Los evangelios nos narran la vida de Jesús en la tierra, desde su nacimiento hasta su ascensión a los cielos. Después de su crucifixión, Jesús resucitó al tercer día, como estaba predicho por los profetas y por él mismo, y estuvo cuarenta días más en la tierra, apareciéndose a los apóstoles y a otras personas, dando instrucciones y recomendaciones, hasta el momento de su ascensión a los cielos.
El evangelio de San Mateo que tiene 28 capítulos, concluye con la exhortación de Jesús a los apóstoles para que vayan por toda la tierra bautizando a los pueblos y haciendo nuevos discípulos y seguidores suyos, enseñándoles a cumplir todo lo que les había encomendado y termina con aquella preciosa frase: "Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la historia."(Mt 28, 20)
El de Marcos, que es el más breve, con solo 16 capítulos, también termina con una alocución de Jesús a los apóstoles que fue inmediatamente anterior a la ascensión ya que el evangelista nos dice que "Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios."(Mc 16, 19) En sus palabras finales Jesús encomienda a los apóstoles la predicación de sus enseñanzas para la salvación de los hombres y las señales que les acompañarán en su predicación y termina diciendo: "El Señor actuaba con ellos y confirmaba el mensaje con los milagros que les acompañaban."(Mc 16, 20).
Por su parte el evangelio de Lucas que tiene 24 capítulos concluye específicamente con la ascensión y el ofrecimiento de enviar al Espíritu Santo para iluminar las mentes de los apóstoles: "Jesús los llevó hasta cerca de Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía, se separó de ellos (y fue llevado al cielo. Ellos se postraron ante él.) Después volvieron llenos de gozo a Jerusalén y continuamente estaban en el Templo alabando a Dios." ( Lc 24, 50,53).
Y por último el evangelio de San Juan finaliza, en su capítulo 21, con aquella tierna conversación entre Jesús y San Pedro en la que Jesús le pregunta por tres veces a Pedro si le ama y este le contesta: "Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero" y Jesús le contesta "Apacienta mis ovejas" y continúan hablando sobre el destino de Juan, el más joven de los discípulos, aunque por modestia él no se nombra y cierra su evangelio diciendo: "Jesús hizo también otras muchas cosas. Si se escribieran una por una, creo que no habría lugar en el mundo para tantos libros." (Jn 21, 25).
Hagamos el propósito de leer los evangelios, la vida de Jesús, lo que él dice a los apóstoles nos lo dice también a cada uno de nosotros, y cumplamos sus enseñanzas, renunciando a nuestra propia vida por su misión, de manera que cuando nos haga la pregunta que hizo a Pedro podamos responderle con plena confianza: Si Señor, tú sabes que te amo.
Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.
El evangelio de San Mateo que tiene 28 capítulos, concluye con la exhortación de Jesús a los apóstoles para que vayan por toda la tierra bautizando a los pueblos y haciendo nuevos discípulos y seguidores suyos, enseñándoles a cumplir todo lo que les había encomendado y termina con aquella preciosa frase: "Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la historia."(Mt 28, 20)
El de Marcos, que es el más breve, con solo 16 capítulos, también termina con una alocución de Jesús a los apóstoles que fue inmediatamente anterior a la ascensión ya que el evangelista nos dice que "Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios."(Mc 16, 19) En sus palabras finales Jesús encomienda a los apóstoles la predicación de sus enseñanzas para la salvación de los hombres y las señales que les acompañarán en su predicación y termina diciendo: "El Señor actuaba con ellos y confirmaba el mensaje con los milagros que les acompañaban."(Mc 16, 20).
Por su parte el evangelio de Lucas que tiene 24 capítulos concluye específicamente con la ascensión y el ofrecimiento de enviar al Espíritu Santo para iluminar las mentes de los apóstoles: "Jesús los llevó hasta cerca de Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía, se separó de ellos (y fue llevado al cielo. Ellos se postraron ante él.) Después volvieron llenos de gozo a Jerusalén y continuamente estaban en el Templo alabando a Dios." ( Lc 24, 50,53).
Y por último el evangelio de San Juan finaliza, en su capítulo 21, con aquella tierna conversación entre Jesús y San Pedro en la que Jesús le pregunta por tres veces a Pedro si le ama y este le contesta: "Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero" y Jesús le contesta "Apacienta mis ovejas" y continúan hablando sobre el destino de Juan, el más joven de los discípulos, aunque por modestia él no se nombra y cierra su evangelio diciendo: "Jesús hizo también otras muchas cosas. Si se escribieran una por una, creo que no habría lugar en el mundo para tantos libros." (Jn 21, 25).
Hagamos el propósito de leer los evangelios, la vida de Jesús, lo que él dice a los apóstoles nos lo dice también a cada uno de nosotros, y cumplamos sus enseñanzas, renunciando a nuestra propia vida por su misión, de manera que cuando nos haga la pregunta que hizo a Pedro podamos responderle con plena confianza: Si Señor, tú sabes que te amo.
Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.
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