miércoles, 21 de octubre de 2009

X-085 Preparen un Camino.


PREPAREN UN CAMINO.

De vez en cuando recibo algunos emails de personas que no quieren seguir recibiendo las meditaciones, son muy pocas en comparación con los que las leen, pero me causan una gran tristeza, son almas que se pierden, que se cierran ante el llamado a prepararse para recibir a Jesús, me recuerdan a los fariseos, escribas y sacerdotes que se negaron a escuchar el llamado de Juan el Bautista a la conversión y a la preparación de un camino para la llegada de Jesús y por ello Cristo les dijo que se les habían adelantado los publicanos y las prostitutas que se convirtieron ante las palabras de Juan.

En efecto, para recibir a Jesús se requiere de una preparación previa, de un consentimiento personal, es como abrir las puertas y las ventanas de la casa, barrer y limpiar todo, para que circule el aire fresco y entre la luz del sol, de manera que cuando llegue la visita que estamos esperando, todo brille y refleje alegría y felicidad, es renunciar a la oscuridad y las tinieblas, al polvo y al moho, es preparar un camino al Señor.

El profeta Isaías había dicho: “Una voz grita en el desierto: Preparen un camino al Señor; hagan sus senderos rectos.” (Mt 3, 3) Se refería a Juan, el Bautista, que vendría a predicar ante la inminencia de la llegada del Mesías, diciendo: “Renuncien a su mal camino, porque el Reino de los Cielos está cerca.” (Mt 3, 2) Muchos de los que le escuchaban se arrepintieron y se bautizaron con agua del rio Jordán, allanando los caminos para la venida de Jesús. Sin embargo, pequeños grupos de fariseos y saduceos no creyeron en sus palabras y se encerraron en sus propias creencias y en sus leyes.

Son palabras de Jesús: “Porque Juan vino a abrirles el camino derecho y ustedes no le creyeron, mientras que los publicanos y las prostitutas le creyeron. Ustedes fueron testigos, pero ni con esto se arrepintieron y le creyeron.”(Mt 21, 32). Un pecador arrepentido está en mejores condiciones para aceptar la palabra del Señor, porque su corazón está dispuesto y siente la frescura de ser agradable ante los ojos del Señor.

Preparemos pues el camino para la venida de Jesús a nuestros corazones, abramos puertas y ventanas a la vida, para que no seamos sordos ante su llamado, para que así el reino de Dios se haga realidad entre nosotros.

Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.

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