viernes, 8 de junio de 2012

XIII-049 Necesitamos orar más, mucho más.



NECESITAMOS ORAR MAS, MUCHO MAS.

Se avecinan tiempos difíciles, no se necesita ser adivino ni profeta para darse cuenta de ello, basta con estar al tanto de lo que está ocurriendo en el mundo, las tensiones internacionales se hacen cada vez más peligrosas, lo que aunado a las crisis económicas por las que atraviesan los grandes países hace una mezcla explosiva cuya temperatura aumenta cada día. Por otra parte, el hombre ha deteriorado el planeta a tal punto que la tierra está cambiando su comportamiento, han variado los climas, son cada vez más difíciles de predecir las lluvias y las sequías, los glaciares se derriten y aumenta el calentamiento global y el nivel de los mares, la naturaleza también está en crisis. ¿Cuál es la razón de todo esto? ¿Qué podemos hacer?
Las sociedades entran en crisis cuando se apartan de Dios, cuando se dejan de lado sus mandamientos, cuando prevalece la avaricia antes que el compartir, el egoísmo antes que la bondad, la injusticia antes que la justicia, cuando la posesión de bienes materiales, de riquezas y poder está por encima de todo, cuando los hombres se creen dueños y señores de su destino.

Esta situación se da en diversos grados en todos los estratos, me refiero a que no es asunto exclusivo de las altas esferas sino que en su medida lo observamos también en las clases medias y bajas, para una inmensa mayoría la oración parece una pérdida de tiempo, muchos hombres la consideran cosa de mujeres y se apartan del rezo para conversar y echar cuentos o para simplemente darse “su puesto” de hombres y dejar el rezo a las féminas. Que modo de pensar tan equivocado.

Leamos lo que dice el apóstol Santiago en su carta: “Hermanos míos: ¿Sufre alguno de ustedes? Que haga oración. ¿Está de buen humor? Que entone cantos al Señor. ¿Hay alguno enfermo? Que llame a los presbíteros de la Iglesia, para que oren por él y lo unjan con aceite, invocando al Señor. La oración hecha con fe le dará la salud al enfermo y el Señor hará que se levante; y si tiene pecados, se le perdonarán.” (St 5, 13-16).

Necesitamos orar más, mucho más, vamos a pedir por nuestras propias necesidades y por las del mundo entero, vamos a pedir por aquellos que no rezan, para que el Señor les infunda la fe necesaria para valorar la oración, para dejar de lado los prejuicios erróneos y comprender que la oración es el gran medio de comunicación del hombre con Dios, que Jesús nos dijo que todo lo que pidiéramos en su nombre lo recibiríamos, que tocáramos y se nos abriría que Dios, Nuestro Padre, nos ama más que a toda su Creación, pidámosle para que haga que los hombres cuiden esa misma Creación, cuiden la pureza del aire y de sus aguas, la riqueza de los bosques y de los valles, la fauna y la flora de la tierra. Oremos más, mucho más.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón y tengas un feliz fin de semana, recuerda el rezo del Rosario en familia y la Misa Dominical.

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