viernes, 13 de septiembre de 2013

XIV-072 El Secreto de la Convivencia Cristiana


EL SECRETO DE LA CONVIVENCIA CRISTIANA.

Vivimos en un mundo signado por la competencia entre los hombres, cada quien lucha por obtener un puesto destacado dentro de la sociedad en la que le ha tocado vivir, bien sea que el hombre lo haga individualmente o que lo haga actuando dentro de un grupo organizado, la tendencia es siempre competir y ganar. Cuando se hace dentro de ciertas reglas morales y éticas se habla de una sana competencia y esto para destacarla de la mayoría de los casos en los que se violan esas normas escritas o no y que no importa atropellar y violentar para lograr los objetivos. Esta manera de actuar dicen algunos es lo que ha llevado al progreso de la humanidad, pero al mismo tiempo es lo que ha llevado al distanciamiento entre unos y otros y a los grandes abismos en los niveles de vida.

San Pablo nos enseña que el secreto de la convivencia cristiana consiste en buscar lo que es humilde y no hacer nada por rivalidad o por vanagloria. “No hagan nada por rivalidad o por vanagloria. Que cada uno tenga la humildad de creer que los otros son mejores que él mismo. No busque nadie sus propios intereses, sino más bien preocúpese cada uno por los demás. Tengan unos con otros las mismas disposiciones que estuvieron en Cristo Jesús: El, siendo de condición divina, no se apegó a su igualdad con Dios, sino que se redujo a nada, tomando la condición de servidor, y se hizo semejante a los hombres. Y encontrándose en la condición humana, se rebajó a si mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte en una cruz.” (Fil 2, 3-8).

Por ejemplo, a nivel de religiones, sabemos que hay muchas religiones que se diferencian en mayor o menor grado con la nuestra, no debemos actuar pensando que nuestra religión es mejor que la de los demás y por ello irrespetar sus creencias y pedir a Dios castigo para aquellos que no piensan como nosotros, recordemos aquel pasaje del evangelio cuando va Jesús camino de Jerusalén y los samaritanos le niegan albergue por tratarse de un judío que va a Jerusalén, los discípulos indignados le piden a Jesús que haga llover fuego sobre ellos y sin embargo Jesús les reprende y les enseña a tener respeto por las creencias de los demás. Debemos por tanto ser tolerantes y procurar la convivencia, dentro de lo posible, sin quejas ni discusiones con aquellos a quienes Dios ha llamado por otros caminos.

Y aún dentro de los mismos grupos cristianos vemos con frecuencia que tienden a competir entre sí, para que se diga que unos son mejores que los otros o vanagloriarse de sus logros y de sus alcances en la búsqueda de sus objetivos y es de ese espíritu de competencia que sacan la fuerza para lograr la unidad entre su grupo, pero esta no es la manera correcta de actuar, entre nosotros la unidad tiene que ser el producto de la humildad y de la comprensión entre unos y otros, este es el secreto de la verdadera convivencia cristiana.

Nos decía la Sierva de Dios Maria Esperanza que todo lo que realicemos debe ser buscando el bien de los demás y no nuestra propia conveniencia, porque el Señor sabe muy bien lo que nosotros necesitamos y decidirá cuándo debe darnos lo que nos corresponde. Procuremos en consecuencia el amor a nuestros prójimos, pongamos como bandera la compasión y la ternura y busquemos esa unidad en nuestros grupos y organizaciones por la vía de la comprensión y de la convivencia, no de la competencia que eventualmente pudiera hasta perjudicarnos, pensando que actuamos como si fuera una sola alma en búsqueda de un mismo proyecto, de esa manera tendremos despejado el camino de la salvación que es el que en definitiva realmente nos debe importar
Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y les acompañe siempre. Te deseo un feliz fin de semana y no olvides el rezo del rosario en familia y la asistencia a la misa dominical.

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