EL MENSAJE DE LA RECONCILIACION.
El Mensaje que vino a traer la Virgen María a Betania, a finales de la década de los setenta y comienzos de la década de los ochenta, y que predicó la Sierva de Dios Maria Esperanza por todo el mundo en la última década del Siglo Veinte, sigue teniendo plena vigencia en nuestros días, tanto a nivel personal como a nivel nacional e internacional, por lo que es bueno meditar acerca de su contenido con frecuencia.
La Virgen se hace llamar en Betania como María Reconciliadora de todos los pueblos y naciones, ella viene a reconciliar lo que está dividido, lo que el demonio con su trabajo incesante y cruel, -recordemos que demonio significa “el que divide”-, ha estado separando, sembrando la cizaña en medio del trigo para que crezca con sus frutos de odio y rencores que no permiten la amistad entre los hombres y que separan a la humanidad de su Creador y de su Hijo.
Es así como las familias, células fundamentales de la sociedad, se van disgregando con la utilización de nuevos tipos de unión entre las parejas no bendecidas por Dios, nuevas costumbres en las que se van trivializando pecados graves que ofenden al Altísimo, juegos que aficionan a los niños al uso de armas y al menosprecio de la vida humana y drogas que envilecen y degradan la condición humana de los individuos que la componen, todo esto separa al hombre de Dios y separa a los hombres entre si y ese malestar se va propagando hasta afectar no solo a los individuos sino a los pueblos y naciones, en los que se sustituyen los valores sociales más elementales por el deseo de poder y dominación, causando desavenencias y guerras.
La oración de Jesús al Padre, durante la cena de despedida con sus discípulos, pone su acento en la unidad, una unidad basada en el amor: “Padre no solo te pido por mis discípulos, sino también por los que van a creer en mi por la palabra de ellos, (se refería a todos nosotros) para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado.” (Jn 17, 20-26)
Tenemos que adentrarnos en ese Mensaje de la Reconciliación y hacernos un examen de conciencia, preguntándose cada quien ¿qué he hecho yo por la unidad de mi familia? ¿Qué puedo hacer de ahora en adelante por la unidad y reconciliación no solo en mi familia sino en mi comunidad y en mi país? Busquemos esa reconciliación que nos pide la Virgen de Betania, comenzando por reconciliarnos nosotros con Dios y teniendo a Jesús en nuestro pecho pedirle que nos haga mejores, que seamos ejemplo y mensajeros de paz y de justicia, para que podamos trasmitir su amor a los que nos rodean.
Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.
Que la paz de Cristo reine en tu corazón, te deseo un feliz fin de semana, no olvides el rezo del Rosario en Familia y la asistencia a la Misa Dominical, que Dios te bendiga.
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