miércoles, 28 de abril de 2010

XI-034 Amemos Apasionadamente a Cristo.


AMEMOS APASIONADAMENTE A CRISTO.

Dios derrama continuamente su amor sobre nosotros y en consecuencia espera de nosotros una respuesta acorde con ese actuar permanente y también acorde con las posibilidades espirituales de cada uno de sus hijos.

La Resurrección de Cristo y la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles son signos de ese deseo ardiente de Jesús, que nos invitan a la reconciliación y al amor apasionado, porque solo amando apasionadamente a Nuestro Salvador podemos retribuirle su pasión y su misericordia.

Muchos son los cristianos que dicen amar a Cristo, pero si nos ponemos a examinar en que consiste ese amor, tenemos que llegar a la conclusión que es un amor frío, se le dedican si acaso unos minutos apenas a la semana y ello como una actividad secundaria, supeditada a la disponibilidad del tiempo que dedicamos abundantemente a otras actividades que tildamos de “prioritarias”.

Ese no es el amor que el Señor espera como respuesta, porque el Corazón de Jesús arde constantemente por amor y el Hijo de Dios vino a este mundo para encender esa llama en nuestros corazones, dándonos para ello toda clase de ayudas que no hemos sabido aprovechar. Cada vez que su palabra llega hasta nuestros oídos por alguna vía inesperada tengamos por seguro que es El quien nos está llamando y espera de nosotros aquella respuesta de Samuel: “Habla, Señor, que tu siervo escucha” (1Sam. 3, 10)

Solo acercándonos a Jesús podemos iniciar el encendido de esa llama que nos pide, ese acercamiento comienza con la oración y la penitencia, poner a Cristo en el primer lugar de nuestras vidas, amarle como le amó Su Santísima Madre, de una manera apasionada y así veremos que sus Sagrados Corazones se transparentan y nos permiten adentrarnos en su intimidad, en la dulzura de ese amor que será la fuente de nuestra felicidad de ahora en adelante.

La vida del hombre sobre la tierra es muy breve, es en realidad un peregrinaje que nos lleva de vuelta a la casa del Señor, ese es realmente nuestro destino, pidámosle a nuestro Creador que nos ilumine el pensamiento para que podamos conocerle y amarle, no con amor frío y de ceremonia, sino con amor verdadero, apasionadamente.

Oraciones Comunitarias: 1) Por nuestro Santo Padre, Benedicto XVI, para que el Señor le de la fortaleza y la inteligencia necesaria para afrontar los ataques a la Iglesia. 2) Por que se agilice la Causa de Beatificación y Canonización de la Sierva de Dios, María Esperanza. (Los que deseen la Oración y la estampita pueden solicitarla y con gusto se la enviaremos.)

Señor te pedimos por todas estas intenciones, escucha nuestras súplicas y atiéndelas según tu Santa Voluntad. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria )

Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.

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