COMO VIVIR LA CUARESMA.
Ya han transcurrido siete días de la Cuaresma que comenzó el pasado Miércoles de Ceniza, es decir que nos restan treinta y tres días de este período en la vida de la Iglesia, vamos a tratar de vivirlos como debe ser, poniendo todo nuestro empeño para lograrlo y que no transcurran en forma anodina. La Cuaresma es un período de preparación para la Semana Santa, por lo tanto debemos vivirlo con la intención central de acercarnos a Cristo, es un período de penitencia que nos recuerda lo que hizo Jesús antes de iniciar su predicación o su vida pública, cuando el Espíritu lo llevó al desierto donde estuvo cuarenta días y cuarenta noches haciendo ayuno y oración. (Mt 4, 1-2).
Cuaresma no es sinónimo de tristezas, para quien tiene fe en Dios no hay tristezas, sino renuncias voluntarias a todo aquello que nos separe de Cristo, es decir de todo lo material, y muy especialmente del pecado. Si queremos resumir en tres palabras lo que debemos hacer para vivir la Cuaresma diríamos: Oración, Ayuno y Limosna.
Cada una de estas cosas debemos hacerlas sin ostentación, cuando oremos hacerlo en privado porque nuestra oración es para Dios, no es para que nos vean los demás y nos alaben por nuestra piedad; cuando ayunemos hacerlo en secreto, disimulando muy bien el sacrificio que estamos realizando que nadie note que estamos sin comer que nos vean más bien alegres y sonrientes; y cuando demos limosna no se lo digamos a nadie, “que no sepa nuestra mano izquierda lo que hizo la derecha” (Mt 6, 3) Lo que nos debe interesar en todo caso es que nuestro Padre que está en los cielos conozca nuestra acción, porque es El de quien esperamos el premio, no de los demás.
Vivamos con espíritu de penitencia, absteniéndonos de comer carne los viernes de cuaresma y guardando el ayuno y la abstinencia del Viernes Santo, y haciendo penitencias y privaciones voluntarias todos los días de la Cuaresma, por ejemplo si me gustan mucho los dulces, ofrecer a Cristo no comer dulces el día de hoy o el fin de semana, algo que si a ver vamos no representa en realidad un esfuerzo extraordinario, porque lo que va a apreciar el Señor no es que hagamos algo para perjudicarnos, sino que pongamos nuestra voluntad a su servicio, haciéndolo todo por amor a El.
Vamos a pedirle a la Santísima Virgen que nos ayude a vivir la Cuaresma con verdadero espíritu de amor a Cristo, su amadísimo Hijo, que la limosna nos ayude a no ambicionar riquezas, que la oración nos enseñe a poner en Dios nuestra vida y nuestra esperanza y el ayuno nos demuestre que no solo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca siempre.
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