miércoles, 13 de noviembre de 2013

XIV-089 Entre la Magia y los Milagros.



ENTRE LA MAGIA Y LOS MILAGROS.

Debemos saber diferenciar entre la Magia y los Milagros, comencemos por definirlos: La Magia es un acto fingido de producir, por medio de operaciones extraordinarias y ocultas, efectos contrarios a las leyes naturales, por ejemplo hacer que una moneda atraviese aparentemente un cuerpo sólido, o que un cuerpo humano se mantenga elevado sin que aparentemente nada lo sustente en contra de la ley de gravedad, en tanto que los Milagros son hechos sobrenaturales, debidos al poder divino, de acuerdo a esta definición sólo Dios es capaz de hacer milagros que pudieran también obtenerse por medio de la intercesión de la Virgen Santísima o de algún santo, es por eso que oímos a algunos decir que el santo Tal me hizo el milagro, pero en realidad quien hace el milagro es Dios, la labor del santo es de intercesión.

Con respecto a la Magia se debe tener mucho cuidado, porque no todas las magias tienen ese carácter infantil o de circo que todos conocemos, hay magias de varios tipos, existe la Magia Blanca que es el arte de producir ciertos efectos, maravillosos en apariencia, debidos en realidad a causas naturales, o a sencillos trucos, pero también existe la Magia Negra que es la que tiene por objeto la evocación de los demonios, respecto a esta última debemos apartarnos de ella con solo sospechar de su existencia.

Por su parte los Milagros son hechos reales que podemos perfectamente constatar, el más frecuente de ellos son las curaciones de los enfermos, cuando oramos por la sanación de un enfermo grave y éste se recupera milagrosamente, es algo real que podemos constatar e incluso los médicos tienen que reconocerlo, aunque muchas veces no lo hacen por confiar más en la Ciencia que en Dios. “Para Dios nada es imposible” (Lc 1, 37),  como le dijo el ángel a María durante la Anunciación y fue un portentoso milagro que Jesús se encarnara en el vientre de María siendo ella Virgen y continuó siendo Virgen en el parto y después del parto.

Los Milagros que hizo Jesucristo durante su vida terrenal son todos portentosos, cualquiera de ellos por si solo digno de creer en El: Convertir el agua en Vino, Multiplicar los Panes y los Peces, Hacer ver a ciegos de nacimiento, Hacer caminar a los tullidos y paralíticos, Hacer hablar a los Mudos y oír a los sordos, resucitar a los muertos, las pescas milagrosas de los apóstoles, calmar las aguas y los vientos y tantos otros, pero, para mí, sin duda el más portentoso de todos es el Milagro de la Eucaristía, hacer que el pan y el vino se conviertan en su Cuerpo y su Sangre para que lo recibamos en alimento, permitir que los sacerdotes a través de los tiempos puedan ser transmisores de ese milagro en conmemoración suya, esa es una expresión de amor hacia todos nosotros que no tiene medida y es real, es un Milagro de Dios, es un Milagro Portentoso, como dice San Josemaría Escrivá en su obra “Camino”:  “Considera lo más hermoso y grande de la tierra, lo que place al entendimiento y a las otras potencias,…junto con todas las locuras del corazón satisfechas.. nada vale y es nada ante este tesoro infinito, ..nada vale tanto como la locura de Amor de la Sagrada Eucaristía.”  Alabado sea Dios.
Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Que la paz de Cristo inunde tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca siempre.

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