ENTRE LA HUMILDAD Y LA SOBERBIA.
Hasta finales del siglo XVI el hombre pensaba que la tierra estaba quieta en medio del espacio y los astros del cielo se movían y giraban alrededor de ella, lo mismo que piensa un niño cuando ve todas las mañanas salir el sol por el oriente, recorrer todo el firmamento y ocultarse por el poniente, pareciera que es una deducción muy simple y natural, pero es a la vez producto de la tendencia del hombre a creerse importante, a sentirse el centro del universo y que todo lo demás depende de él. Hasta la Iglesia llegó a apoyar estas teorías que venían de la época de los griegos, Ptolomeo y Aristóteles, hasta que apareció un hombre valiente, un científico y astrónomo que fue Galileo Galilei y contradijo con su teoría heliocéntrica lo que se pensaba en esa época y no le importó que lo llevaran ante el tribunal de la Inquisición, lo condenaran a prisión perpetua y lo hicieran abjurar públicamente de sus ideas acerca del movimiento de la tierra, para luego decir aquella famosa frase “Eppur si muove” (Pero se mueve).
Esa tendencia del hombre a creerse el centro de todo lo que existe es la soberbia, un vicio que no se presenta como una conducta despótica y tiránica sino que muchas veces aparece disimulada y hasta finge buscando hacerse mimar y servir. Es el hombre queriendo ser Dios, y eso lo vemos desde Adán y Eva, cuando la serpiente se vale de esa debilidad del hombre y lo tienta diciéndole “si lo comen seréis como Dios, conocedores del bien y del mal” y el hombre y la mujer pecan por soberbia y su pecado es tan grave que condenan a toda la humanidad.
Jesús vino para hacernos entender que al vicio de la soberbia debemos oponer la virtud de la humildad, vino para servir y no ser servido, para que sigamos su ejemplo, “aprended de mí que soy manso y humilde de corazón” (Mt 11, 29 ). El camino que nos enseña Jesús para ir al Padre es el camino de la humildad y nos podríamos preguntar si es que Dios se goza con nuestra humillación, no, que ganaría Dios con eso? , si somos su creación, lo que Dios quiere es que nos vaciemos de nosotros mismos para poder llenarnos de su gracia.
La Sierva de Dios, Maria Esperanza nos decía: “La humildad es el puente de cristal que nos conduce al cielo”, debemos pensar en las necesidades de los demás y si está en nuestras manos solucionarlas hagámoslo y si no podemos por nosotros mismos, oremos a Dios pidiendo por su solución, antes que pedir por nuestras propias carencias que Dios las conoce bien y El sabrá cómo y en qué momento resolverlas.
¡Que grande es el valor de la humildad!, nos lo dice la Virgen en el Magnificat: “Porque vio mi humildad, por eso me llamarán bienaventurada todas las generaciones” Hagamos triunfar la humildad sobre nuestra soberbia para que la gracia de Dios llene plenamente nuestro corazón.
Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.
Que la paz de Cristo reine en tu corazón, te deseo un feliz fin de semana y no olvides el rezo del Rosario en familia y la asistencia a la misa dominical, que Dios te bendiga.
ORACION COMUNITARIA: Solicita Sonia Ulloa por su esposo Gustavo Ulloa quien está hospitalizado con una infección que no ha podido ser diagnosticada. Señor escucha nuestras súplicas y llegue hasta ti nuestro clamor por la salud de este hijo tuyo. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria)