jueves, 14 de junio de 2012

XIII-051 !Que palo de agua, compadre!




¡QUE PALO DE AGUA, COMPADRE!

Ayer estuvimos en Betania y a media tarde fuimos sorprendidos por un tremendo palo de agua, como se dice en criollo, una verdadera tormenta de esas que los americanos llaman “flash-flood” que hizo crecer al pacífico Río Tarma hasta una altura entre cinco y seis metros y con un torrente que a gran velocidad se llevaba por delante cuanto encontrara a su paso. Simultáneamente hubo un apagón que dejó sin luz a una amplia zona de los Valles del Tuy, estos centellazos de la naturaleza cuando nos hace presenciar la violencia de sus fuerzas, lo repentino e inesperado de su aparición, nos hace meditar, los invito a hacerlo como lo hicimos nosotros ayer al contemplarla.

Uno de los primeros efectos que tienen las crecidas del Rio Tarma tanto en el Santuario como en Finca Betania y en Finca Los Rosos es el bloqueo de las salidas, especialmente para los vehículos que se encuentran dentro de las Fincas ya que los peatones pueden movilizarse a lo largo de las pasarelas que se encuentran a unos diez metros por encima del lecho del río. Sin embargo, quedarse encerrado en Finca Betania no causa para nada sensación de miedo o peligro, por el contrario en Betania existe una gran sensación de protección y abrigo, es la presencia de la Virgen Santísima, Nuestra Madre del Cielo que nos inspira esa seguridad y tranquilidad, de allí que la primera opción está en la observación del fenómeno, en la búsqueda de la oración como sinónimo de recogimiento interior y de meditación, para dejar de último las alternativas de solución o la simple espera del regreso a la calma porque el cristiano es en primer lugar confianza en Dios, luego esperanza y amor.

En el capítulo cuatro del evangelio según San Marcos encontramos: “Al atardecer de aquel mismo día, Jesús dijo a sus discípulos:”Crucemos a la otra orilla del lego” Despidieron a la gente y lo llevaron en la barca en que estaba. También lo acompañaban otras barcas. De pronto se levantó un gran temporal y las olas se estrellaban contra la barca, que se iba llenando de agua. Mientras tanto Jesús dormía en la popa sobre un cojín. Lo despertaron diciendo: “Maestro, ¿no te importa que nos hundamos? El entonces se despertó. Se encaró con el viento y dijo al mar: “Cállate, cálmate.” El viento se apaciguó y siguió una gran calma. Después les dijo: ¿Por qué son tan miedosos? ¿Todavía no tienen fe? Pero ellos estaban muy asustados por lo ocurrido y se preguntaban unos a otros: “¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?” (Mc 4, 35-41)

En nuestra vida estamos sujetos a pasar por tempestades de diversa índole, son las fuerzas del mal que se azotan sobre los hombres y el miedo nos hace pensar que Dios está dormido y que no está pendiente de nosotros, es la falta de fe verdadera, pero no tengamos miedo, Jesús está siempre con nosotros en las buenas y en las malas y él puede superar esas fuerzas que se interponen en nuestro caminar y puede hacerlas callar y calmarse, nuestra fe nos hará ver a un Dios cercano y podremos pasar, como los apóstoles en aquella barca, del temor al asombro al contemplar su poder y su gloria. Alabado sea Dios.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón, les deseo a todos un feliz fin de semana, no olviden el rezo del Rosario en Familia y la Misa Dominical.

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