INCREDULIDAD Y FE.
Ayer estaba observando las noticias en un canal de televisión internacional y observé que después de un comentario acerca de la Iglesia Católica, pasaron a mostrar las opiniones de los televidentes dadas a través de la página web de la emisora y me llamó mucho la atención que la mayoría de ellas mostraban una incredulidad total.
La impresión que da es que vivimos en un mundo que es en su mayor parte incrédulo, bien porque nunca han tenido fe o porque la han tenido muy débil y la han perdido fácilmente.
Sin embargo, esto no es nuevo, si leemos las Sagradas Escrituras nos damos cuenta de la incredulidad del hombre a través de los tiempos, el mal trato dado a los profetas de Dios, el rechazo a la venida de Jesucristo y más recientemente la falta de atención a los mensajes de la Virgen Santísima, para el incrédulo todo esto es falso y solo confía en sus propios razonamientos y algunos hasta prefieren ser sembradores de cizaña entre los que si creen, críticos acérrimos y hasta perseguidores de la Iglesia.
Ayer estaba observando las noticias en un canal de televisión internacional y observé que después de un comentario acerca de la Iglesia Católica, pasaron a mostrar las opiniones de los televidentes dadas a través de la página web de la emisora y me llamó mucho la atención que la mayoría de ellas mostraban una incredulidad total.
La impresión que da es que vivimos en un mundo que es en su mayor parte incrédulo, bien porque nunca han tenido fe o porque la han tenido muy débil y la han perdido fácilmente.
Sin embargo, esto no es nuevo, si leemos las Sagradas Escrituras nos damos cuenta de la incredulidad del hombre a través de los tiempos, el mal trato dado a los profetas de Dios, el rechazo a la venida de Jesucristo y más recientemente la falta de atención a los mensajes de la Virgen Santísima, para el incrédulo todo esto es falso y solo confía en sus propios razonamientos y algunos hasta prefieren ser sembradores de cizaña entre los que si creen, críticos acérrimos y hasta perseguidores de la Iglesia.
Nosotros en cambio debemos mostrarnos orgullosos de ser Católicos y mantenernos firmes en la fe al enfrentar cualquier prueba a la que seamos sometidos, porque sabemos que habrá un juicio de Dios y que en ese momento los incrédulos y los perseguidores serán castigados en tanto que los perseguidos serán dignos del Reino de Dios. Nos dice San Pablo en la Segunda Carta a los Tesalonicenses: “..el día en que el Señor Jesús se manifieste glorioso y venga del cielo rodeado de su corte de ángeles. Entonces la llama ardiente castigará a los que no reconocen a Dios y no obedecen al Evangelio de Jesús, Nuestro Señor. Serán condenados a la perdición eterna, lejos del rostro del Señor y de su Gloria irresistible. Vendrá aquel día para ser glorificado en la persona de sus santos y para que todos admiren su obra en los que creyeron, entre los que están ustedes, que acogieron nuestro testimonio.” ( 2 Tes 1, 7-10 )
Nosotros no podemos erigirnos en jueces de los incrédulos, ese juicio corresponde al Señor, solo podemos orar por ellos para que se conviertan y darles ejemplo de vida cristiana, ya lo dice Jesús en la parábola del trigo y la hierba mala: “Los obreros le preguntaron ¿Quieres que arranquemos la maleza? No, dijo el patrón, pues al quitar la maleza podrían arrancar también el trigo. Déjenlos crecer juntos hasta la hora de la cosecha. Entonces diré a los segadores: Corten primero las malas hierbas, hagan fardos y arrójenlos al fuego. Después cosechen el trigo y guárdenlo mis bodegas:” ( Mt 13, 28-30 )
Señor, hazme ser trigo del bueno para que cuando llegue la cosecha me puedas guardar en tus bodegas.
Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.
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