LA RECONCILIACION.
Reconciliación significa restablecer la armonía y la concordia entre las personas o entre las cosas, el hombre por su naturaleza tiene la tendencia a imponer su voluntad o sus caprichos por encima de los demás lo que provoca discordia en la mayoría de los casos, en otros separación y en los más graves el odio y el rencor. Dios no quiere que entre los hombres, sus criaturas, exista esa discordia sino que mas bien se amen y se perdonen las faltas mutuas, es por eso que desde los tiempos de Moisés le dio a conocer sus Mandamientos que no son otra cosa que unas reglas de comportamiento que le permitirán mantener esa armonía entre nosotros y con el mismo Dios.
Sin embargo, también ante estos designios de Dios, el hombre se ha rebelado, por lo que prefirió nuevamente hacer su voluntad y no seguir los caminos señalados por el Altísimo. La falta a los mandamientos de Dios se denomina pecado y este nos aleja de la amistad con nuestros hermanos y nos aleja de Dios, como Dios es vida, alejarnos de El significa la muerte.
Pero Dios en su infinita misericordia quiso reconciliarse con el hombre y envió a su Hijo amadísimo para hacernos revivir. Nos lo expresa San Pablo en su carta a los Efesios: “Ustedes estaban muertos a causa de sus faltas y sus pecados. Con ellos seguían la corriente de este mundo y al soberano que reina entre el cielo y la tierra, el espíritu que ahora está actuando en los corazones rebeldes. De ellos éramos también nosotros, y nos dejamos llevar por las codicias humanas, obedeciendo a los deseos de nuestra naturaleza y consintiendo sus proyectos, e íbamos directamente al castigo, lo mismo que los demás. Pero Dios es rico en misericordia: ¡con qué amor tan inmenso nos amó! Estábamos muertos por nuestras faltas y nos hizo revivir con Cristo: ¡por pura gracia ustedes han sido salvados! Nos resucitó en Cristo Jesús y con él, para sentarnos con él en el mundo de arriba.” (Ef 2, 1-6).
Han pasado más de dos mil años y el hombre parece haber olvidado las enseñanzas de Cristo, ha dejado de lado el “Amaos los unos a los otros” para cultivar la cizaña y la discordia, separándose los unos de los otros, las familias, los pueblos, las naciones.
Sin embargo, la misericordia de Dios no se deja ganar y supera todo obstáculo del enemigo, es por eso que Dios ahora envía a la Reina del Cielo, a la Virgen Santísima para que traiga nuevamente el mensaje de la reconciliación. La Virgen se apareció en Betania y dijo a María Esperanza: “Yo soy María, Virgen y Madre, Reconciliadora de todos los Pueblos y Naciones”. Ella ha venido para reconciliarnos a todos, debemos atender su voz, no caer de nuevo en los mismos errores del pasado, Dios ha sido extremadamente generoso con nosotros y solo desea nuestra salvación. No desatendamos su llamado, volvamos a la vida, a la concordia, a la paz, a la armonía, a la reconciliación, con nuestros hermanos, perdonándonos nuestras faltas, con nuestras familias y fundamentalmente con Dios nuestro Padre y acojámonos en el seno de su misericordia.
Que la paz llegue a todos sus hogares, les recuerdo este fin de semana acudir a la misa dominical y rezar el rosario en familia para que permanezcan unidos en el Señor.
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