POLVO ERES…
Recuerda que “Polvo eres y en Polvo te convertirás”, nos dice hoy, miércoles de ceniza, el sacerdote cuando nos impone la ceniza haciendo la señal de la cruz en nuestra frente. (Hay otra fórmula que dice “Conviértete y cree en el Evangelio”)
Estas palabras nos recuerdan nuestra naturaleza física, hecha del polvo como lo dice la Biblia en el Génesis: “Entonces Yavé Dios formó al hombre con polvo de la tierra; luego sopló en sus narices un aliento de vida, y existió el hombre con aliento y vida.” (Gen 2, 7) Esta es una verdad innegable, corroborada por la ciencia, ya que un análisis de la composición química de nuestro cuerpo demuestra que está constituido por minerales que se encuentran también en el polvo de la tierra, de hecho cuando nuestro cuerpo es enterrado se va corrompiendo y desintegrando hasta que en pocos años se confunde con la tierra que hay en su entorno, nos convertimos de nuevo en polvo.
¿Cuál es el objeto de recordarnos esta verdad? ¿Cuál es el mensaje que nos trae el Miércoles de Ceniza?
Se trata de “bajarnos los humos” como se dice en lenguaje popular, de bajarnos de esa nube en la que la mayoría nos subimos apenas nos dan cualquier cargo, así sea de Presidente del Club de Bolas Criollas del barrio, ya nos estamos creyendo que estamos por arriba de los demás y los miramos por encima de la nariz de arriba abajo como a miserables criaturas que no se nos pueden igualar y queremos mandar e imponerles nuestras ideas.
Que tontos somos, la realidad es que somos seres tan pequeñitos al lado de la tierra y del universo que nos rodea que es como si comparásemos a un hombre con una hormiguita. Sin embargo, todos somos hijos de Dios, y nos ama por igual. El hombre trata siempre de superarse, de destacarse en medio de la sociedad y esto es loable, pues Dios nos ha dado unas habilidades y unos talentos que debemos desarrollar y multiplicar, debemos tener autoestima, pero esos logros no deben ser para atropellar a los demás ni para que nos sintamos superiores a ellos, a todos nos ha creado Dios de la misma manera, de la misma tierra y cuando el Señor decida quitarnos ese aliento de vida que nos puso en funcionamiento, nuestro cuerpo volverá irremediablemente a su origen, al polvo.
Vivimos por la gracia de Dios, y a El debemos nuestra fe y nuestra confianza, ese aliento de vida que Yavé sopló en las narices de Adán, nos lo ha dado a todos nosotros y eso es lo que nos mantiene vivos, moviendo esos kilos de minerales de un lado para otro, cuando El decida retirarlo, volveremos al polvo. Solo nuestro espíritu quedará vivo para presentarse ante el Supremo Juez y dar cuenta de lo que hicimos con la vida que nos habían dado.
“No pongas tu confianza en los que mandan, ni en el mortal, que no puede salvarte; no bien se le va el alma, vuelve al polvo, y ese día se acaban sus proyectos.” (Sal 146, 3-4)
Recuerda que hoy es día de ayuno y abstinencia.
Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre toda tu familia y permanezca siempre.
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