miércoles, 12 de septiembre de 2012

XIII-087 ¿Dónde se halla la felidad?



¿Dónde SE HALLA LA FELICIDAD?

Antes de entrar en materia, les informamos que la “Cruzada del Amor”, o sea los miembros de la Fundación Betania que están viajando a Jerusalén, se encuentra actualmente en Roma, precisamente hoy miércoles, cuando aquí en Venezuela eran las cuatro de la madrugada, ellos estaban en El Vaticano a media mañana, atendiendo a la Audiencia Papal y tuvieron la alegría de ser nombrados y saludados por el Papa Benedicto XVI como peregrinos de Venezuela. Esta Audiencia se puede ver nuevamente por EWTN en horas de la noche.

Y vamos a tratar de responder nuestra pregunta de hoy: ¿Dónde se halla la felicidad? Para ello es necesario primero definir lo que entendemos por felicidad, para saber si estamos hablando de la misma cosa, para ello podríamos comenzar con la definición que trae el diccionario: “La felicidad es un estado de ánimo que se produce en la persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada. Tal estado propicia paz interior, un enfoque del medio positivo, al mismo tiempo que estimula a conquistar nuevas metas. Es definida como una condición interna de satisfacción y alegría.” Encontramos varias cosas que meditar en esta definición, por una parte dice que es un “estado de ánimo”, es decir que es algo que corresponde al alma, no propiamente al cuerpo, a la vez nos dice que “propicia una paz interior” con lo cual nos lo ratifica y finalmente nos resume diciendo que “es una condición interna”, es decir que la felicidad surge es en nuestro interior, es algo que viene del alma, del espíritu.

Otro aspecto a meditar es que nos dice que se obtiene al alcanzar una meta y nos estimula a alcanzar nuevas metas, de manera que la felicidad no se nos define como un estado permanente que una vez alcanzado, se mantenga a través del tiempo, sino que es discontinua y es porque se presenta alternativamente con periodos de infelicidad ¿Cómo hacerla permanente?

En diferentes oportunidades hemos dicho que estamos formados de un Cuerpo y de un Espíritu, el cuerpo se satisface con las cosas materiales, los alimentos, los vestidos, la vivienda, el dinero, en tanto que el Espíritu se satisface con las cosas espirituales, las cosas de Dios, conocerle, adorarle, glorificarle y servirle. Por tanto es fácil deducir que si la felicidad es algo del Espíritu, como decimos en la definición anterior, no puede alcanzarse con las cosas materiales que son solo para el cuerpo, de allí que cuando se alcanza una “meta”, por ejemplo obtener una vivienda propia, o adquirir un auto, pueda producirse un efecto temporal de felicidad, pero esta no es permanente porque inmediatamente dará lugar al deseo de obtener “nuevas metas” y la infelicidad propia de no tenerlas.

La verdadera y permanente felicidad consiste en estar con Dios, las personas que se mantienen en estado de gracia son felices, por ejemplo los santos a pesar de sus sufrimientos son las personas más felices, en cambio las personas que no tienen a Dios, anhelan la felicidad y no saben como alcanzarla, tenemos que orar por ellos para que la reciban. El materialismo nos hace olvidar a Dios, mientras más cosas posees más lejos estás de El, porque estás más apegado a ellas. Lo importante no es tener mucho, sino apreciar y valorar lo poco que se tenga para poder disfrutarlo, compartirlo y ser feliz.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y tu familia y permanezca por siempre.

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