martes, 2 de octubre de 2012

XIII-092 Mantengamos la unidad de la Familia.



MANTENGAMOS LA UNIDAD DE LA FAMILIA.

En la sociedad actual observamos una disgregación de las familias, padres que se separan y luego pelean por la custodia de los hijos, hijos que huyen de sus casas y hasta llegan a odiar a sus padres, ancianos que se consumen en las casas de beneficencia teniendo hijos y nietos que podrían ocuparse de ellos y ni siquiera los visitan de vez en cuando, y por otro lado se producen matrimonios homosexuales y se promocionan por los medios de comunicación, estos a su vez difunden novelas y películas en las que todas estas desviaciones humanas se presentan como cuestiones normales dentro de la vida moderna, aplaudiéndolos cuando ocurren entre miembros de la farándula o del cine, una sociedad así es caldo de cultivo para la anarquía, la delincuencia, el crimen y los vicios, es una sociedad que corre a su destrucción definitiva. ¿Por qué sucede esto? ¿Cómo podría evitarse?

“La Familia es la esperanza de la humanidad”, decía la Sierva de Dios Maria Esperanza, es por eso que debemos orar para que cada día haya más familias unidas, más familias santas en nuestra sociedad, una sociedad de familias unidas avanza hacia un futuro mejor.

Aún hoy existen familias que son modelos de unidad y amor entre  padres e hijos, nietos y otros familiares o parientes, de ellos debemos tomar ejemplos y consejos, haciendo de nuestro objetivo una meta real, concreta. La familia es y debe ser producto del matrimonio entre un hombre y una mujer, de allí que debemos fundarla sobre bases firmes, el matrimonio no es cosa de juego, no es una conveniencia temporal, el matrimonio católico es para toda la vida, es indisoluble. La Iglesia Católica ha sido firme en esto, ha preferido perder a todo un país de fieles antes de consentir en la disolución de un matrimonio católico, como ocurrió en la época de Enrique VIII en Inglaterra.

Como modelo de lo que debe ser una familia santa, la iglesia nos presenta a la Sagrada Familia de Nazaret, Jesús, María y José, una familia sencilla, humilde, admirable. Una familia formada por un matrimonio y un hijo, a la que Dios asigna nada más y nada menos que la misión de albergar en su seno al Hijo de Dios hecho hombre, verlo crecer en secreto y cuidarlo hasta que inició su vida pública, y todo lo pudo hacer dentro de la mayor sencillez, en medio de sus actividades normales y ordinarias, al punto de que los judíos de su pueblo que les conocían se admiraban al ver hablar a Jesús en la sinagoga y se preguntaban entre si: “¿De dónde le viene esa sabiduría? ¿Y de dónde esos milagros? ¿No es este el hijo del carpintero? ¡Pero si su Madre es María!” (Mt 13, 53-55).

Dios es nuestro Creador, cada uno de nosotros forma parte del plan de Dios, a cada quien nos ha asignado una tarea y nos inspira y nos ayuda para que la cumplamos, para algunos la misión está en la vida consagrada y Dios infunde en ellos la vocación para el sacerdocio o la vida religiosa, para otros el llamado es a formar una familia y multiplicar la especie humana, es una tarea también muy difícil pero llevadera si la aceptamos como venida del Padre que nos ama y que confía en nosotros. La tarea de mantener unida a la familia no es solo del padre o de la madre, es tarea de todos los miembros de la familia y cada uno debe poner de su parte para lograrla y mantenerla. Alabado sea Dios.
  
Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca siempre.

No hay comentarios: