miércoles, 16 de noviembre de 2011

XII-111 Veamos los personajes.




VEAMOS LOS PERSONAJES.


A medida que nos acercamos a la Navidad, al recuerdo del Nacimiento de Jesús, se hace más imperativo que nos preparemos espiritualmente para este acontecimiento, sin duda el más bello de todo el año, no basta con pensar en la fiesta, en los regalos y los adornos navideños, se hace también necesario que adornemos interiormente nuestro corazón y que nos dispongamos a recibir al Niño Dios con toda la pureza y la pompa espiritual que se merece.Una buena preparación consiste en meditar sobre todo lo relacionado con ese hecho tan trascendental en la historia de la humanidad, la venida de Dios a la tierra. Como me gustaría haber estado presente y son muchos a los que les gustaría haber visto lo que aquellos pastores vieron en la Nochebuena, llamados por los ángeles del cielo para conocer al pequeño recién nacido, envuelto en pañales en brazos de su madre que lo acariciaba dulcemente y seguramente le cantaba una canción de cuna para adormecerlo en esa Noche de Paz.


Lo primero que me asombra es como un hecho en el que participaron tan pocos personajes haya tenido tal trascendencia, los personajes son solo tres, Jesús, María y José, el hecho es un hecho común, el nacimiento de un niño y ocurre en un lugar recóndito, en un pueblito pequeño e insignificante, Belén de Judá, en un humilde pesebre de animales, alejado totalmente del bullicio de la gente, pero se ve que es obra del cielo porque se encienden las luces de las estrellas y en especial una, la más resplandeciente, encargada de conducir desde muy lejos a los reyes de todas las razas para que pudieran llegar a aquel apartado lugar y bajan los ángeles de la corte celestial con sus trompetas anunciando aquel nacimiento, dando Gloria a Dios en el Cielo y deseando la paz en la tierra a los hombres de buena voluntad, llamando a los espectadores que estaban velando a sus rebaños, los humildes pastores del campo para que vengan a adorar a aquel niño y se maravillen con su presencia.


De los personajes el más importante es desde luego Jesús, todo un Dios que se abaja de su trono celestial para revestirse con un cuerpecito tierno y débil, decido a vivir entre los hombres, conocerlos de cerca, aconsejarlos y vivir en todo con ellos, menos en el pecado. El padre, José, hombre justo y bueno, obediente, que creyó también en la palabra de Dios y aceptó a María como su esposa a pesar de que estaba embarazada, y que recibió el premio de poder cargar en sus brazos al Dios humanado y la madre María cuyo gozo es indescriptible, alegre de haber dado el “si” que nos salvará a todos y guardando todas aquellas cosas en su corazón.


Aprovechemos estos días que nos faltan para la Navidad para meditar y orar y para acercarnos con reverencia a estos grandes misterios.

Que la paz de Cristo llegue a todos sus corazones, Dios los bendiga.

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