lunes, 18 de junio de 2012

XIII-052 Dime qué te alegra y qué te entristece de mí.



DIME Qué TE ALEGRA Y Qué TE ENTRISTECE DE MI.

Hola amigos, cómo pasaron ese Día del Padre, yo la pasé muy bien, junto a mis hijos y mis nietos que es la mayor alegría que puede haber el sentir a toda la familia reunida en el calor del hogar. Hoy quiero invitarles a meditar un poco en lo que Jesús pueda estar pensando de nosotros, él es capaz de ver nuestro interior, nuestra alma y en un segundo conocer todo acerca de nosotros, es en ese momento que podríamos averiguar qué de bueno tenemos en nuestro corazón que pueda alegrarle y qué de malo hemos hecho que pueda entristecerle.
En los evangelios encontramos varias pruebas evidentes de lo que les he dicho en el párrafo anterior, recordemos por ejemplo el pasaje de San Juan en el que el Apóstol Felipe lleva a Natanael para que conozca a Jesús: “En aquel tiempo, Felipe se encontró con Natanael y le dijo: “Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en la ley y también los profetas. Es Jesús de Nazaret, el hijo de José”. Natanael replicó: ¿Acaso puede salir de Nazaret algo bueno?” Felipe le contestó:”Ven y lo verás”. Cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo: “Este es un verdadero Israelita en el que no hay doblez”. Natanael le preguntó: “¿De dónde me conoces?” Jesús le respondió: “Antes de que Felipe te llamara, te vi cuando estabas debajo de la higuera”. Respondió Natanael: “Maestro tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel”. Jesús le contestó: “Tú crees, porque te he dicho que te vi debajo de la higuera. Mayores cosas has de ver” Después añadió: “Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”. ( Jn 1, 45-51 )

Son muchas las cosas que podemos meditar sobre este pasaje del evangelio, pero en especial quiero resaltarles el hecho de que Jesús con solo una mirada a distancia de Natanael, cuando estaba debajo de la higuera, le hizo un recorrido interior y encontró que en su alma no había doblez, que aquel hombre era un hombre íntegro y esta acción de Jesús es tan sorprendente que a pesar de sus dudas iniciales del discípulo, en Natanael se opera una conversión casi instantánea y reconoce en Jesús al Hijo de Dios, al rey de Israel.

También cuando estamos frente a Jesús en el Sagrario, él nos está observando, a corta distancia, él está viendo nuestro interior, es el momento de preguntarle Señor dime ¿qué te alegra de mi y qué te entristece? Que de bueno he hecho para poder repetirlo y aumentarlo, y que cosas he hecho que no te gustan y así poder evitarlas y apartarme de ellas. Señor, yo quiero ser mejor cada día, quitar todos mis dobleces para que tú puedas opinar de mí lo mismo que opinaste de Natanael al conocerlo “en él no hay doblez” y así poder un día contemplar tu gloria, junto al Padre y al Espíritu Santo, en medio de los ángeles del cielo.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios descienda sobre ti y tu familia y permanezca por siempre.

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