martes, 18 de septiembre de 2012

XIII-089 "No busque a Cristo sin Cruz




“NO BUSQUE A CRISTO SIN CRUZ”

Hemos escogido como título para nuestra meditación de hoy una frase  de San Juan de la Cruz (1542-1591) el patrono de los poetas de lengua española: “No busque a Cristo sin Cruz”, ya que la meditación que proponemos es como una continuación de la del viernes pasado “Transparentar a Cristo”, porque allá les decíamos que para transparentar a Cristo teníamos que imitar su vida y que su vida estuvo unida al sufrimiento, en consecuencia aquellos que buscan a Cristo con la idea de vivir más cómodamente, sin problemas, sin preocupaciones en la vida, están en el camino equivocado, no se puede pensar en Cristo si no se piensa en su Cruz.

Cristo dijo: “Si alguno quiere venir detrás de mí, que renuncie a si mismo, que cargue con su Cruz cada día y me siga.” (Lc 9, 22-25) En esa frase Jesús nos está planteando las condiciones necesarias para su seguimiento, para su imitación. En primer lugar tiene que haber una “renuncia de si mismo” y ¿qué significa renunciar de uno mismo? Ya lo decíamos en nuestra meditación del viernes pasado, en la medida en que nosotros vayamos acercándonos cada vez más a Jesús para tratar de transparentarlo, en nuestras acciones, en nuestros gestos, en nuestro caminar, nuestro propio yo va a ir disolviéndose y los demás no nos van a ver a nosotros sino que van a ver a Jesús, es decir estamos apartándonos de lo que éramos anteriormente, estamos renunciando voluntariamente a nosotros mismos.

Además de esa renuncia de nosotros mismos, Jesús nos pide que carguemos con su Cruz, ¿ y qué significa cargar con la Cruz de Jesús? Significa el sufrimiento, el dolor de ir desprendiéndonos de todo aquello que conformaban nuestros gustos, nuestras apetencias, de todos aquellos ídolos de barro que nos construimos en la vida y que nos apartan de Dios. Debemos torcer nuestra voluntad y aceptar la voluntad de Dios, para ello es necesaria mucha fe, creer firmemente que Dios nos ama y que todo lo hace por nuestro bien, aún aquellas cosas que no lo parecen y que nos amargan la vida y fíjense que nos dice “cada día”, es decir que no es que vamos a sufrir una sola vez y ya está, se acabó, no, cada día tiene su propio afán y debemos cargar con la Cruz no solo un momento sino cada día.

Es duro este modo de pensar, dirán algunos, pero veamos la otra cara de la moneda, ¿de que le vale al hombre ganar el mundo, si al final pierde su alma? El mundo te está invitando todos los días, la propaganda, el consumismo, te ofrece dinero, posición, poder, placeres, todo aquello por lo que tu yo personal siente alguna inclinación, es decir que te pide que no renuncies a ti mismo, que busques un Cristo sin Cruz que es aquel que dices de la boca para afuera: “Yo soy cristiano”, “Yo voy a Misa”, “Doy limosna” y ¿para qué más? Sin embargo, el camino de Cristo tiene una recompensa mucho mayor que todo lo que puedas imaginar, porque no vendrá de los hombres, vendrá de Dios, El conoce todos tus sacrificios y todas tus humillaciones y sabrá recompensarlas porque nadie le gana en generosidad a Dios.

Que la paz de Cristo llene tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca por siempre.

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