CONFIRMACION CELESTIAL.
Mañana sábado 11 de Febrero celebra la Iglesia el día de Nuestra Señora de Lourdes, para recordar quizás la más conocida y famosa de las apariciones de la Virgen Santísima en el mundo, la ocurrida en el pequeño pueblito de Lourdes, Francia, al pie de Los Pirineos en 1858.
Una humilde pastorcita de apenas catorce años, fue la protagonista de estas apariciones, Bernardita Soubirous, a quien la Madre de Dios se le apareció dieciocho veces en una gruta hablándole en su dialecto local y le pidió que excavara con sus manos en el piso de donde surgió un manantial de aguas curativas que han sanado desde entonces a millares de personas de las más diversas enfermedades, provenientes de la propia Francia y de muchos países del mundo. (Anexo encontrarán un retrato de Bernardita)
Los hechos en general son muy conocidos pues se han escrito muchos libros y se han hecho películas que los narran, por tanto son muchos los aspectos que se pueden comentar, sin embargo, hoy quisiera sugerirles meditar sobre uno de ellos que es lo que he dado en llamar “Confirmación Celestial”. Sabemos que la Virgen dijo a Santa Bernardita que ella era la Inmaculada Concepción, siendo que cuatro años antes el Papa Pío IX había promulgado el Dogma de la Inmaculada Concepción.
Es decir que la aparición de Lourdes viene a ser una ratificación que se nos envió desde el Cielo para confirmar lo aprobado por la Iglesia pocos años antes, que la Virgen Santísima fue creada sin pecado original, fue preservada por Dios de esa mancha con la que nacemos todos desde que Adán y Eva, nuestros primeros padres, cometieron el pecado de la desobediencia a los mandatos de Dios, cuando habitaban el Paraíso.
Las autoridades eclesiásticas tardaron años en llegar a la conclusión de que la Virgen Santísima había sido concebida libre de todo pecado, para que pudiera ser el templo donde habitara el Dios Humanado, el Hijo del Altísimo, que creció en su vientre virginal por obra del Espíritu Santo. Luego de muchas discusiones el Santo Padre el Papa, reunido con todos los obispos del mundo, proclamó este Dogma, para que fuera aceptado y creído por toda la feligresía. Es posible que en muchas mentes aún quedaran resquicios de duda si en verdad la Iglesia tenía razón al proclamar este dogma, como se dice “cada cabeza es un mundo”, es por eso que desde el Cielo nos dan esta confirmación, la Virgen le dice a una humilde campesinita que ni siquiera sabía el significado de esas palabras: “Yo soy la Inmaculada Concepción”, es por ello que cuando Bernardita se lo cuenta al párroco, éste queda asombrado por aquella revelación tan especial.
Como conclusión debemos sacar de este hecho que no debemos dudar nunca de las disposiciones, mandamientos, y dogmas que nos impone nuestra Iglesia, todas ellas son inspiradas por Dios y son para nuestro bien, la obediencia a ellas nos llevará siempre por buen camino.
Que tengan un feliz fin de semana, no olviden el rezo del Rosario en Familia y la asistencia a la Misa Dominical.
Dios les bendiga.
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