viernes, 30 de abril de 2010

XI-035 Yo estoy con ustedes.


YO ESTOY CON USTEDES.

Dios siempre ha estado con nosotros, con su pueblo, formado ahora por los seguidores de Cristo, su Hijo Amadísimo, porque nuestro Dios es un Dios vivo y presente.

Recordemos que en los primeros tiempos, según nos narra la Historia Sagrada, Dios estaba pendiente de su pueblo que para entonces eran los descendientes de Abraham, los defendió en sus luchas con otros pueblos, los liberó de la esclavitud, les dio de comer y de beber en el desierto y los estableció en una tierra que mana leche y miel. Sin embargo, ese pueblo le fue infiel en infinidad de oportunidades por lo que les envió profetas para alertarles sobre sus infidelidades y sus desatinos, pero ellos los rechazaron, incluso en la culminación de los tiempos les envió a su propio Hijo y no solo lo rechazaron sino que lo crucificaron.

Así Dios creó un nuevo pueblo, formado por los discípulos de Cristo, en el que no hay distingos de raza ni de localización geográfica, solo es necesario ser bautizado para formar parte de él, a ese pueblo pertenecemos nosotros, al nuevo pueblo de Dios. “Jesús se acercó y les habló así: “Me ha sido dada toda autoridad en el Cielo y en la tierra. Vayan pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado a ustedes. Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la historia.” ( Mt 28, 18-20 )

Jesús es el “Enmanuel”, Dios con nosotros, que está siempre a nuestro lado. Recuerdo una frase frecuente de la Sierva de Dios, María Esperanza, “Jesús convive entre nosotros de la manera más natural”. Tanto en los momentos alegres y triunfales de nuestra vida, como en los momentos más tristes que hemos tenido, El ha estado a nuestro lado, aunque a veces no lo creamos, El, así como se alegra con nuestros éxitos, también está presente para consolarnos en los momentos difíciles, para darnos la fortaleza necesaria para seguir adelante. No podemos ser ingratos y repetir la historia del pueblo de Israel, no rechacemos su presencia, recordemos que el pecado es el principal factor que nos aleja de Dios porque significa rechazo a lo que El nos encomendó, por lo tanto aborrezcamos al pecado que nos hace infieles a Cristo y procuremos acercarnos a El con nuestra oración y nuestro arrepentimiento.

Dios quiere estar siempre a nuestro lado, vamos a corresponderle de la misma manera, alabándole, glorificándole y bendiciéndole cada día de nuestra vida. Alabado sea el Señor!

Que la paz llegue a todos sus hogares, les recuerdo este fin de semana acudir a la misa dominical y rezar el rosario en familia para que permanezcan unidos en el Señor.

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