miércoles, 6 de febrero de 2013

XIV-008 Se avecina el Carnaval





SE AVECINA EL CARNAVAL.

Tal parece que los tiempos siguen su proceso cada vez más acelerado, en efecto, cuando hace menos de mes y medio estuvimos celebrando Navidad y Año Nuevo, ya este próximo fin de semana tendremos las fiestas de Carnaval. Queremos meditar hoy sobre el origen de estas fiestas y su relación con nuestra religión, tarea que pienso nos ayudará a pensar acerca de nuestra actitud como católicos durante estos días.

El Carnaval tiene orígenes muy remotos, quizás de más de 5000 años en la antigua Sumeria y en Egipto, como unas fiestas paganas, y que luego con la expansión del Imperio Romano hace dos mil años, fue llevada a Europa donde se convirtió en una fiesta dedicada al Dios Baco, Dios del vino, que fueron las llamadas Bacanales. En Europa con la aceptación de la religión Católica se va también desarrollando el Carnaval como una fiesta callejera en las que se mezclan diferentes niveles sociales enmascarados y disfrazados para divertirse libremente. De Europa es traída a América con la conquista del siglo XVI, asociada a la evangelización ya que las fiestas de Carnaval tienen su fecha previa al inicio de la Cuaresma Católica que ocurre el miércoles de Ceniza al finalizar el Carnaval.

La etimología de la palabra Carnaval nos habla también de esta relación, ya que Carnaval viene de “carne-levare” que significa abandonar la carne que es lo que hace la Iglesia Católica y manda a sus fieles durante la Cuaresma, abstenerse los viernes, especialmente el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, como penitencia.

En todo el mundo la fiesta del Carnaval ha tenido un proceso de evolución, de aquella gala de disfraces medievales y de fastuosos bailes, de los cuales fue famoso el Carnaval de Venecia, pasa a ser en algunos casos sencillamente focos de atracción turística y en otros simples períodos vacacionales. Venezuela ha estado inmersa también en esos cambios y así vemos que lo que comenzó en la colonia por ser unas fiestas primitivas en las que se jugaba con agua, azulillo y huevos, en el siglo XVIII pasa a tener más categoría y comienzan a aparecer las carrozas, las comparsas de costosos disfraces y los bailes con su consecuente alegría, juegos, papelillos, sorpresas y música. Es quizás la época más romántica y bonita de nuestra historia carnavalesca y que dura hasta mediados del siglo XX, con los desfiles de carrozas y reinas por las calles de Caracas, lanzando caramelos y papelillos, así como los grandes bailes en las plazas públicas. Luego comienza un proceso degenerativo, motivado tal vez a la falta de seguridad en las calles, a las vicisitudes económicas, al empobrecimiento de la cultura, lo que va acorralando el Carnaval hacia los sitios cerrados como los Clubes Privados y Salas de Baile, y al mismo tiempo se observa una regresión hacia el primitivo carnaval, especialmente en las zonas marginales donde se llega a jugar no solo con agua sino con sustancias nocivas, ocasionando riñas con heridos y lesionados y que lleva a que estas fechas se vayan alejando de sus orígenes y la gente prefiera convertirlas más en un periodo vacacional para irse a la playa o al campo que otra cosa, principalmente en la capital y en la región central del país, mientras que en el interior se han desarrollado Carnavales con desfiles de carrozas y reinas, a imitación de los famosos Carnavales de Rio de Janeiro, como fuente de atracción turística que precisamente pretende captar a los visitantes que emigran de la región central.

En nuestra próxima meditación continuaremos hablando sobre el Tema y mientras tanto procuremos Glorificar a Dios con nuestras vidas.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca siempre.

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