miércoles, 11 de febrero de 2009

X-016 Visitar a los enfermos.



Hoy, en el Día de Nuestra Señora de Lourdes, se celebra también el Día del Enfermo, porque la Virgen de Lourdes es Patrona de los enfermos, por ello es bueno meditar hoy sobre una de las obras de misericordia corporales más importantes como es la de visitar a los enfermos.

Después de las apariciones de la Virgen Santísima a Bernardita Soubirous en Lourdes, pequeña población del sur de Francia, cercana a los Pirineos que marcan la frontera con España, y de que la Virgen revelara que las aguas del manantial que surgió en aquel sitio eran curativas, comenzó a producirse un peregrinaje intenso de enfermos a ese lugar y la gran mayoría de ellos se sanaron y se siguen sanando hoy en día con la fe puesta en lo dicho por la Virgen y en el poder curativo de unir nuestro sufrimiento al padecido por Jesús en la Cruz del Calvario, prueba de ello son las numerosas placas de agradecimiento que forran las paredes del Santuario.

Por cierto que nosotros en América tenemos también un lugar en donde se han producido hechos similares, es el caso de Betania en Venezuela, donde también la Virgen María se hizo presente y reveló a la vidente, María Esperanza Medrano de Bianchini, el poder curativo de las aguas que caen por la cascada que está en el sitio de las apariciones, donde millares de enfermos acuden continuamente en busca de curación para sus males y también muchos de ellos, agradecidos, han colocado infinidad de placas en las paredes que rodean el santuario dando gracias por el favor recibido, Betania es la Lourdes de América como lo expresara la misma Virgen en uno de sus mensajes.

Es importante que tengamos siempre como prioridad, además de orar por ellos, visitar a los enfermos, aquellos familiares o amigos que han caído en cama o están hospitalizados por motivo de alguna dolencia corporal, en cuanto tengamos noticia de ello debemos acudir a visitarlos y pasar junto a ellos aunque sea unos pocos minutos, con nuestra palabra de aliento y consuelo, dándoles a conocer la importancia que tiene su sufrimiento para su renovación interior, esto no solo fortalece nuestra relación con aquella persona, porque como dicen en las malas es cuando se conoce a los amigos, sino que fortalece nuestra unión con Jesús y la Virgen Santísima, ella que estuvo a los pies de la Cruz, acompañando a su Hijo durante toda su Pasión y Muerte.

En el juicio final se nos pedirá cuenta de esta obra de misericordia, cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria y nos diga: “Vengan, benditos de mi Padre y tomen posesión del reino que ha sido preparado para ustedes,….porque estuve enfermo y fueron a visitarme” (Mat 25, 34-36) Veamos en nuestros conocidos enfermos al propio Jesucristo que nos está llamando para que le visitemos y le acompañemos en sus momentos difíciles, no le hagamos esperar.

Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.

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