miércoles, 7 de octubre de 2009

X-081 Alabanzas y gracias al Señor.


ALABANZAS Y GRACIAS AL SEÑOR.

Estaba recordando esa frase tan bella que decimos, entre misterio y misterio, durante el rezo del santo rosario y que dice: “Alabanzas y gracias sean dadas en todo momento al Santísimo y Divinísimo Sacramento del Altar”.Vamos a meditar hoy sobre esta corta plegaria.

Sabemos que Dios es nuestro Creador que a El le debemos todo lo que somos y que no seríamos nada sin su asistencia y su compañía, es por ello que lo más razonable es agradecerle todo lo que hace por nosotros y alabarlo por ser nuestro Dios, pero fíjense en un detalle muy especial de la frase que dice: “en todo momento”, es decir que no basta con que nos acordemos de vez en cuando, los sábados o los domingos de ir a misa o de hacer unas oraciones, nuestras alabanzas y nuestras gracias al Señor deben ser dadas en todo momento, y si razonamos esta propuesta la vamos a encontrar como muy natural, ya que El está pendiente de nosotros en todo momento a cada paso que damos, ¿por qué habríamos de ser menos nosotros en nuestro agradecimiento?.

Lo primero está en reconocer que todas las cosas que obtenemos a cada minuto de nuestra vida son venidas de la mano de Dios, si cuando recibimos algo después de algún esfuerzo físico o mental, por ejemplo el sueldo o la aprobación de un examen, pensamos que somos chéveres, que somos inteligentes que no hay nadie como nosotros, estamos razonando mal, por el contrario ese es precisamente el momento de reconocer la intervención del Señor en nuestras vidas y alabarlo y darle gracias, decir por ejemplo: “¡Oh Señor, Dios nuestro, que grande es tu nombre en toda la tierra”(Sal 9, 10).

Igual sucede cuando vamos a emprender algo, si comenzamos por confiar exclusivamente en nosotros mismos, sin la ayuda de Dios, vamos mal, debemos decir por ejemplo: “Sé mi apoyo y estaré salvado, que tus preceptos sean siempre mis delicias.” (Sal 119, 117).

Si cuando se nos acusa de algo que no hemos hecho decimos: No importa, yo se como defenderme, voy a salir de esto por mi propio esfuerzo, yo puedo.” Está bien que lo digamos para darnos coraje y valentía, pero tenemos que invocar la ayuda del Señor y decirle: “Defiende la causa de tu servidor, no dejes que me opriman los soberbios” “Dame inteligencia para actuar” (Sal 119, 122-125).

Al levantarnos, antes de comer, después de comer, al salir a la calle, al regresar, al comenzar el trabajo de cada día, al finalizar, al acostarnos, eso es lo que significa “en todo momento”, demos gracias y alabanzas al Señor

“Alaben al Señor los reyes de la tierra, todas las naciones, príncipes y los que gobiernan la tierra, jóvenes y muchachas, ancianos y niños, pues su Nombre es único y sublime, su majestad excede cielo y tierra.” (Sal 148, 11-13).

Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.

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