pueblo judío, en este caso pone a prueba la fe de la cananea y ella le demuestra que confía plenamente en su poder y esa es la razón del milagro. Debemos también observar que Jesús en ningún momento le pide a los paganos que cambien de religión o profiere alguna amenaza por el hecho de vayan por otros caminos, solo los invita a dar gracias a Dios y les muestra como éste se acerca a ellos por medio de su Hijo Amadísimo.
Que nuestra fe sea siempre firme, capaz de soportar todas las pruebas, para que el amor de Dios nos alcance las gracias que pedimos.
Les deseo a todos un feliz fin de semana que la paz de Cristo los acompañe, les recuerdo que Jesús les espera el domingo en la Eucaristía.
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