CONSTRUIR UN MUNDO NUEVO.
La tarea de construir un mundo nuevo, un mundo de justicia, de paz y de amor, parece a simple vista como una utopía, pero recordemos que “Para Dios nada es imposible” (Lc 1, 17) y esa es la gran tarea que Jesús nos ha encomendado, él quiere que seamos sus apóstoles y que entre todos, con él a la cabeza, construyamos ese mundo ideal.
Vamos a meditar hoy sobre nuestra misión en esta tierra, cada uno tiene que preguntarse ¿Para qué estamos aquí? ¿Cuál es mi misión en esta vida? Seamos sensatos en nuestro análisis, no puede ser que mi vida sea una simple rutina de levantarme, comer, salir a trabajar, el agite del tráfico, de las personas que van y vienen, del bullicio, de las calamidades, las incomprensiones, las envidias, el sufrimiento, para luego regresar a casa a dormir y prepararnos para otro día similar al anterior. Para muchos la vida es así, sin darse cuenta se han incorporado a ese remolino que los lleva de un lado a otro sin darle chance a detenerse a pensar por un momento en la razón de todo esto.
Existe un Dios que nos ha creado a cada uno de nosotros, así como creó a Adan y Eva, nuestros primeros padres, que nos ama intensamente porque somos sus hijos, hechura de sus manos, que ha creado un mundo de riquezas naturales para el disfrute de todos, así como creó el Edén con árboles frutales de todas las especies para que nuestros padres se alimentaran y fueran felices, es eso exactamente lo que Dios quiere de nosotros que seamos felices.
También al igual que a ellos nos somete a prueba para ver si nosotros correspondemos a ese amor, con nuestra obediencia, con nuestra fe y con nuestra esperanza puesta en su poder y auxilio. Esta prueba tiene un término, una duración que para cada quien es diferente y desconocida, pero dentro del cual debemos demostrarle al Señor que somos merecedores de su amor, si lo logramos será nuestra salvación, de lo contrario estaremos perdidos.
El mundo ha heredado la desobediencia de nuestros primeros padres y ha tomado un camino erróneo que no conduce a la verdadera felicidad, es por ello que el Hijo de Dios vino al mundo, para salvar a la humanidad, no para perdernos. El quiere que construyamos entre todos un mundo nuevo, que seamos sus apóstoles, sus seguidores, para lograr alcanzar esta meta. Para que algún día podamos escuchar: “Por fin ha llegado la salvación, el poder y el reinado de nuestro Dios.” (Ap 12, 10)
Agradecimiento: Damaris Martorano de Sosa agradece la Oración Comunitaria que se hizo por la Sra. Luisa Sánchez, quien fue operada y el tumor resultó negativo. ¡Alabado sea Dios! Sigamos orando por su recuperación.
Que la paz y la bendición de Dios lleguen a todos sus hogares, feliz fin de semana y no olviden la misa dominical y el rezo del Rosario en familia.
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